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Aumenta la decepción en el País Vasco

El sorprendente viaje de Martín Villa al País Vasco ha venido a acentuar en cierto modo la decepción provocada por la nota que suspendió la cumbre municipal vasca de Echarri-Aranaz. El ministro de la Gobernación no se trajo, como algunos esperaban, ninguna medida que compensase la citada prohibición.

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La visita relámpago del ministro se ha limitado prácticamente a anunciar buenos propósitos, repitiendo casi al pie de la letra algunas de las palabras ya dichas por él mismo en otro viaje efectuado al País Vasco durante el mes de septiembre. El hecho de no haber avanzado un paso en cuatro meses significa un evidente retroceso. El propio Martín Villa hubo de reconocer que en el proceso de desdramatización de la vida nacional no hemos mejorado en el País Vasco.El programa de trabajo del ministro dio comienzo a las 10.30 de la mañana, en la Diputación Forál de Navarra, donde recibió a los alcaldes de la provincia, en cuyas filas se apreciaron del orden de treinta ausencias. Algunas menos de las que se registraron a las seis de la tarde en Vitoria, entre los alcaldes guipuzcoanos, vizcaínos y alaveses.

Sólo en el terreno de la cooficialidad del euskera anunció dos novedades: la constitución de una Comisión que delimite las zonas en las que se practica un bilingüismo real -«tan malo es prohibirlo como obligarlo»- y aplicación del euskera a título experimental en algunas corporaciones locales en las que su uso está generalizado.

Respecto a la ikurriña, manifestó nuevamente lo ya dicho en septiembre, de que, sin estar legalizada, dejaría de ser perseguida, promesa que ha sido no pocas veces incumplida durante estos meses. En torno a la reorganización de las fuerzas del orden, declaró que se estudia la implantación de comisarías de policía en los principales núcleos industriales.

Acerca de la reunión de Echarri-Aranaz insistió en que la falta de garantías de mantenimiento del orden había sido la razón que motivó su prohibición -citó la injerencia de algunos partidos políticos en la convocatoria-, pero añadió a continuación que el acto podría celebrarse una semana después si desapareciesen estos problemas.

Reconoció la legitimidad de las aspiraciones vascas por lo que se refiere a la reintegración foral, aunque subrayó las diferencias existentes entre ellas. En todo caso defendió la tesis de que este tema sólo podrá ser resueIto cuando los vascos tengan unos interlocutores válidos, después de las elecciones generales.

Una vez más expuso también el interés demostrado por el Gobierno en ampliar los criterios de aplicación de amnistía, si bien insistió en que el secuestro de Oriol ha impedido el ejercicio de este propósito. Acerca de este tema manifestó que la policía tiene buenas pistas.

En el transcurso de una reunión mantenida con la Corporación municipal de Pamplona se le planteo el tema de la suspensión de José Javier Erice para desempeñar él cargo de alcalde a causa dé un procedimiento judicial instruido en virtud de un acuerdo municipal en materia urbanística. El señor Martín Villa se mostró dispuesto a revisar el caso, siempre que esto no suponga injerencia alguna en la vertiente jurídica del tema.

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Martín Villa sólo anunció buenos propósitos en Pamplona y Vitoria

(Viene de la primera página)En el transcurso de la rueda de prensa, el señor Martín Villa manifestó que el hecho de haber dividido a los alcaldes vascos en dos reuniones no hacía presuponer ninguna postura política respecto a este tema y que, en definitiva, el numero de alcaldes navarros era sensiblemente similar al de las otras tres provincias. Esta decisión ha sido interpretada, sin embargo, de manera bien diferente por persona tan cualificada como el señor Erice. En su opinión, este sorprendente viaje del ministro ha sido un nuevo intento, esta vez desde la Administración Central, de desligar a Navarra del resto del País Vasco.

En su opinión, las fuerzas navarras más conservadoras habrían actuado con rapidez para impedir que un acto como el de Echarri Aranaz, con el refrendo oficiál que en un principio se había anunciado, viniese a significar una inclusión real de Navarra dentro de Euzkadi.

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