Cartas de dolor y ternura
La editorial francesa Des Femmes publicó en 1975 un libro de Eva Forest, Diario y cartas desde la cárcel, en el que se conjugan el documento aterrado y la ternura. El libro recopila una serie de cartas de Eva Forest escritas a sus hijos durante su larga estancia carcelaria. Este es uno de los fragmentos de una de las cartas que ratifica lo expuesto anteriormente:«Es media tarde. Hace sol y en la habitación hay una enorme luz, demasiada para mis párpados cansados y mis ojos que desean la penumbra. ¿Por qué ocultaros que he llorado mucho? el llanto es algo tan humano como la risa y yo me siento profundamente hombre... Están ocurriendo cosas incomprensibles y hay que hacer enormes esfuerzos para sobrevivir. Tengo la impresión de que el Proceso de Kafka no fue nada comparado con lo que nos está viniendo encima. Pero no quiero naufragar y hago esfuerzos por resolver, de la mejor manera, la situación caótica que nos envuelve. Hay que tener calma, me digo. Lo primero es aclarar lo que pala, veamos: hay que hacerse un esquema de cual es la situación real, tener una visión lo más alejada posible, que no me envuelva la niebla... Pero ya en ese mismísimo momento, nada más proponerme ordenar lo que pasa, me pierdo. ¿Qué es lo que tengo que ordenar? No entiendo nada, absolutamente nada. ¿Qué intereses hay en liar este asunto? ¡Es terrible tanta impotencia! Esa incomunicación empieza a serme insoportable. ¿Qué pensarán los de fuera? ¿Qué estará pasando fuera, en el mundo? No se nada desde el día de mi detención. ¿Qué han, dicho de nosotros? ¿A quién han detenido más? Parece, según se deduce de las largas horas de interrogatorio que he tenido, que es bastante la gente que está siendo molestada. Me siento impotente. Horas y horas teniendo que contestar a dos o tres cosas que ignoro. ¿Depósitos, de armas? ¿Amigos militares? ¿Si sé de algún complot que se estuviera fraguando? Realmente creo que Kafka no vio nada. ¡Si supiera describir algunas situaciones! Algún día... ¿Veré ese día? Pero bueno, no me hagáis, demasiado caso, ya os he dicho que hoy es un día gris para mi ánimo, un día, que más que escribir, me gustaría estarjunto a vosotros y hablar y hablar... Es uno de esos días en que uno le suele decir a los seres queridos .«mira, déjame hoy, porque no me siento bien y prefiero estar solo». Pero necesitaría poder decir eso a alguien: ¿Lo entendéis? ¿Verdad que sí? Nosotros nunca nos hemos ocultado nada y hemos sido por ello muy felices. La vida es así de compleja y no hay que cerrar los ojos. Eso mismo es lo que ha hecho que no os ocultara, un momento malo... Tendría que hablaros de otras muchas cosas pero entonces no se si os llegaría ,este diario que ya como un gran favor me ha sido concedido escribir ... »
Babelia
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