El Viking-2 no encuentra rastros de vida
Las grandes esperanzas que los científicos de la NASA habían puesto en el resultado de las experiencias del Viking-2 se han visto frustradas. Los análisis no revelan el más mínimo indicio de la presencia de materia orgánica sobre la llanura de Utopía, lugar del hemisferio norte del planeta rojo, donde desde los primeros días de septiembre están trabajando los laboratorios automáticos del Viking.
El proyecto Viking es una costosísima serie de experiencias con un objetivo central: la búsqueda de vida de nuestro planeta vecino, Davy Winter, científico norteamericano, aseguraba hace tres días en un congreso celebrado en Armenia soviética, que por cuantos conocimientos tiene la humanidad sobre la estructura del planeta Marte, está permitido mantener la hipótesis de que se trata del lugar más adecuado para buscar formas de vida extraterrestre. Aunque con cautela, se puede constatar que las reacciones químicas encontradas en la superficie marciana apuntan a esa posibilidad.
Davy Winter hacia estas declaraciones ante sus colegas, biólogos de todo el mundo, sobre la base de los resultados del Viking-1. Hace algunas semanas, los laboratorios a bordo del primero de los exploradores marcianos, transmitían a la Tierra un mensaje soportado por las ondas hertzianas. Un mensaje que tardaría en llegar cerca de veinte minutos a la velocidad de la luz. Lo comunicado era algo sensacional: en la arena marciana hay algo que semeja la materia viviente. Sustancias que sometidas a procesos de alimentación y respiración no responden como la materia inorgánica, sino de un modo muy parecido al de lo viviente.
Se estimó entonces que lo que Viking-1 había hallado era ese tipo de material que precede a la formación de seres vivientes, o que sigue su descomposición. Se trataría de compuestos a caballo entre lo que es vida y lo que no lo es. La exploración de una zona más al norte, con más posibilidades de encontrar agua, como es la llanura de Utopia, ofrecía un interés especial.
Lo sucedido no ha confirmado esas expectativas. Los últimos análisis realizados por el Viking-2 patentizan que la materia analizada esta vez no reacciona con similitud alguna a lo que en nuestro mundo llamamos vida. Gentry Lee, director de análisis científicos de la misión, ha declarado que sigue existiendo la posibilidad de que haya vida en Marte, pero que resulta difícil «explicar la ausencia de materias orgánicas».
Disconformes
La exploración de Marte está suscitando ilusiones a todos los niveles y los resultados de las investigaciones no se acaban de aceptar tal como la NASA las transmite. Los deseos parecen querer imponerse a las realidades. Un ejemplo de ello es el hecho de que 400 fervientes creyentes en la existencia de ovnis y extraterrestres, reunidos en México con ocasión de un congreso, aseguran que hay vida fuera de nuestro mundo. Su creencia no se basa en un conocimiento general, objetivo y científico sino en «revelaciones» o «comunicaciones» privadas. Guillermo Bravo, mexicano y presidente del congreso, indicó que la NASA, en la última misión Viking ha ocultado la verdad a todos los países del mundo. El señor Bravo aseguró que la NASA
«no informó del descubrimiento de grandes ruinas en el suelo marciano».
Otros congresistas en México aseguran que el hecho no es nuevo ya que según él, Aldrin y Armstrong encontraron enormes y gigantescas naves posadas sobre la superficie de la Luna, así como claras muestras de vida. Esa información supersecreta se halla en poder de las autoridades estadounidenses.
Los biólogos y demás expertos de la NASA, trabajando con otros métodos, consideran que puede tratarse —la llanura de Utopía— de un lugar donde no haya vivientes, lo que no significaría que no los haya en otras zonas de Marte. Pero se considera también que el hecho de la vida es un fenómeno de unas características tales que adquiere universalidad rápidamente. Una muestra de la arena o atmósfera terrestre, por ejemplo, tomada en cualquier parte de nuestro planeta testificaría la presencia de vida.
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