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TEATRO

Estreno de "Contacto peculiar", de Mike Stott

La compañía de Rocío Dúrcal estrenó anteayer, en el teatro Reina Victoria, la obra Contacto peculiar, del dramaturgo inglés Mike Stott, en adaptación de Enrique Llovet y dirección de Adolfo Marsillach.Mike Stott ha trabajado en el teatro Aldwych, de Londres, y en los espacios dramáticos de la BBC. Entre sus obras estrenadas en los escenarios británicos figuran Zonas erógenas, Lenz y Medianoche. La comedia Fanny peculiar, en su versión original, se ha representado en Alemania e Inglaterra y acaba de estrenarse en Nueva York.

El escritor y crítico teatral Enrique Llovet ha reelaborado el texto original, que conserva un cierto aire británico, con un ajuste coloquial vinculado al espectador. «Los ingleses hacen buen teatro con este tipo de comedias amorosas -declara-, formalmente bien construidas, para actores sólidos y muy divertidas. Cuando vi la obra me reí mucho y me pareció que la idea de la sed sexual descarada tratado en una forma burlona es un tema actual, ya que aquí se ha superdramatizado el sexo.»

«En el trabajo de adaptación he tenido que clarificar el tema, que tiene una cierta identificación con los obsesos que pululan por nuestra vida. Junto con Marsillach, hemos hecho un auténtico recuerdo del viejo cine cómico. Este tipo de comedia burlona, autocrítica, generosa y tolerante con las debilidades humanas es un género difícil.»

El tema de la obra viene a ser «una contemplación tolerante y un poco burlona de la publicidad que hoy tiene el sexo». La complejidad del montaje, con tres escenarios corpóreos que han obligado a montar un giratorio, ha sido el motivo del retraso de su estreno.

Adolfo Marsillach y Enrique Llovet han realizado juntos los espectáculos Tartufo y Sócrates. Otra serie de obras, como El español en la sopa, en la cama, en la muerte... fueron prohibidos.

«Aparte de mi amistad profunda con Llovet -declara Marsillach-, acepté este trabajo porque es una obra muy divertida. El protagonista es una especie de ácrata que basa su acracia en que hay que hacer continuamente el amor y luchar contra la falsa moral y la hipocresía de la sociedad. Intenta atacar el puritanismo de la sociedad protestante, que es muy parecido al de la sociedad católica. Esta obra también me devolvía al mundo del humor. Mi montaje pretende ser un pequeño homenaje al maravilloso mundo de Sennet, Keaton, Laurel, Hardy, inspirándome en la técnica del cine cómico mudo. »

Tanto Llovet como Marsillach piensan que se está produciendo un fenómeno excesivo de reverencia frente al sexo. «Hemos pasado -dice Marsillach- del tabú de la censura franquista a poner el sexo en primer plano. El sexo es importante, pero no tanto. Los desnudos continuos de nuestros actores y act rices me dan un poco de risa. En mi montaje pretendo contar el sexo en un camino de regreso, como quien explica un cuento infantil. He hecho ejercicios con los actores para no españolear la obra, pero tampoco para britanizarla; por eso se me ocurrió irme a las fuentes del cine mudo, ofreciendo más espectáculo que lo que el texto sugiere.»

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