Incierto ingreso en la CEE
En el momento en que España plantea su demanda de ingreso en el Mercado Común europeo hay que preguntarse si esta nueva adhesión será un factor de fortalecimiento o de debilidad de la economía europea.En muchos aspectos, la situación española se asemeja a la de Italia, el enfermo de la CEE: una gran población agrícola consagrada a las culturas meridionales, desequilibrios regionales, fuerte dependencia exterior en el dominio energético; la peseta, con dos devaluaciones sucesivas, no podría, lo mismo que la moneda italiana, aguantar la disciplina de la serpiente monetaria europea.
Excedentes agrícolas estructurales (aceite de oliva, vinos, frutas) corren el riesgo de pesar sobre el presupuesto de la CEE, añadiendo gastos sobre los de la reorganización del mercado común agrícola entre Francia e Italia. A medio y largo plazo, el esfuerzo de sólidaridad que deberá aportar la CEE para elevar la economía española al nivel de los países más desarrollados por el juego de ayudas sociales y regionales será de un coste financiero elevado. Al mismo tiempo, España se unirá al grupo de los débiles de la CEE (Italia, Inglaterra, Irlanda, Grecia y Portugal), haciendo más aleatoria todavía la puesta en marcha de la unión económica y monetaria que los jefes de Gobierno se han fijado como objetivo desde 1969...
La capacidad de producción y de exportacion a precios compe.titivos, en los dominios agrícola e industrial, se explica por el nivel de salários en gen eral más bajo que en el conjunto de los países de la CEE. Este atraso, que proporciona una ventaja para la exportación, será progresivamente superado por las centrales sindicales. Sin embargo, la economía española, que tendría la tendencia a aumentar sus exportaciones para equilibrar la balanza comercial, constituirá todavía, en los años próximos, una seria amenaza para ciertos sectores de producción y regiones de la Comunidad.
, 1 septiembre
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