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Islandia y Gran Bretaña dan por terminada la "guerra del bacalao"

Juan Cruz

Después de doce años de disputas y de siete meses en que los enfrentamientos se habían hecho particularmente violentos, Gran Bretaña e Islandia pusieron fin ayer, en Oslo, a la «guerra del bacalao». El acuerdo firmado por los ministros de Asuntos Exteriores de los dos países tiene una vigencia de seis meses. Concluido ese plazo, se espera que esté ya en vigor una Ley Internacional del Mar.

La "guerra del bacalao" ha terminado. Los ministros de Asuntos Exteriores de Gran Bretaña e Islandia firmaron ayer en Oslo un acuerdo que durará seis meses y que pone fin a la disputa que ha enfrentado a ambos aliados de la durante los últimos años.

Según el acuerdo, Gran Bretaña limitará a 24 rastreadores la flota pesquera que ha mantenido por la fuerza dentro de las doscientas millas marinas reclamadas por Islandia. Los pescadores británicos no podrán traspasar un limite determinado de 20 millas hacia la costa islandesa. Asimismo, podrán ser abordados en cualquier momento por patrulleros islandeses para confirmar su permiso de pesca.

En otro orden de cosas, el acuerdo obliga a Gran Bretaña a servir de intermediario de Islandia en las negociaciones comerciales que este país quiere establecer con el Mercado Común Europeo.

El tratado firmado ayer, que fue saludado con satisfacción por la OTAN, que se ha mostrado dispuesta a ofrecer concesiones a los islandeses para que éstos coloquen su pescado más libremente en los nueve países que componen la Comunidad.

Hacia la normalización

Esta ha sido la más dura de las tres «guerras del bacalao, que han librado Islandia y Gran Bretaña. Comenzó en noviembre de 1975, cuando expiró un acuerdo de dos años conseguido por Edward Heath, entonces primer ministro, con el gobierno de Reijkiavik, que declaró unilateralmente sus límites marinos en 200 millas. Los continuos choques entre patrulleros islandeses y pesqueros británicos obligaron al Gobierno inglés, que se negaba a aceptar aquella declaración unilateral, a enviar a su marina de guerra a custodiar la zona.La violencia se trasladó al terreno diplomático y, a principios de este año, los dos países rompieron sus relaciones. Se dice que el acuerdo firmado ayer abre el camino a una normalización diplomática entre Islandia y Gran Bretaña.

El primer paso para conseguir este acuerdo lo dio Gran Bretaña, impulsada por sus colegas de la OTAN. En una reunión celebrada hace poco más de una semana en Oslo, los miembros de la Alianza Atlántica consideraron que la larga disputa que enfrentaba a aquellos dos países miembros dañaba gravemente a la organización.

Islandia se negaba a negociar. Gran Bretaña entonces comenzó a hacer concesiones. Estas concesiones culminaron con el acuerdo de ayer que, según algunos comentaristas británicos, supone una gran victoria para Islandia y una derrota honrosa para Inglaterra. Los pescadores de este último país critican ahora duramente a su Gobierno. Dicen que ninguno de los acuerdos conseguidos en ocasiones anteriores para detener temporalmente las sucesivas «guerras del bacalao» habían requerido un sacrificio tan grande para los intereses pesqueros británicos.

Disputa terminada

Una vez concluido el plazo de duración del acuerdo, será la Ley Internacional del Mar, que para entonces ya estará aprobada, la que fije los limites marinos. De este modo, las negociaciones que culminaron ayer en Oslo dan efectivamente por terminada la disputa.La postura británica a lo largo de los siete meses que ha durado la última guerra ha sido puramente legalista. Su situación ahora, dentro de la zona en que ha tenido lugar la guerra, es más precaria que nunca. Islandia reclama para si un triunfo. Pero en Londres se decía anoche que la que realmente había ganado había sido la OTAN.

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