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Reportaje:Alberti regresó a su tierra

Bien venido Alberti, por venir cantando

Comentario a una trayectoria

Nació el 16 de diciembre de 1902, en El Puerto de Santa María. Desde sus primeros versos, Alberti es un poeta cabal, geométrico, de aúrea proporción, claridad marítima y perfección primera. Vino a Madrid en 1917 y pintó antes de componer sus primeras poesías, que publicó en las revistas Horizonte y Alfar. La poesía nace de la concentración y el recogimiento. Esputos de sangre, consecuencia de una vida azarosa, San Rafael y los pinos del Guadarrama le curan de su enfermedad. Luego, silencio y melancolía. En 1924 sale a la luz Marinero en tierra, libro de poemas breves, sucintos, con rumores de olas. Se oye cantar la mar brezadora de¡ sueño, berceuse, musical. Graciosa cadencia y suaves ondulaciones que peina sabiamente el poeta. Descubrimiento de la poesía: la gracia, que, es movimiento dentro del orden. Y sigue La amante, mensaje del mar a Castilla seca y desértica, y de paso, exactas impresiones, resplandecientes intuiciones: «Miradme, que pasa el mar». Por agotamiento íntimo, ha terminado una etapa de su poesía: la musical jugosa y entrañable. Comienzan las elevadas inquisiciones poéticas. Necesita encerrar el temblor desordenado y emotivo de su alma en prisión conceptual, ordenadora. Escribe tercetos para ejercitarse. Hasta que encuentra el título Pasión y forma, que, por sugerencia de Bergamín, cambia en Cal y canto. Poesía plástica, de pintor, labrada a cincel, rica de imágenes desencadenadas, sucesivas, en demasía de tropel. Góngora, «el creador del álgebra superior de las metáforas» (I), es su ídolo. En esta obra de Alberti, la inundación imaginativa, la audacia y el disparadero gongorino se mantienen dentro de la simetría figurativa. El vértigo, el cine, el dinamismo de la imagen se refleja en «Yo era un tonto y lo que he visto me ha hecho dos tontos». Poesía surrealista o suprarreal, de imagen objetiva, no introvertida. A diferencia de ese surrealismo romántico, de que hablaba Alberto Beguin, la poesía de Alberti no ilumina el infierno interior del alma. Poemas que por su original trastrueque del mundo real, recuerdan la similar operación de Tristán Tzara y del Vallejo de Trilce. Sin embargo, de ahora en adelante, Alberti ya no escuchará ese manantial de imágenes que brota de sí mismo. Oye el vuelo trascendente de un más allá que está aquí y es terrestre.Sobre los ángeles es el fruto de ese arrebatamiento. Los ángeles son muchos, buenos, malos, feos, supervivientes, están aquí y allí, son «seres rotos, encendidos y violentos». En realidad, son las almas vagabundas, y dispersas delos hombres y de las cosas. No son las perfecciones primeras que cantaba Rilke. Son ellos los que están como vigías detrás de nosotros, vivificando la inercia mortal del mundo. Sentimiento lírico y belleza formal, crean en su poesía una antítesis desgarradora. Y escribe Consignas, con prólogo del ppeta peruano Xavier Abril. Pocsiá imprecatoria, de condenas, blasfemias y fulminaciones quevedescas.

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En 1931 ingresa en el Partido Comunista. Se constituye la generación del 27. Alberti la reconoce como suya. Es diferente de la del 98, que comenzó por un descubrimiento crítico de la realidad de España y terminó por su idealización mítica, con la aceptación conformista de su belleza mísera. Los del 27, se reunen en torno a la revista Octubre, que funda Alberti en 1934. La poesía de Alberti es la más comprometida política y socialmente. Poeta en la calle y De un momento a otro, son gritos de protesta, de dolor, de combate. No es que pase de la poesía pura a la poesía comprometida. Durante la guerra civil, dirigió la revista El mono azul y con su verbo encendió a los combatientes. En Capital de la gloria, cantó a los campesinos, a los brigadistas, a los que mueren en el combate y a los soldados que duermen en las trincheras.

El olvido y el recuerdo

Después de la derrota en 1939 marcha a Francia. Vida bilingüe de un refugiado español son palabras dobladas que le hacen creerse muerto en vida. Recuerda y oye voces, como la de Sanches Ventura. Después de una breve estancia en México llega a Argentina. Entre el clavel y la espada, es el poema del destierro: «Entre los dos vivimos de un lado un seco olor a sangre, y de otro un aroma de jardines.» Es-, paña estará siempre presente como dolor, presencia oculta y esperanza de retorno. En Baladas y canciones del Paraná, asoma una nueva poesía sencilla, emotiva,y evidente por cristalina. «Pensé ponerle a mi casa un nombre: El Olvido. Le di otro nombre: El Recuerdo.» Alberti es el poeta ya de la memoria permanente, en vigilia. «Sol de esta tierra, yo llevo de otra tierra, un sol dentro.» Así, su poesía alcanza la cima señera de la dialéctica trágica, la contradición de su alma, el doble vivir del recuerdo y de la esperanza., «Yo soy un toro de fuego», pero no se quema, como otros, en la melancolía desesperanzada.

El mundo cambia. Las democracias ganan la guerra. La primavera de los pueblos es un canto de resurrección pero, al mismo tiempo, aprieta y recoge su verbo poético en una síntesis alada. Escribe Las coplas de Juan Panadero, profesión de fe estética: «Por eso es hoy mi cantar, canto de pocas palabras y algunas están de más.» Después de llegar a ser lo que es, un perfecto geómetra, escribe su obra cumbre, A la pintura, que son definiciones exactas, deslumbrantes revelaciones, petrificaciones sensíbles, armonías sonoras, pintura poética. Es un verdadero tratado sobre la pintura y el color, de divinas proporciones. Poesía que alcanza la plenitud de la objetividad. Se ve, se toca y se palpa la palabra.

Y ahora, vuelve a España, desde Roma, con su canto en los labios. Bienvenido sea, porque viene cantando. «Creemos el hombre nuevo, cantando. El hombre nuevo de España, cantando. El hombre nuevo del mundo, cantando...»

(1) Ortega y Gasset.

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