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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Segundo Gobierno Suárez

LA FORMACION del tercer Gobierno de la Monarquía lleva las huellas de la comprensible inmadurez de nuestro sistema democrático, todavía en rodaje. Pese a que el ceremonial de las entrevistas del señor Suárez con los jefes de otros grupos ha cubierto las formas usuales de los países con madurez parlamentaria, el carácter incipiente de los partidos integrados en la UCD y la plena identificación durante la campaña electoral de la formación ganadora con su líder explican sobradamente que, el nuevo Gabinete sea un traje hecho a la medida de su presidente. En efecto, este es un Gobierno de Suárez, de hombres personalmente vinculados al presidente o de miembros de su coalición electoral. El vicepresidente político, Abril, es un hombre directamente promovido a la vida pública por el señor Suárez. Otro tanto hay que decir del ministro de la Presidencia, Otero, subsecretario hasta hoy en el palacio de la Moncloa, En este sentido, hay que considerar al nuevo equipo como un intento de fortalecer la posición política del presidente y la tendencia, a medio camino entre la tecnocracia y la reforma, que aspira a impartir a la nueva etapa. Otro hombre de la más estrecha confianza del señor Suárez, el señor Martín Villa, se mantiene al frente de la cartera de Gobernación, un ministerio clave tanto para el mantenimiento del orden público como para el control de los Gobiernos Civiles y la Administración Local. También el señor Sánchez de León, responsable de la Sanidad y de la Seguridad Social, pertenece al círculo de amistades políticas del presidente. Es probable que este grupo de hombres constituyan una especie de «gobierno dentro del Gobierno» en todo lo que se relaciona con la gestión política y administrativa y con la consolidación de la unión parlamentaria y el partido político nacidos de la UCD.Dos son, a primera vista, los aciertos del presidente: la creación del Ministerio de Defensa y el nombramiento de ese ejemplar soldado que es el teniente general Gutiérrez Mellado para desempeñarlo; y la entrega a un excelente equipo de técnicos, presidido por el señor Fuentes Quintana, de los puestos claves del equipo económico.

Ya desde hace algunos años era evidente la necesidad de unificar criterios administrativos y organizativos entre los tres ejércitos como supuesto previo para la necesaria definición del plan estratégico conjunto que debe ser elaborado por la reconstituida Junta de Jefes de Estado Mayor. Por lo demás, el titular de la nueva cartera ha demostrado sobradamente su temple personal, su claridad de ideas y su patriotismo a lo largo de las difíciles pruebas a que fue sometida su autoridad durante los últimos meses.

También es una buena medida la creación del Ministerio de Economía y la designación del señor Fuentes Quintana como vicepresidente para Asuntos Económicos.

El nuevo Ministerio de Regiones, a cuyo cargo correrá la preparación de las negociaciones sobre las autonomías de las «nacionalidades históricas» y las medidas descentralizadoras de carácter administrativo, ha sido encomendado a un político sevillano, el señor Clavero. En la nueva estructura del Estado español, las regiones subdesarrolladas, a la vez que pueden comprender los agravios inferidos por el centralismo a Cataluña y Euskadi, deben hacer oír su voz sobre los temas de la emigración económica forzosa, la pobreza del medio rural y la planificación de las inversiones a escala peninsular.

Dos connotaciones más deben ser analizadas y contrastadas en profundidad para aclarar las claves del nuevo equipo: presencia financiera y presencia tecnocrática. En el primer punto podría asociarse la coincidencia de los señores Oliart, Lladó y Garrigues (los tres emparentados al grupo financiero del Banco Hispano Americano, del que el nuevo ministro de Industria era consejero-director hasta su nombramiento). La línea tecnocrática podría estar simbolizada en el vicepresidente político, señor Abril, y de modo indirecto, pero de algún modo evidente, en los liberales Garrigues y Camuñas. Hay una tercera y poderosa institución también representada en el Gabinete: la Iglesia católica- a través de sectores de influencia demócrata-cristiana. Es significativa en este sentido la permanencia en el Gobierno de los señores Oreja y Lavilla. Y no hay que ignorar la llegada de un hombre perteneciente a la línea más abierta de ese sector, Iñigo Cavero, a quien se entrega la cartera de Educación precisamente en el momento en que va a replantearse a fondo el papel de la Iglesia en la enseñanza. En resumen, nos hallamos ante un, Gabinete de gestión, con un horizonte aproximado de un año, con enormes problemas económicos y políticos por delante y una coherencia interior que será puesta a prueba desde las primeras semanas. Un Gobierno en el que los hábitos de las décadas pasadas no podrán prevalecer. Porque existe un Parlamento libremente elegido, una completa radiografía electoral de España y un sistema de controles y contrapesos que han homologado ya en buena parte a nuestro país con las democracias del occidente europeo.

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