Carter destaca la superioridad atómica norteamericana
El presidente Carter dijo anoche que, en su opinión Estados Unidos tiene mayor capacidad atómica que la Unión Soviética, aunque expresó su confianza en que pueda llegarse rápidamente a un acuerdo sobre limitación de armas estratégicas con la URSS. Carter insistió en que la defensa de los derechos humanos en cualquier lugar del mundo será una de las claves de su política internacional.
En su primera conferencia de prensa desde que tomara posesión de su cargo, el presidente norteamericano dijo que si estallara una guerra nuclear entre Estados Unidos y la Unión Soviética podrían morir entre cincuenta y cien millones de personas en una primera fase. Carter se mostró optimista respecto a la superioridad del armamento nuclear norteamericano, al que calificó de más perfecto, tanto el utilizado por aviones como el que se dispara desde submarinos, o el que portan los proyectiles balísticos. Sin embargo, el presidente calificó de holocausto lo que podría suceder si llegaran a desencadenarse las hostilidades a ni v el atómico y se refirió a la reducción de armamento estratégico como crucial.
Tres fases para el desarme
Para Carter, hay que llegar a la meta de borrar las armas atómicas de la fase de la Tierra en tres fases. Primero, estabilizar la situación mundial. Luego, reducir el armamento, por último, eliminarlo completamente.
Para el presidente norteamericano urge llegar a un nuevo acuerdo sobre armas estratégicas con la URSS, sin que se incluyan en el mismo los polémicos bombarderos soviéticos Backfire, ni el misil norteamericano Crucero. Estas dos armas, consideradas como muy peligrosas en los dos campos y motivo de los mayores problemas de las negociaciones se dejarían para las conversaciones SALT III una vez firmado el nuevo acuerdo.
Carter expresó su confianza en que el Senado ratificará el nombramiento de Paul Warnke como director de la Agencia de Control de Armamento y negociador jefe de las conversaciones SALT II con la Unión Soviética, y dijo que trabajaría muy estrechamente con él y que compartía sus puntos de vista sobre el desarme. En la actualidad, Warnke es objeto de oposición por parte de los sectores más conservadores del Congreso, que le consideran demasiado blando para negociar con los rusos.
El presidente dijo estar muy preocupado por la venta de bombas de concusión a terceros países y que adoptaría una decisión sobre las mismas en la semana próxima . Evidentemente, esto es una referencia a las ventas de tales bombas, conocidas también como bombas personales, a Israel.
Derechos humanos
Los derechos humanos en el mundo constituyen una preocupación para el pueblo norteamericano, dijo Carter, quien reiteró su intención de defender el respeto a tales derechos y de considerar esta defensa como un elemento clave de su política exterior.
El presidente manifestó que así se lo había hecho saber al embajador soviético en Washington, y dijo que no consideraba los recientes roces con la URSS en relación al tema de los derechos humanos. como una prueba de fuerza de la nueva Administración con Moscú. « Mi postura sobre los derechos humanos está suficientemente clara y es igual a la del pueblo norteamericano», dijo.
Carter anunció asimismo en la conferencia de prensa que si el Congreso incluía reformas sustanciales en su paquete de medidas económicas recurriría al derecho de veto presidencial. Preguntado por la posibilidad de un nuevo escándalo Watergate bajo su Administración, el presidente dijo que Watergate había sido una lección para el pueblo norteamericano y que era prácticamente Imposible que se produjera algo similar, dada su política de mayor apertura y las normas más rígidas que tendrán que cumplir los funcionarios gubernamentales.
El presidente reveló también su intención de celebrar dos conferencias de prensa al mes durante todo su mandato, para tener informados a los ciudadanos de su gestión.
El presidente habló de su próximo programa de ahorro energético y de sacrificios en todos los niveles, que presentará a la nación antes del 20 de abril. Adelantó que será muy, polémico, porque afectará tanto a los consumidores como a las compañías productoras.
A preguntas de un corresponsal sobre una posible nacionalización de la industria energética en Estados Unidos, Carter respondió que la explotación y distribución continuaría en manos de la iniciativa privada, pero que el Estado se reservaba el derecho de regular estos intereses privados en beneficio del consumidor y para evitar excesivos beneficios en las empresas explotadoras.
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