Polémica por la entrevista del Papa con el alcalde procomunista
La audiencia que el 3 de este mes Pablo VI concedió al alcalde comunista Giulio Carlo Argan, junto con la Junta Capitolina Social-Comunista, ha tenido secuelas polémicas. Pero más que de una discusión política de fondo que ponga en entredicho a las coaliciones de poder ya establecidas se trata de un debate ideológico.
En la citada audiencia Argan, como era de esperar, no se estuvo callado y habló de un tercer saqueo de Roma, a propósito de la especulación del suelo. La codicia y el cinismo -dijo Argan- son las causas próximas y remotas para los pobres de la penuria de vivienda, de la falta de trabajo, de la imposibilidad de alcanzar un soportable, aunque modesto, nivel de vida. Pablo VI no se dio, en realidad, por aludido o, mejor dicho, eludió el asunto afirmando conceptuosamente que Roma es una ciudad única, cuyos destinos terrenos y ultratemporales están inextricablemente unidos.Hasta aquí, en sustancia, los discursos diplomáticos.
La polémica política surgió en porque en la misma junta de izquierdas no todos piensan lo mismo. Ante todo, el vicealcalde socialista, Benzoni, no acudió a la audiencia y se negó a asistir al tedeum de fin de año y a la misa de año nuevo. Un líder de su partido ha aprobado su comportamiento, recordando un proverbio romano: Il troppo stroppia o, lo que es lo mismo, la demasía estropea. Al republicano Oscar Mammi, que fue candidato a la alcaldía, le molesta, sobre todo, que el alcalde haya tenido que escuchar en la ocasión un discurso del Papa sobre el aborto.
Para el pensamiento socialista y laico, tres visitas en poco tiempo son excesivas. El director de La República escribía, al día siguiente de la audiencia, al alcalde: ... Déjese ahora de ir de plaza en plaza, y de iglesia en iglesia besando la sagrada babucha, y ocúpese un poco más de la ciudad que tiene que administrar. Si detrás de los muros vaticanos se esconde algún «ladrón» de esos que han saqueado a Roma, denúncielo. La novelista Natalia Ginzhurg, simpatizando con el alcalde y su rectitud individual, reprocha al Papa su lejanía de nuestra actual realidad. No es más que un ropaje, y una serie de ceremonias, define al pontífice en Corriere della Sera.
Los democristianos -unos con sorna y otros con rencor- han aprovechado la ocasión para hacer notar el vacío de ideas que tiene Argan y sus, hasta ahora, escasas realizaciones.
Los comunistas recordaron ayer lo esencial de este asunto con un fondo del órgano del partido. L'Unitá, escribiendo: En las relaciones entre instituciones civiles y religiosas que actúan en Roma, en los modos peculiares marcados por la historia, ha sido cancelado todo espíritu de cruzada ideológica, y, vuelve, por el contrario, a dominar el espíritu de la tolerancia y del recíproco respeto de las diversas y autónomas esferas de intervención.
Esta polémica ha venido a coincidir con otro tema más grave, pero atinente a la Ciudad Eterna. El semanario L'Europeo había publicado días pasados un reportaje sobre los bienes del Vaticano. Ayer, el diario vaticano L'0sservatore Romano replica con un largo artículo de su vicedirector, Virgilio Levi, inspirado naturalmente por la Secretaría de Estado, hablando de escándalo injustificado, de nuevas formas de anticlericalismo, de agresiones morales burdas y mezquinas. Las distinciones que hace son muchas: una cosa es la cuestión romana, que nadie piensa en reabrir y otra el concordato. L'Osservatore informa que muchos institutos religiosos amargados y afligidos están pensando seriamente en trasladar al extranjero sus casas. En cuanto al régimen fiscal que se les aplica, las cosas, como es sabido, están en vísperas de revisión.
Razones del recelo democristiano
En lo que se refiere al recelo democristiano por el aparente acercamiento de la Iglesia a los sectores de la oposición, los observadores creen haber encontrado sus razones en la creciente pérdida de popularidad del Gobierno durante las últimas semanas. La Democracia Cristiana piensa, no sin razón, que la entrevista del Papa con Argan -y eventualmente con otros dirigentes de la oposición- puede alentar aún más el distanciamiento entre el electorado y Andreotti. En una encuesta que acaba de realizar el diario Il Mondo entre 952 diputados y senadores, sólo el 26,43 % consideró que el actual Gabinete puede sobrevivir seis meses más.
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