Los reyes de la soja también triunfan en el fútbol
El equipo creado por el primo del productor Grobocopatel asciende a la segunda división del fútbol de Argentina
Una bandera de unos cuatro metros cuelga del alambrado de una cancha de fútbol en Carlos Casares (a 300 kilómetros de Buenos Aires): “Agro no tuvo infancia, nació grande”. La leyenda, muy repetida por las hinchadas de fútbol en Argentina, nunca tuvo más asidero. El trapo viste el novato estadio del Club Agropecuario Argentino, una institución de apenas seis años de vida que el pasado fin de semana aseguró su ascenso al Nacional B, la segunda división del fútbol argentino. El crecimiento de la institución fue tan vertiginoso como el de la soja en el mercado productivo de Argentina, y no es casual: su presidente y fundador se llama Bernardo Grobocopatel, un apellido ilustre en el mercado mundial del oro verde.
El pasado fin de semana Agropecuario se convirtió en el equipo más joven de la historia en jugar la segunda categoría del fútbol argentino (el anterior era Crucero del Norte, de Misiones, con nueve años). No lo hizo jugando, ya que quedó libre en la última fecha del pentagonal del Torneo Federal A, una liga que cubre los 5.000 kilómetros de extensión del país, de norte a sur, pero que no recibe apoyo de AFA, como el resto de los certámenes. Alcanzó con la victoria de Gimnasia y Tiro de Salta por 1 a 0 sobre Gimnasia de Mendoza, el otro aspirante al título, para que los 21.000 habitantes de Carlos Casares desplegaran una inesperada fiesta en calles y campos. Los jugadores lo vieron en el departamento de uno de ellos y al finalizar, alguien puso un camión y se improvisó la caravana de la gloria. El delantero Gonzalo Urquijo, goleador del equipo, celebró manejando un tractor.
Al Nacional B de la mano del animal de gol Gonzalo Urquijo pic.twitter.com/z2Z1GWt9P0
— Club Agropecuario (@Agropecuario_Of) May 28, 2017
Es que, según lo que describe a EL PAÍS, el entrenador José María Bianco, “Carlos Casares es un pueblo donde todavía se conserva eso de dejar los autos en la puerta con la llave puesta y la gente se junta en los bares a jugar a las cartas y pasar toda la mañana”. Hijo de esa calma es Bernardo, primo de Gustavo Grobocopatel, presidente de Los Grobo Agropecuaria y una de las personas más ricas de Argentina, al punto que el último reporte de sustentabilidad de la firma (2013-2014) acusa haber vendido 770.000 toneladas de granos sembrados en unas 53.000 hectáreas. O sea, lo equivalente a 53.000 campos de fútbol. Uno de los que se salvó es el de el sojero, tal como le dicen al club.
Para describir la fundación de Agropecuario alcanzan con dos declaraciones hechas por su fundador. Una en 2006, al sitio La Política Online, cuando contó que juntó “17 hectáreas que fui comprando y ahí hicimos el estadio. Es de Primera, entran unas 8.000 personas, tenemos palcos de dos pisos y ahora estoy construyendo un hotel. Además como acá hay problemas porque el agua tiene mucho salitre, al lado del hotel voy a hacer un lago artificial para que junte toda el agua de lluvia posible y usarla para el riego”. El lago es una realidad, pero con el ascenso harán falta cabinas de transmisión, mejores vestuarios y accesos.
— Club Agropecuario (@Agropecuario_Of) May 28, 2017
Los antecedentes son positivos: “Un día (Bernardo) llegó al club y dijo ‘entramos en AFA’”, recuerda Bianco. La anécdota aún no tiene dos meses y refiere al ingreso de las categorías menores a la órbita del fútbol profesional. “No había jugadores ni nada; vinieron 400 chicos, improvisó un albergue en el único hotel del pueblo y a los que eran de los pueblos cercanos les puso una combi (furgoneta) para llevarlos y traerlos. Hace dos partidos que están participando”, cierra quien fuera exJugador de Independiente. Al regreso del Grobocopatel de Brasil, se definirá de qué manera encararán la próxima temporada y el futuro del entrenador, aunque la relación entre ambos parece decidir por sí sola: “Nosotros lo seguimos en el sueño a él. De los presidentes que he tenido, es el que más se ha comprometido, tanto en viajes como asados y momentos compartidos. Ha sido uno más entre todos nosotros y es bueno porque es muy futbolero”.
La otra frase que define este ascenso es de hace pocos días, con el triunfo apenas consumado. “Estoy emocionado. Toda la vida soñé con tener un club de fútbol porque mi vida es el fútbol. Tuve la suerte de nacer con todo lo que la gente desea tener, pero me faltaba esto”, confesó Grobocopatel a Télam. La campaña comenzó hace apenas cuatro meses, tras la huelga de futbolistas de principios de año.“Cuando llegué, pedí dos jugadores para reforzar el plantel que había de antemano y enseguida nos dieron el voto de confianza. Muchos presidentes prometen con palabras pero él cumplió”, se envalentona el entrenador, aunque con la repregunta para saber si pedirá más contrataciones, modera el mensaje entre risas: “Viste como son los que tienen dinero; si lo tienen, lo tienen por algo, porque lo cuidan. Entonces no es tan fácil pedir y que te compren como todo el mundo cree”. Pero, claro, con el acenso también vendrán las ventas y a nadie le extrañará cuando los Grobocopatel no sólo exporten soja, sino también futbolistas.
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