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Tribuna:DIARIO DE UN SNOB
Tribuna
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Sonsoles

A Sonsoles le han hecho fallera. Sonsoles es hija de Suárez, el presidente, que estuvo en la cosa. A mí me parece bonito que a Sonsoles la hagan fallera, pubilla, alcaldesa de Zamarramala y lo que sea, pero, cuidado, señor presidente, cuidado.Y digo que cuidado porque ésos, al fin y al cabo, son viejos usos y costumbres de lo de antes, y se empieza por tener una hija fallera o un alcalde autoritario y se acaba queriendo responder ante Dios y ante la historia. Pemán me lo dijo una vez, cuando me llevaba a la grupa de su jaca por la Feria de Abril:

-Hay una cosa que se llama el tirón dinástico de las democracias.

Quería decir que, después de Kennedy, el pueblo americano y la familia del muerto seguían sacándose Kennedys de las urnas para perpetuar la saga dinástica de un clan. Era a propósito de la venida de Jacqueline a la Feria de Sevilla, si ustedes se recuerdan, que coincidió en la caseta con Gracia de Mónaco y ninguna quería hacerle la venia a la otra. Casi se tiraron de los regios moños.

Bueno, señor Suárez, pues cuidado con el tirón dinástico de las democracias que ni siquiera lo son, que anda por Madrid el runrún de que usted ha dado un paso atrás con la denegación de algunos partidos -todos, de Felipe para la izquierda- y la legalización por la espalda de los socialistas históricos, así como la proliferación de la materia centrista y el Partido Institucional, o Constitucional, o como rayos quiera llamarse, que al fin y al cabo vienen a ser los mismos con las mismas. Claro que más grave que todo eso me parece a mí el tener una hija fallera, que eso marca mucho, señor Suárez, que eso imprime carácter, se lo digo yo.

-Eso es una minucia -dice el parado- Usted es que se pierde en minucias.

Ya. Los primores de lo vulgar, que cultivaba Azorín. Pero yo no soy maurista ni del señor De la Cierva (Tampoco de este La Cierva de ahora.) Pero me parece que, entre los pasos atrás que ha dado el presidente en la última semana de febrero, el más grave de todos lo ha dado Sonsoles.

-Cuidado, que se le van a encampanar los valencianos -me advierte el abrecoches, que viene hoy con blusón de chufero levantino.

No. No tengo nada contra los valencianos. Yo soy más valenciano que Joan Fuster. Pero creo que Joan Fuster no se dejaría vestir de fallera. Anda el runrún, repito, de que Suárez quiere ganar las elecciones seguir de presidente y canonizarse a sí mismo, cosa que me parece un error, porque Suárez es el cometa Halley del postfranquismo a la democracia, y un cometa que se queda a vivir siempre resulta, cuando menos, una cosa rara. Aparte los arúspices políticos, a los que yo no escucho porque siempre escribo con rock de los cincuenta/sesenta y estruendo de Elvis -¿se acuerda usted, presidente, de Elvis?-, la autosacralización de un político, de un gobernante, de un estadista, de un líder, empieza cuando a su hija le hacen fallera, o maja, o algo. Eso se va extendiendo luego a toda la familia como un cáncer de oro. Se empieza teniendo una hija fallera y se acaba queriendo hacer de. las elecciones unas fallas.

La prensa internacional ya ha notado los pasos atrás de Suárez, pero a los corresponsales se les ha escapado este detalle de la niña fallera porque ellos no pueden hilar tan fino en la cosa nacional. Cuidado con la autosacralización de un presidente, que puede ir desde el Premio Naranja, que le han dado los chicos de laprensa, hasta la hija fallera, pasando por la creación de un partido propicio. Y repito que no tengo nada contra Valencia. A mí sí que me gustaría ser Fallera Mayor.

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