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Jazz

Paul Desmond

A finales de 1951. Dave Brubeek convenció a su viejo camarada Paul Desmond (que antes había formado parte de su Octeto) para que abandonara su puesto de primer saxo alto en la orquesta de Alvino Rev y formara con él su célebre cuarteto, cuarteto que a partir de 1953 (tras su primera victoria en el referéndum anual de la revista Down Beat) empezó a ganar bastante dinero, mucho más que ningún otro grupo pequeño de la historia del jazzY así empezó a ser conocido este oficinista sensato, lírico, mordaz, tranquilo, que se llamaba en realidad Paul Breitenfeld y que tenía como oficio la música de jazz. Había nacido el 25 de noviembre de 1924 en San Francisco (donde su padre trabajaba en un cine como organista en la época de los filmes mudos), que aprendió música el saxto alto y el clarinete en la Escuela Politécnica de su ciudad natal cuya carsera profesional comenzó en 1946 que fue miembro del cuarteto de Dave Brubeck durante diecisiete años y que falleció en Nueva York el 3 de mayo del presente año.

Esta es a grandes rasgos la biografía de un hombre que durante una gran parte de su vida ha estado marcado por lo que pudiéramos llamar hrubeck mania. Su más claro parangón lo encontraremos en el vibrafonista Milt Jackson y su fuerte dependencia de otro pianista. John Lewis en el seno del también disuelto Modern Jazz Quartet. Paul Desmond surgió a la escena del jazz cuando en su instrumento era Charlie Parker el inequívo o profeta, sin embargo, nuestro hombre eligió el otro camino y prefirió ser discípulo del único saxo alto del jazz moderno que no había seguido a Parker: abrazó la causa de Lee Konitz, quizá porque éste era tan mordaz, irónico, introvertido y aparentemente inocuo como él. De ahí, su sonoridad diáfana y cristalina, el lirismo de sus frases, la fluidez musical de un diálogo tan fácil, tan simple que parece que no se va a terminar nunca. Es como si se enroscara y girara sobre sí mismo y quisiera destruirse poco a poco. Pero siempre frenado contenido domeñado, sin dejarlo volar libremente. En definitiva: soso, frío, aburrido sin embargo. Morgan Ames, uno de los que mejor le conocían, nos dice de él que era un infatigable conversador

Citemos, finalmente, su trabajo como compositor. con temas como Balconi- rock (en comandita con Brubeek), Wendy, Take ten, Eleven four, Any other time y sobre todo el famosísimo Take five (uno de los primeros temas que utilizaron en nuestra música un ritmo de 5/4) cuyos derechos de autor han sido majestuosos de cuya popularidad sirva como ejemplo el que yo se lo he oído tocar a una tuna universitaria madrileña. Con su muerte el mundo del jazz pierde a un intérprete pulcro, honesto, correcto, inteligente , que durante diecisiete años hubo de sufrir la egolatría el carisma y el best-sellerismo de su jefe Dave Brubeck. con el que sin enibargo (aradojas de la vida) confesaba estar total y absoluta mente compenetrado.

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