La "cumbre" del Mercado Común concluye sin acuerdos de fondo

Los «pobres y los ricos» de la Comunidad Económica Europea volvieron a diferir en su última «cumbre» de Londres, concluida ayer, acerca de los métodos a seguir para acabar con la inflación y el desempleo actuales. Tal desacuerdo fue subrayado en la rueda de prensa final por el presidente de la comisión de la CEE, Roy Jenkins, al decir que en los dos últimos días los jefes de Gobierno de «los nueve» habían protagonizado «fuertes discusiones pero no decisiones sólidas».Callaghan, el presidente saliente de los consejos de la CEE, también subrayó esa decepción, al tiempo que presentó un comunicado conjunto en el que se recogen iguales perspectivas económicas que las señaladas en la última reunión que los mismos jefes de Gobierno celebraron en Roma en marzo pasado.

Tampoco en la cuestión de la lucha contra el desempleo y la inflación alcanzaron los miembros de la Comunidad una solución satisfactoria. En el primer caso, serán ahora los ministros de Asuntos Sociales lo que estudien en otoño un programa global de creación de empleo para jóvenes y mujeres, especialmente, para resolver la crisis estructural que se padece en ese campo.

Ni Italia ni Gran Bretaña han podido con la resistencia alemana al relanzamiento de su economía. En el comunicado conjunto, que es parco en palabras y en decisiones, se indica el desacuerdo.

Proteccionismo

No ha quedado muy claro, ni en el comunicado ni en la conferencia de prensa conjunta Callaghan-Jenkins, pero se ha insinuado en esta asamblea de Londres la posibilidad de revisar la política comercial liberal que la CEE, como principal importador y exportador del mundo, sigue manteniendo. En algunos países, sobre, todo en los menos desarrollados económicamente, tal apertura crea dificultades de empleo que, quizá, tendrian que salvarse aplicando alguna forma de proteccionismo.

En el plano político, el texto de afirmación del apoyo de la CEE a la nacionalidad y «a la patria» palestina ha sido un duro golpe para Israel.

Las relaciones Este-Oeste y la revisión de la distensión han traído otro punto de unión para la política comunitaria. Todos los líderes de «los nueve» estuvieron de acuerdo en hablar en Belgrado de la distensión como un fundamento indivisible de la coexistencia internacional.

No hubo referencias específicas a España y a su nueva situación política. En general, prevaleció el convencimiento de que una ampliación debe someterse a amplia negociación. Acabada ésta, además, sería necesario un período de transición -«muy largo», dicen los alemanes- para ajustar a los nuevos, miembros.