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Se dificulta la solución moderada de los problemas del Africa Austral

¿Es posible aún una solución moderada de los conflictos del Africa Austral? El ataque rodesiano del domingo pasado contra la aldea mozambiqueña de Nhagínia, que causó en realidad 618 víctimas entre la población civil, en vez de las 340 anunciadas, coloca a estos dos países al borde de una verdadera confrontación armada.La urgencia de la situación ha sido sentida por el secretario de Estado norteamericano, Henry Kissinger, quien ayer mismo se entrevistó con el ministro de Asuntos Exteriores de Zaire y el embajador sudafricano en Washington. Estados Unidos había propuesto, como alternativa a la revolución en el Africa Austral que se constituyera un Gobierno de mayoría en Rodesia, con plenas garantías para los blancos, que Sudáfrica aliviase el sistema de discriminación racial, y que se le concediese una rápida independencia a Namibia, cuyo futuro Gobierno aún podía ir a manos de los moderados.

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Se hablaba ayer en Washington no sólo de un viaje a Pretoria del adjunto de Kissinger para asuntos africanos, William Schaufele, sino de una posible entrevista Kissinger-Vorster, tantas veces anunciada en los últimos días, y a la cual el primer ministro sudafricano se muestra reticente. La cuestión ahora es saber qué puede cambiar en Sudáfrica con estas iniciativas norteamericanas.

La confrontación entre Maputo y Salisbury parece inevitable. La posición del Gobierno de Ian Smith es tanto más precaria por cuanto Botswana se unió ayer a los opositores del régimen blanco. La importancia de esta actitud radica en el hecho de que por Botswana atraviesa una de las dos únicas vías férreas que une aún a Rodesia con Sudáfrica. Las otras salidas al Indico, a través de Mozambique, están cortadas desde hace varios meses.

Los líderes nacionalistas preparan el relevo

En previsión de la caída del régimen de lan Smith, los propios dirigentes nacionalistas le han dividido y han empezado a constituir sus grupos guerrilleros, que ya son tres. Por un lado están, los seguidores de Josua Nkomo, moderado, que representa a una burguesía acomodada africana; por otro Abel Muzorewa, más radical pero con las mismas raíces económicas, y finalmente un comité revolucionario, establecido en Mozambique, ha desplazado de la guerrilla a los líderes históricos y aboga por una salida radical.En cuanto a Sudáfrica, la confrontación racial se ha transformado en una verdadera insurrección que puede desembocar en una reivindicación del poder. Los incidentes continuaron ayer en Ciudad de El Cabo, Johannesburgo y otras ciudades. Un contingente de 300 hombres de fuerzas especiales fue enviado urgentemente por avión a El Cabo, en donde la situación se ha agravado al sumarse a los africanos los mestizos, que aunque no están sometidos a todo el rigor del apartheid, viven también bajo un régimen especial.

Las autoridades sudafricanas tratan de tranquilizar a los blancos

Para tranquilizar a la población blanca, el ministro de Justicia, James Kruger, de quien depende además la policía, dijo que el Gobiemo sudafricano está en condiciones de contener la ola de violencia, pero que se esperan nuevos disturbios en Ciudad de El Cabo y otras localidades.Es probable también que los países no alineados, reunidos en Colombo, traten la cuestión del Africa Austral, y algunos dirigentes de las organizaciones nacionalistas africanas más importantes se encuentran ya en la capital de Sri Lanka para exponer los problemas actuales a los jefes de Estado no alineados.

En cuanto al territorio del sudoeste africano, Namibia, cuya independencia debe ser concretada por Sudáfrica antes de fin de mes, según decisión del Consejo de Seguridad, las conversaciones constitucionales propiciadas por Pretoria fueron criticadas ayer por Tanzania. El diario Daily News de Dar Es Salaam, expresaba ayer en un editorial que «con ellas el régimen de Vorster quiere hacer creer que el posible Gobierno de Namibia procede del pueblo. Con ello no hace más que reeditar su viejo complot de 1964 de convertirla en otro Bantustán más».

Este tema fue tocado en parte en las conversaciones de Kissinger con el embajador sudafricano en Washington. Al parecer se le habría informado al secretario de Estado que el ministro de Asuntos Exteriores sudafricano Hilgard Muller, que debe inaugurar próximamente un congreso del Partido Nacional Africano en Durban, se referirá a ella.

Algunos dirigentes del Partido Progresista Reformista Sudafricano que aboga por la igualdad de derechos entre blancos y africanos, han advertido, sin embargo, al primer ministro John Vorster que la intransigencia del Gobierno con respecto a la cuestión racial, terminará por alejarle a los líderes nacionalistas moderados, que se verán sobrepasados a su vez por los acontecimientos.

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