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La obra completísima de Ramón, una exigencia

Estamos ante un caso flagrante de nuestra cultura. Razón por la que, más que proclamar, exijimos una decidida realización. Puede que tardíamente, pero sobre estas cuestiones deja de ser tópico el dicho de más vale tarde que nunca. Este impulso tan decidido acaba de surgir de un grupo todavía reciente, denominado «Los Ramonianos», integración avanzada de todos aquellos amigos y fervorosos lectores de Ramón Gómez de la Serna, el escritor más químicamente puro que ha existido y cuya obra rutilante y engendradoramente precursorista sigue siendo minoritaria respecto al amplio, por masivo, público.Precisamente, el genial creador de las greguerías, él, el que ha hecho en España, intuitivamente -al decir de Antonio Marichalar-, una labor simultánea y afín en cierto modo a la de los futuristas italianos, los expresionistas alemanes y los cubistas franceses. Culminación de obra rutilante -como hemos apuntado antes- porque su brillar es de oro (de Novísimo Siglo de Oro), resplandeciendo y lanzando auténticos rayos de luz. Pudiéndosele añadir lo de que es el Picasso de las letras. Y algo así como un San Juan Bautista, que, naciendo antes de Cristo, le anunció su venida al mundo, pues valores posteriores fueron iluminados,-y ahí están brillando hasta el maximo- por Ramón: Borges, Cortázar, Arrabal...

Y, sin embargo, no tiene sus verdaderas Obras Completas (aunque existan unos volúmenes publicados con tal nombre). Obras Completas que en el caso singular de Ramón debería adquirir la deno minación de Obras Completísimas. Sabido es, por los que conocemos a fondo y en extensión su vida y su obra, que ello significa ardua tarea. Pero, justicicramente, hay que abordarla de una vez, con definitivo impulso. Y debe partir de la industria editorial española. Sería, más que un lujo, un honor, un homenaje a la profesionalidad de la literatura española de todos los tiempos, comose hace con El Quijote. ¿Por qué no la edición anual y habitual de los gremios de editores y libreros?

Hemos señalado -efectivamente- lo que ello significa de ardua tarea para recopilar, sobre todo, el numerosísimo material ramoniano diseminado por diarios y revistas (e incluso la radio y la televisión) de medio mundo. Y la originalidad de sus cartas. No hace mucho, Ricardo Sanabre -decano-comisario de la Universidad de Extremadura daba público conocimiento de unos inéditos de Ramón compilados por el profesor José Begoña Rueda en una tesis titulada El tema de la muerte en la obra de Ramón Gómez de la Serna. Y Juan Pedro Quiñonero (ocho años insistiendo sobre nuestro planteamiento exigente, como asimismo Rafael Conte) recogía en el suplemento de Arte y Letras del madrileño Informaciones el comentario de Sanabre que bien merece reproducirse.

«... El autor de la tesis -perfilaba Ricardo Sanabre- ha investigado numerosas cartas inéditas de Ramón a Alfonso Reyes, que se encuentran en la capilla Alfonsi, de la ciudad de México. Péro, además, ha examinado numerosísimos manuscritos de Ramón que reflejan el pensamiento de sus últimos años, que jamás han sido publicados, y que se encuentran cuidadosamente guardados en el archivo especial de la Universidad norteamericana de Pittsburgh. Entre ellos, hay uno importantísimo Ensayo sobre Dios, que el señor Begoña ha transcrito en parte de sus tesis y que demuestra cómo Ramón -escritor mucho menos frívolo de lo que pueda parecer- volvió en sus últimos años a las creencias cristianas, abandonadas desde su niñez. Con estos descubrimientos y los análisis que realiza el autor de la tesis, podemos tener ya una imagen completa de la trayectoria vital de Ramón. ¿No es además vergonzoso que para averiguar todo esto haya sido necesario buscar los datos en México y en Estados Unidos? Hace algún tiempo el Ayuntamiento de Madrid tuvo la oportunidad de comprar esos manuscritos, y no lo hizo (era alcalde Carlos Arias Navarro). Imagino que no serían demasiado caros cuando fueron a parar a Pittsburgh y no a Yale, Princeton, Berkeley o cualquier otra de las grandes universidades norteamericanas.»

Inéditos, pues, que deberían estar incluidos en su obra total. Aun teniendo muy en cuenta la proliferación intelectual de Ramón -como la tenemos-, nuestra exigencia desde aquí no debe dar motivo a más comentarios vindicadores y debe ponerse manos a la obra. Mejor dicho: manos a esas Obras Completísimas que integren el caudal inmenso de cuanto salió de la pluma de este madrileño universal, desconocido en buena parte de 16 tierra, y desconsiderado por quienes tienen la obligación de poseer una mejor cultura. La agrupación de amigos de Ramón, bajo el nombre de «Los Ramonianos», se lo exigimos a los medios editoriales de nuestro país.

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