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Expectación en Francia ante la próxima, "cumbre" occidental

La próxima cumbre económica de los países industrializados de occidente, propuesta por Giscard d'Estaing y los dirigentes japoneses, fue el tema esencial de la breve conversación telefónica, de quince minutos, que mantuvieron anteanoche Carter y el presidente francés. No aludieron al affaire del líder palestino Abu Daud, cuya liberación causó al presidente americano, según su propia expresión, un profundo malestar y gran sorpresa. El diálogo fue cordial y, según el portavoz del Elíseo, dio prueba de un deseo de cooperación muy abierto. Carter habló además por teléfono -y en iguales términos- con el «premier» británico James Callaghan, con el canciller alemán Helmut Schmidt y con el primer ministro japonés, Takeo Fakuda.

El presidente Carter se mostró en favor de una cumbre económica, pero no se pronunció sobre la fecha, ni sobre el lugar en el que se celebraría. En principio por el lado francés, Londres podría ser el escenario y, por lo que se refiere a la fecha, Giscard vería con agrado que se hiciese cuanto antes, aunque no se prevé que sea posible antes del comienzo del segundo semestre del año en curso.Sobre las intenciones de Giscard en relación con la conferencia, él mismo, anteayer, en unas declaraciones a un canal de la televisión americana, las expuso indirectamente al evocar los problemas esenciales a los que deberían hacer frente en 1977, los líderes del mundo, industrializado: sobre todo, dijo, es imprescindible un nuevo estudio de la situación económica y, quizá, ciertas acciones comunes.

En segundo lugar, parece que Giscard le habló a su homólogo del diálogo Norte-Sur, interrumpido en esta capital en espera de la instalaciónen la Casa Blanca, de Jimmy Carter y de la formuIación oficial de su política, que el Gobierno francés desearía más asequible.

Giscard d'Estaing intentará por lo demás favorecer a un final honorable de la conferencia Norte-Sur, es decir, que evite su fracaso. Según los planes del presidente francés, la reunión de los países industrializados tendría que definir la forma y el fondo del debate entre el mundo desarrollado y el Tercer Mundo. A su juicio, este seguirá siendo un problema clave durante dos generaciones.

Otra cuestión que sería abordada en la cumbre occidental es la del precio de las materias primas, el petróleo en particular, condicionado como se sabe por las posibilidades energéticas de los Estados Unidos y de Gran Bretaña, países que, por ello tienen interés en que el preció de los crudos mantenga un techo fijo. Sobre este problema, en la capital francesa se espera que la llegada de Carter al poder permitirá aproximar, aun que sólo sea relativamente, las posiciones del presidente americano a las de Giscard y a las del rey de Arabia Saudita, a quien visitará a finales de este mes el presidente galo. Como es sabido, Washington tiene muy en cuenta la política del rey saudí que, hasta la fecha, se ha esforzado en frenar la subida del petróleo. Arabia Saudita, recuérdese, es una de las cajas de caudales más importantes de petrodólares.

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