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Difícil situación para el Gobierno de París

El prestigio político de Giscard, amenazado por tres escándalos

En menos de tres semanas, el affaire de las escuchas del semanario Le Carnard Enchainé (la justicia dictaminó contra el periódico, que había acusado a la policía), el affaire del príncipe De Broglie, que también ha confrontado a la policía y al Gobierno, y la liberación del palestino Abu Daud, podrían afectar particularmente a la persona del jefe del Estado. Resumiendo, un sentimiento bastante general, ayer, el diario independiente Le Quotidien de Paris, inspirado por la actualidad titulaba a lo ancho de toda la primera página: Valery Giscard declin.

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El Gobierno, por su parte, se está defendiendo con declaraciones diplomáticas que hasta la fecha no convencen a la opinión. El ministro del Interior, Poniatowski, declaró ayer: No veo lo vergonzoso del asunto, tal como se desarrolló. Por el contrario, Francia hubiese perdido consideración de no haber respetado sus compromisos internacionales.Las críticas, incluso en el seno de la mayoría gubernamental, seguían multiplicándose hasta ayer mismo. El antiguo primer ministro de De Gaulle, Couve de Murville, estimó que Francia se ha desconsiderado. Un portavoz del RPR de Chirac, opinaba que Francia no podía sentirse orgullosa y que todo este asunto es incoherente, Para el líder socialista, Gaston Defferre, lo más destacable es una especie de cobardía por parte del Gobierno. Del seno del Partido Socialista, ayer, salió el chiste del día en forma de pregunta: ¿Francia está gobernada por el centro o por el medio?

En el plano internacional, Francia parece decidida a defenderse para salvar las apariencias en espera, seguramente, de que el tiempo calme la tempestad. El Ministerio de Asuntos Exteriores francés convocó al encargado de negocios americano para informarle de que la declaración de Washington sobre el caso Abu Daud era inadmisible (el Departamento de Estado habla manifestado su consternación ante la liberación del palestino).

Entre París y Bonn cundía la impresión de que lo importante era no afectar las relaciones entre los dos países: El contencioso más grave es el pendiente con Israel. Aquí se supone que el Gobierno de París liberó a Abu Daud, no sólo para salvar sus relaciones económicas con los árabes, sino también pensando en las próximas elecciones municipales y legislativas, ya que el electorado judío en Francia es importante y, por otra parte, en los medios oficiales se apreció con cierta inquietud el hecho de que el primer secretario del Partido Socialista, Mitterrand, estuviese invitado, para finales de febrero (víspera de las municipales), al congreso del Partido Laborista israelí.

En este plano internacional, ayer sonó un registro nuevo en algunos círculos de la opinión, próximos al Gobierno, que evocaban la hipocresía de muchos países occidentales, algunos de los cuales también se intimidaron en el momento de la nacionalización de Suez, pensando en las posibles represalias económicas americanas. A los franceses y al mundo entero, Giscard d'Estaing les responderá el lunes próximo con una rueda de prensa más dramatizada aún, como consecuencia del affaire Abu Daud.

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