Recrudecimiento de la acción guerrillera en Centroamérica

Tres nuevos brotes de violencia se han producido, casi simultáneamente, en otros tantos países centroamericanos, con un saldo de dos muertos y varios heridos. En Nicaragua, país que atraviesa una grave situación interior, a causa de los recientes ataques guerrilleros y del deterioro del Gobierno de Anastasio Somoza, grupos armados del Frente Sandinista de Liberación ocuparon una aldea fronteriza con Honduras, San Fernando, y atacaron con granadas y ametralladoras el cuartel de la Guardia Nacional de dicha localidad. Aunque es muy posible que se hayan producido, ni el Gobierno ni los sandinistas han hablado de bajas. En El Salvador, dos personas murieron y varias más resultaron heridas al disparar la policía contra los integrantes de una manifestación de campesinos que recorrieron las principales calles de la capital salvadoreña en demanda de mejoras salariales. La policía informó que se vió obligada a disparar para, «responder a las ráfagas de ametralladora lanzadas desde la manifestación».En los últimos meses se han producido varios incidentes sangrientos en la República de San Salvador. En febrero, seis personas murieron por disparos de la policia, cuando una manifestación compuesta en su mayoría de estudiantes protestaba por el desarrollo de las elecciones presidenciales, a las que calificaba de fraudulentas. Pocos meses después, el llamado Grupo Popular de Liberación «Farabundo Martí» secuestró y asesinó al ministro de Relaciones Exteriores. En represalia, un grupo de extrema derecha, conocido como Unión de Guerreros Blancos, mató a balazos al jesuita Alfonso Navarro. El Grupo Popular de liberación cerró esta trágica espiral con la muerte del ex presidente Osmán Aguirre y del rector de la Universidad Nacional, Carlos Alfaro, ocurrida el pasado 16 de septiembre.

El último de los incidentes tuvo lugar en Guatemala, donde veinte guerrilleros asaltaron y ocuparon la población de El Ruedito, en el este del país, y secuestraron a dos personas, el representante del ejército y el alcalde de la población, para desaparecer más tarde en las montañas próximas.