La reforma local, pendiente de las elecciones y de la nueva Cámara legislativa
EL PAIS: ¿Qué revisión debe sufrir la ley de Bases de Administración Local, conforme a la evolución política que se está operando en España?Viola: Ante todo, creo que debe quedar bien claro que cualquier proceso de reforma o evolución que se le deba dar de ahora en adelante a cualquier aspecto de la vida española, incluyendo la Administración Local, ha de quedar pendiente hasta que pasen las próximas elecciones y las Cortes que se formen comiencen a darle cuerpo a la futura Constitución española. En virtud de esto, la ley de Bases queda ahora como un derecho constituido que estamos articulando a trozos, dejando sin este procedimiento aquellas bases que han de ser competencia directa de la Cortes. De esta forma, quedan sin articular y a la espera de la formación de la Cámara, bases tales como la 4.ª, referida a la constitución del Ayuntamiento; la 5.ª, que habla de la elección o designación de alcalde, o la 14.ª, destinada a clarificar la constitución de la Diputación. Ahora mismo, por tanto, no se puede saber cuál es exactamente la revisión que pueda sufrir en esas Cortes futuras la actual ley de Bases, puesto que es materia exclusiva de ellas. Cómo se hará, tampoco se puede prever, ya que esa es una cuestión técnica y hasta de gustos. Lo mismo puede articularse toda la Administración Local en la propia constitución que ésta dejar en absoluta libertad para una articulación posterior que vendría dada por los intereses de cada una de las zonas o regiones del país a administrar.
EL PAIS: Sin embargo, a pesar de esa espera impuesta, ¿podría intuirse qué línea sería la que podría seguir la reforma de la Administración Local?
Viola: Hablando ya de lo que puede ser el campo de la pura intuición, yo creo que la línea que siga la reforma de la Administración Local habría de ser paralela a la seguida en la reforma política de todo el país. Lo más probable sería pensar en que para la Administración Local se imponga el mismo sistema que el de la elección de las Cortes, es decir, por medio de sufragio universal, directo y secreto. Hemos de tener en cuenta que, de ahora hacia el futuro, la ley de Bases ha de servir de puente hacia la nueva articulación que se le dé a esta parte de la vida política española.
Las cartas especiales
EL PAIS: ¿Es de esperar que sigan existiendo las cartas especiales de las que actualmente gozan los municipios de Madrid y Barcelona?Viola: Las cartas especiales tienen una función determinada en las grandes conurbaniciones que han ido surgiendo, al estilo de Madrid o Barcelona, aunque, en estos dos casos, la situación es distinta, ya que, mientras Barcelona, aparte del Ayuntamiento, con su ley Especial, tiene una Corporación Metropolitana, Madrid solamente goza de tal estatuto para la Corporación Municipal y lo que podría ser corporación metropolitana está diversificado en varias competencias. Pero lo cierto es que las cartas son un sistema necesario para esas grandes aglomeraciones urbanas de la actualidad. Es más, las cartas actualmente existentes no deberían desaparecer -aunque posiblemente hayan de ser reformadas, como el resto de la Administración Local- y sí deberían aparecer, dentro del repertorio legislativo, otras cartas para ciudades que han ido creciendo, formando grandes aglorneraciones, al estilo de Valencia o Bilbao.
EL PAIS: La reforma del sistema de cartas especiales, ¿ha de estar en consonancia con el resto de la reforma o ha de configurarse como una situación especial para una determinada zona del país?
Viola: la reforma que se está haciendo, tanto la política, actualmente en marcha, como la futura que se pueda realizar en la Administración Local o en otros aspectos de la vida española, han de ser un todo coherente, con arreglo a lo que el país desea que se haga. Pero ha de tenerse en cuenta que cada zona de España tiene su propia razón de ser y han de conjugarse los problemas de origen histórico con
Viola: Unos le llaman peculiaridades, otros nacionalidades. Esto último, algunos lo dicen; yo, no. Yo creo, fundamentalmente, en España. Aunque, por supuesto, me siento muy catalán y muy catalanista. Sin, embargo, lo que me parece que no se puede hacer es comparar el siglo pasado con el actual y las actitudes que regían en cada momento histórico. Pero lo cierto y real es que el centralismo, ahora mísmo, no tiene ya razón de ser. Unicamente, era posible llevar a buen puerto un centralismo a ultranza cuando lo que había que administrarlo era en el marco de un Estado pequeño o con pocas competencias. Son precisas, desde luego, ya que el tamaño del Estado y sus competencias ya no es precisamente pequeño, una serie de técnicas de descentralización, pero no a través de una ley ordinaria, ya que de esa forma se verían expuestas a múltiples cambios, en su mayoría, circunstanciales, sino por medio de una cobertura más firme, esto es, los planteamientos actuales, modernos. Cada región española tiene sus peculiaridades, su idiosincrasia, que ha de ser respetada y considerada.
EL PAIS: ¿Cree, entonces, en la existencia de las nacionalidades dentro de España? contemplada en la misma constitución del país.
EL PAIS: ¿Quienes habrían de ser los encargados de hacer funcionar a las regiones, una vez centralizado el Poder?
Viola: La descentralización es también producto de unas demandas realizadas desde las regiones. Si los cuerpos sociales que hacen esas demandas tienen suficiente entidad, pueden ser perfectamente reconocidos como entes susceptibles de tener un protagonismo dentro de la nación. Pero en esta descentralización que se ha de operar en España no se debe tender hacia la división entre las regiones españolas, que conduciría, únicamente, a un esclerosamiento del Estado. Esta esclerosis, tanto se da por la concentración en un poder único y centralizador, como por la vía de la convención permanente, con una participación total, como está ocurriendo en algunos puntos.
Subvenciones
EL PAIS: Uno de los mayores problemas con que se enfrenta la administración local en España es el de la falta de presupuestos con que hacer frente a la multitud de realizaciones que están haciendo falta. En la mayoría de las ocasiones, el déficit imperante se cubre por medio de unos créditos que, a la larga, ahogan más el presupuesto local. ¿Sería mejor aplicar un sisterma de subvenciones para cada administración local?Viola: El problema no está en la aplicación de subvenciones, sino de entrega de lo que, en justicia, le corresponde a cada núcleo, regional o local. Ahora bien, la hacienda no se ha de ver disgregada en ningun momento a base de la imposición de rentas en distintos sitios del territorio nacional. Si esas rentas, distribuidas por todo el país no se conocen por un solo organismo, no se puede llegar a una programación real de las necesidades. Pero lo cierto es que la única cuestión y distribución posible es la atribución directa de una parte de los recursos, precisamente a aque llas regiones que los están produciendo.
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