Los problemas de juicio de valor en la creación de la ciencia

Emilio Lamo, autor de este libro, nacido en Madrid en 1946, ha realizado estudios en los Estados Unidos (Universidad de Santa Bárbara, California) durante tres años. De ellos es fruto el siguiente trabajo. Es actualmente doctor en Derecho y profesor de Sociología en la Universidad de Madrid. A lo que parece es ésta su primera obra publicada, cuyo tema se propone profundizar y ampliar en trabajos ulteriores.En el prólogo de la misma nos indica el autor lo que en ella se ha propuesto investigar. Se trata de un viejo problema al que han dedicado su atención en los últimos tiempos gran número de mentes altamente cualificadas: el problema del juicio de valor en la creación y desarrollo de la ciencia. El autor es un sociólogo y restringe su atención al ámbito de la ciencia social. En ésta goza dicho problema de una relevancia peculiar. Conservadores y radicales pugnan desde encontradas posiciones por lo que a él se refiere. El conflicto entre ambas posiciones data, en su formulación actual, de la postura al respecto del gran sociólogo alemán Max Weber, propugnador en lo atañedero a esta cuestión de una ciencia social libre de valores (wertfrei). El común origen no ha impedido la confusión del los planteamientos. Por ello propónese el autor en esta obra aclarar la diversidad de los mismos y ver ubicar a cada uno en su lugar correspondiente. Y, además, llevar a cabo una interpretación de la tradición sociológica de Weber procedente que conduzca a una crítica interna de la posibilidad de una ciencia social libre de valores. La crítica pretende, decimos, ser interna, es decir, mostrar su imposibilidad a partir de sus mismos presupuestos. Con todo lo precedente pretende el autor antes que resolver reformular un viejo y espinoso problema que toda sociología consciente de sí misma debe plantearse. Si, por último, el análisis de la presunta ciencia avalorativa (wertfreie Wissenschaft), tal y como Weber la propuso, mostrase su interna imposibilidad, cabría establecer una teoría de lo que significa y ha significado socialmente su propugnación. Este es el programa cuyo desarrollo pretende llevar a cabo el autor de este libro. Veamos ahora sumariamente sus procedimientos y conclusiones.

Consta la obra de siete capítulos, contando la introducción, en que respectivamente se tratan los siguientes temas: 1. Introducción; 2. El problema del naturalismo en Sociología; 3. Ciencia libre de valores y ciencia normativa; 4. La tradición sociológica: Max Weber y el problema de los valores; 5. El tema de los juicios de valor hoy, niveles de discusión, que consta de cuatro epígrafes; 6. La objetividad a través de la subjetividad; 7. Sobre «ser» y «deber ser»; la reducción al absurdo.

Como puede verse, tras de un tratamiento preliminar referente al tema debatido (dos primeros capítulos), pasa el autor a una detenida consideración del enfoque dado por Weber al problema de los valores en la ciencia (veinte páginas de una obra que totaliza ochenta y ocho) en el tercero, y procede en el cuarto al arduo esclarecimiento de los diversos niveles en que se suele hoy día plantear la cuéstión. En el capítulo sexto analiza Emilio Lamo las tesis de Myrdal y alguno de sus seguidores criticando sagazmente su intento simplista de solucionar difíciles problemas de axiología y ciencia.

El autor ha cumplido su propósito con claridad e información abundantes. El libro toca temas de interés desde planteamientos que por no ser del todo novedosos no dejan de perder por ello su altísimo interés. Muestra la imposibilidad de tanto la creación como la consecución de un proyecto científico sin la previa puesta de valoraciones. Analiza con detenimiento los diversos y con frecuencia entremezclados niveles en que se plantea la cuestión y procede a una crítica interna, como la realizada en otros por E. Voegelin, de los presupuestos kantianos y positivistas en que se mueve Weber. El libro ofrece interés tanto como para el sociólogo, para el filósofo. La referencia a temas filosóficos es constante, y salvo por una alusión históricamente errónea a Fichte, fidedigna y competente.