Ricos pretendientes a la plaza de Madrid
Numerosos pretendientes ricos, algunos muy ricos, están al acecho y preparan, con sus dineros, su estrategia para cuando concluya la concesión de Las Ventas a la empresa Nueva Plaza de Toros de Madrid, SA, que será la temporada próxima. Lo que no se sabe es si la Diputación Provincial, propietaria del coso volverá a sacarlo a subasta y en qué condiciones. Es posible que el resultado de las elecciones municipales dé la clave, y en tal caso habrá que esperar.
Nuestra opinión ya es bien conocida. Debemos adelantar que en el toreo la suscriben casi todos los profesionales, pues aquellos que menos contratan, o los que contratan bastante pero para lidiar lo peor a cambio de cuatro perras, tienen su esperanza puesta en que desaparezca la oligarquía que ha hecho presa en este mundillo y en que se abaraten los costos para que suban las oportunidades de vestirse de luces y las retribuciones, y pueda hacerse una sólida promoción del espectáculo.Esa opinión se concreta en que ha de ser la propia Diputación la que explote la plaza, mediante un consejo de administración, con su gerente técnico-en la materia, y siempre sin intermediarios.. El canon que en la actualidad paga la empresa arrendataria es muy elevado, e incrementa de forma grave los costos del espectáculo, con la natural consecuencia del encarecimiento del precio de los boletos y limitación de honorarios. Pero, además, la propia naturaleza del canon hace que a Ia mencionada empresa le sea rentable montar un determinado número de festejos, traspasado el cual la curva de beneficios empieza a decrecer, porque llega un momento en que los gastos superan a los ingresos. Es decir, que si se rebasara en determinada cantidad ese número de festejos, probablemente el balance anual arrojaría beneficios, desde luego, pero muy inferiores a los que ofrece con una programación de corridas y novilladas cuya suma no sufre la incidencia del progresivo incremento del canon.
De manera que es la propia Diputación -prácticamente en situación de monopolio en Madrid, por lo que respecta a este espectáculo- la que, con tal sistema de arrendamiento, impide las posibilidades de desarrollo de la fiesta en la llamada primera plaza del mundo. Los toreros, en sus nuevas asociaciones y sindicatos, van a levantar la voz para airear esta cuestión.
Derecho de tanteo
Pero estábamos en que sociedades y particulares irán al asalto de Las Ventas cuando la subasta se produzca. Sabemos que Nueva Plaza de Toros de Madrid, SA, hará lo posible por no perder el negocio, y como tiene derecho de tanteo, aceptará la cifra máxima de adjudicación, sea cual fuere, aunque, por supuesto, siempre que no se equipare a más allá de ciertos límites. Quizá sea el centenar de millones de pesetas. Pero, según fuentes americanas, hay en México un capital dispuesto (doscientos millones de pesetas, en principio) para que un hombre de paja español puje y gane sin problemas la subasta. Un torero aún no retirado tendría algo que ver con esta operación.
Todo lo cual, de resultar verdad, es una locura; sería la muerte misma de la fiesta de los toros en Madrid, por suicidio. En una época de crisis de calidad del toreo que, por tanto, alcanza a su audiencia, poner el piso de plaza a ese precio (solamente abrir las puertas costaría sobre los cuatro millones de pesetas por festejo, y a partir de ahí todos los demás gastos de organización) supondría convertir un espectáculo de profunda raíz popular en un lujo inalcanzable para la mayoría de los ciudadanos, agudizaría las situaciones de monopolio y marginaría a la mayor parte de los toreros y ganaderos.
Añádase a cuanto queda dicho la gran proyección de la plaza de Madrid en todo el mundo taurino y el poder que en el mismo ámbito tiene quien la administra.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.