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La conferencia de Belgrado se inicia hoy bajo un tono conciliador

ENVIADO ESPECIAL, La segunda etapa de la Conferencia sobre Seguridad y Cooperación en Europa (CSCD), o «segundo Helsinki» que se inaugura hoy en Belgrado con el propósito declarado de impulsar una mayor apertura política, militar, económica e informativa en el Este y el Oeste de Europa, se realizará, prácticamente, a puertas cerradas. Tal hecho refleja, por sí solo, las contradicciones que pesan sobre esta conferencia.

En la reunión, que se prolongará hasta el 22 de diciembre, participarán todas las naciones europeas, excepto Albania, más, Estados Unidos y Canadá, que el 1 de agosto de 1975 firmaron en Helsinki un documento en el que se comprometieron a respetar una serie de principios sobre seguridad militar, cooperación económica y cultural, y derechos humanos en todo el continente. Ese documento constituye hoy el único instrumento legal de la llamada política de detente entre las grandes potencias, sobre todo entre Estados Unidos y la Unión Soviética.«Los 35 de Helsinki», entre los que figura España, deberán examinar ahora los resultados de la supuesta aplicación de esos principios, redactar, obligatoriamente, un documento final de la Conferencia, y fijar fecha y lugar para la próxima reunión. En la asamblea preparatoria, efectuada entre el pasado 15 de junio y los primeros días de agosto, España representó un papel relevante: de las trece propuestas presentadas sólo fueron aceptadas dos; elaboradas precisamente por Madrid. «Nuestra política en esta nueva CSCD -declaró ayer a EL PAIS el secretario de embajada Jorge Fuentes, integrante de la delegación hispana- consistirá en no escarbar demasiado en el problema de los derechos humanos.»

El jefe de la representación española, embajador Juan Luis Pade Soraluce, llegaría hoy a Belgrado y ocupará el decimoctavo lugar entre los 'oradores que intervendrán en la sesión inaugural. A partir del próximo jueves 0 viernes empezarán a trabajar cinco comisiones de espaciálistas, encargadas de discutir los tres grandes capítulos o cestos de principios de Helsinki, seguridad en Europa, cooperación económica y derechos humanos, más otros dos temas importantes: la situación en el Mediterráneo, sobre la que no se debatirán asuntos estratégicos, sino, simplemente, colaterales, como los problemas ecológicos, y la espinosa cuestión de la continuación o preparación de la tercera fase de la CSCD, en 1979 o 1980, a la que España aspira a proporcionar sede, «si antes -comentó recientemente el portavoz soviético Yuri Vorontsov- Madrid no decide- incorporarse formalmente a la Alianza Atlántica (OTAN)».

Actitud conciliadora del Oeste

Alrededor de mil periodistas y de cuatrocientos diplomáticos se disputan hoy en la capital yugoslava el discutible privilegio de asistir al espectáculo de naciones que saben de antemano que,no podrán ponerse de acuerdo, ni siquiera sobre la índole de sus verdaderos desacuerdos. Belgrado sólo es una oportunidad para probar la sabrosa y picante cocina yugoslava, luchar inútilmente con los teléfonos y los télex locales, y observar de cerca el socialismo autogestionario del régimen del mariscal Tito. «Todo ello segun acaba de sugerirnos Gunther von Well, jefe de la delegación de la República Federal de Alemania, mientras C-arter y Grorniko (ministro soviéti co de Relaciones Exteriores) hablan de la bomba.»

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Ayer, los diplomáticos occidentales volvieron a mantener una reun lón-«reservada» conel fin de coordinar sus respectivas, v a veces antagónicas, posiciones. Tras ese conciliábulo, Well nos indicó que se había decidido «no buscar confrontaciones con ningun país, incluida la URSS, y equ i librar los puntos de vista sobre los derechos humanos , con el deseo de evitar todo lo que pueda parecerles a los soviéticos una provocación». Tal política encajaría perfectamente con la intención de España y de los países neutrales, como Suecia o Yugoslavia. Un diplomático norteamericano señaló también a EL PAÍS: «La Administración Carter desea concluir pronto un acuerdo sobre las SALT (limitación de armas estratégicas). Un enfrentamiento abierto con la U RSS en Beigrado sería contraproducente en términos de la dlstensión.»

Subsisten, no obstante, bastantes dudas en torno de estos proyectos conciliadores, entre ellos los generados por el nombramiento de Arthur Goldberg, uno de los diplomáticos yjuristas más duros y hábiles de Estados Unidos, como jefe de los envia dos de Washington Belgrado. Por eso, qu izás, el soviético Vorontsov acaba de declarar en Belgrado que su país está dispuesto a discutir en Belgrado «cualquier tema, pero sólo en la medida en que la discusión resulte constructiva».

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