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Comunicación

"Jorge y Fernando": mercancía de 1933 a precios de 1976

Jorge y Fernando es el nombre recibido en España en los años treinta por los populares personajes de Lyman Young reunidos en la serie Tim Tyler's Luck. Ahora nos llegan de nuevo aquellas aventuras entrañables -para los que las leyeron entonces, claro- editadas por Garbo, en Barcelona, dentro de la colección Garbo Supercomics que alberga a otros personajes tradicionales de la llamada edad de oro de la narración gráfica en América, como Merlín y X-9.La reedición como sistema permanente revela un entendimiento limitado de las posibilidades expresivas de las realizaciones contemporáneas. Salvo en casos muy concretos, cuya calidad sea realmente excepcional o tengan, por el contrario, un gran interés sociológico, volver a lanzarlos al mercado supone dejar de publicar lo que está haciéndose ahora mismo, con un interés potencial mucho mayor que cualquier producto que regrese del tiempo pasado. La industria de la nostalgia halaga nuestra memoria con la huidiza imagen de una edad pretérita en la que todo fue mejor, pero esa falacia no resiste el más ligero análisis. Los productos antiguos sólo tienen un interés histórico suplementario, pero presentan, además, el inconveniente de ser herederos y deudores de una época irremediablemente lejana, distancia temporal que sólo las obras fuera de serie son capaces de atravesar indemnes. En el caso que nos ocupa, como en todos aquellos relativos a la época del dominio europeo en Africa, estas páginas de Lyman Young -donde las fechas de los copyrights han sido disimuladas casi por completo, aunque no del todo, para que el público inocente no sepa que compra mercancía de 1933 a precios de 1976- están impregnadas de una ideología colonialista basada en la supremacía del hombre blanco y en el derecho de la civilización occidental a imponer a otras culturas su sistema de vida y a usar despóticamente su poder. No se trata de la intención deliberada de difundir un mensaje reaccionario, sino de la inevitable impronta industrial de todos los productos populares de aquella época, vehículos comerciales al tiempo que elementos propagandísticos inconscientes de una visión derechista y cerril de la existencia.

Contexto diferente

La inevitable ingenuidad de la narración, el carácter estereotipado de los personajes y la convencionalidad de las peripecias, no pueden evitar algunos relámpagos inesperados donde puede adivinarse -pese a la inevitable erosión del dibujo en las innumerables copias de copias que ha sufrido al no disponerse de los originales- el estilo de Alex Raymond, autor de Flash Gordon y Rip Kirby, dos personajes espléndidos de la historia de las narraciones gráficas. Su muerte, en 1956, truncó una de las carreras más fecundas del medio, pero en 1933, pocos meses antes del lanzamiento mundial de Flash Gordon, la serie que le lanzó a la fama, era todavía un oscuro ayudante anónimo de Lyman Young, y su inimitable forma de hacer se transparenta de manera muy clara en algunas viñetas. Sólo por esto valdría la pena asomarse de nuevo a las aventuras de Jorge y Fernando, aunque sea en un contexto muy diferente del que las vio nacer.

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