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Difícil situación interna para el Gobierno de Bonn

La huida de Italia del jefe de la policía nazi de Roma y miembro de las SS, Herbert Kappler, plantea no sólo graves problemas entre los dos países afectados, la República Federal de Alemania (RFA) e Italia, sino también, una incómoda situación interna para el Gobierno de Bonn. Kappler, al que que atribuyen varios cientos de asesinatos durante la dictadura nazi, no podrá ser enviado nuevamente a Italia, donde cumplía cadena perpetua, porque lo impide el artículo 16 de la Constitución alemana occidental.Según este texto ningún alemán puede ser objeto de extradición. Quizá, para atenuar el efecto que ha producido la fuga de Kappler, ayudado exclusivamente por su mujer, según dice ella misma, el gobierno democristiano de Baja Sajonia ha pedido a Roma las actas del proceso seguido contra Kappler por crímenes de guerra y ha anticipado que si se le encuentra tendrá que comparecer nuevamente en Alemania, acusado de 335 asesinatos.

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Sea añagaza alemana para atenuar el malestar creado entre los dos Gobiernos, o sea efectivamente una determinación, lo cierto es que la huida del ex miembro de las SS ha vuelto a suscitar el problema de los criminales de guerra nazis supervivientes, para los que cada día es mayor la indulgencia de los alemanes. El propio jefe de la Democracia Cristiana, Helmut Kohl, ha comentado, a propósito de la fuga del ex jefe de la policía alemana en Roma, que al fin «el drama de Kappler ha encontrado su final», y que «tanto él como otras personalidades de la vida pública alemana se interesaban desde hace años por su puesta en Iibertad».

Italia, a su vez, debe hacer frente a una doble situación, según se refleja en los medios de información alemanes. Por un lado debe manifestar una cierta firmeza para evitar que la opinión pública italiana sospeche de connivencias con los políticos de Bonn y, por otra parte, se siente obligada a reivindicar los crímenes cometidos por el fugitivo contra la población italiana. Los intereses económicos actuales pesan mucho, pero la dependencia de la RFA no tiene por qué hacer olvidar los delitos cometidos por los ocupantes alemanes hace tres décadas.

A los centros judíos de localización de nazis, con sede en Tel Aviv y Viena, siguen ahora los «nuevos comandos de partisanos» italianos dispuestos a encontrar a Kappler allí donde se encuentre, para evitar por encima de todo que la indulgencia que muestran los alemanes no sea síntoma de un nuevo comienzo de tiempos pretéritos. La fulgurante rehabilitación de Speer, mantenedor de la guerra en los últimos tiempos, y arquitecto de Hittler, lleva a pensar que la sociedad alemana tiene resortes para asimilar generosamente a los últimos puntales del tercer Reich, de los que Hess y Kappler son dos muestras sentimentales transcendentales.

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Otra hipótesis sobre la fuga

El nazi Herbert Kappler pudo escapar de Italia, el pasado 14 de agosto, en un barco de la marina de guerra alemana, que permanecía en el puerto de Nápoles desde hacía varios días, en una escala de un viaje de adiestramiento por el Mediterráneo.

Reacción de Israel

La huida del ex coronel de las SS ha provocado que Israel haga saber al Gobierno de Alemania Federal que «todos los criminales de guerra deben ser castigados», según informaron ayer funcionarios israelíes en Tel Aviv.La República Democrática Alemana (RDA) también criticó ayer la actitud oficial de Alemania Federal, en relación con el criminal de guerra.

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