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También se pide a Carter la reorganización de la FBI

El presidente Carter prometió una «profunda reorganización» de los servicios de espionaje norteamericanos y especialmente de la CIA. Pero los grupos defensores de los derechos civiles piden a la nueva Administración que no pierda de vista a la otra gran agencia de seguridad: la Oficina Federal de Investigación (FBI).

La Unión Americana de Libertades Civiles, el Comité para una Justicia Pública y otras organizaciones similares, dedicadas de forma activa a la defensa de los derechos civiles, hicieron público ayer un proyecto de ley, tendente a eliminar los abusos cometidos por la FBI en la vigilancia de los ciudadanos estadounidenses.En el proyecto, llamado ley para controlar al FBI, se prohíbe la vigilancia electrónica (colocación de micrófonos ocultos). la intervención de comunicaciones, la violación de correspondencia y las entradas subrepticias en domicilios privados y oficinas, sistemas todos ellos utilizados con frecuencia en los últimos años por los agentes de la FBI, que se excedieron en sus atribuciones especialmente cuando se trataba de vigilar a grupos políticos o personas de ideología izquierdista.

Las organizaciones que elaboraron el proyecto de ley buscarán el apoyo de los sectores más liberales del Congreso, para que aquél pueda ser sometido a discusión en la presente legislatura.

El punto esencial de la legislación propuesta, consiste en la abolición inmediata de la división de inteligencia interior de la FBI, es decir la rama de la oficina federal dedicada a investigar y perseguir los delitos políticos.

Los patrocinadores del proyecto insisten en que esta sección procedió sistemáticamente en los últimos años a la vigilancia de personas que no cometieron delito alguno, y que la única finalidad de estas investigaciones era el control de los disidentes políticos.

La oficina, que durante treinta años estuvo bajo el poder absoluto de su creador y primer director Edgar Hoover, comenzó a intervenir en asuntos políticos durante la segunda guerra mundial, para detectar a los posibles «quintacolumnistas» y evitar los actos de sabotaje.

Durante las grandes campañas pro derechos civiles de los años sesenta, la Oficina Federal de Investigación pasó a tomar una actitud claramente beligerante, de la que fue buena prueba la persecución de que hizo objeto al líder negro Martín Lutero King.

Otro de los grandes perseguidos, el Partido Socialista de los Trabajadores (trotskista), tiene en curso un proceso contra la Oficina Federal por las numerosas entradas ilegales que hicieron sus agentes en los locales del partido.

En los próximos días, el presidente Carter deberá anunciar el nombre de la persona por él elegida para dirigir la FBI, toda vez que el actual director, Clarence KeIley, no será confirmado en su cargo por la nueva Administración. KeIley fue acusado el pasado verano de utilizar en beneficio propio los servicios técnicos de la Oficina; y Carter, entonces candidato presidencial, anunció su intención de cesar a KeIley.

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