16 buenas novelas negras (y alguna excepcional) para empezar bien 2024 y no perderse en BCNegra
El género llega a su gran cita en España cargado de novedades. Analizamos algunas de las más destacadas de entre todos los autores invitados al festival y ofrecemos una pequeña guía de lectura de Jo Nesbø, flamante Premio Pepe Carvalho
Llega uno de los mejores momentos del año para el género negro. A finales de enero y principios de febrero, la efervescencia editorial se centra en la novela negra con la vista puesta en su gran cita, BCNegra, que este año se celebra del 5 al 11 de febrero en Barcelona. Por eso hemos cambiado un poco el enfoque de anteriores entregas de estas listas de novedades leídas y comentadas para centrarlo en novelistas presentes en la fiesta (con un par de excepciones al final). El programa completo para que sepan qué día participa su autor preferido se puede consultar aquí. Por si a alguien no le cuadra: el número depende de cuántas incluyamos en la guía de lectura de Jo Nesbø, flamante Premio Carvalho del festival, y no tiene en cuenta el ensayo final (ese va de regalo). Lean, vayan y disfruten.
La jefa de todo
La mujer fugitiva, Alicia Giménez Bartlett (Destino). Decimotercera entrega de la serie que en 1996 cambió para siempre el panorama noir español con Ritos de muerte. La novela que tenemos entre manos es una delicia que prueba hasta qué punto la autora está en forma, y su personaje también. Un misterio clásico (quién y por qué han matado a un apuesto cocinero francés en un food truck en Barcelona) que sirve para tirar del hilo y mostrar una trama impecable y dominio del lenguaje y el ritmo propios de una maestra. Y esos diálogos, llenos de inteligencia y retranca, sobre todo con Fermín Garzón: maravilla cómo vamos descubriendo, novela a novela, las capas de este hombre que empieza como “paleto y barrigudo” subinspector semijubilado que viene de Salamanca y acaba siendo parte esencial de una de las parejas más míticas de la historia de la novela negra europea. Imprescindible. A la inspectora Delicado no le va bien, no del todo: está más oscura, más enfadada, y eso solo ha hecho crecer al personaje hasta un final que sugiere tantas cosas…
‘Thrillers’ con algo más que adrenalina
El asesino de la montaña, Anders de la Motte (Destino, traducción de Pontus Sánchez). Leo Asker es una policía de Malmoe con un ojo de cada color y traumas infantiles que la llevan a ser una obsesa de la supervivencia. Ha sido degradada a la llamada Unidad de Casos Perdidos y Almas Errantes, un toque cozy crime en una historia que es, ante todo, la clásica de asesino en serie: dos jóvenes han desaparecido, la última vez que se los vio estaban visitando ruinas de la Guerra Fría en una montaña. El esquema de la novela (dividido en distintas perspectivas según el personaje al que esté dedicado el capítulo, incluido el asesino) permite ir sabiendo más que la protagonista y conociendo los planes del psicópata. La trama policial pura y dura, los conflictos en el interior del cuerpo y la investigación están muy bien contados (no en vano, el autor es un antiguo agente del orden). Me sobran las miradas al pasado en capítulos especiales para aportar información de la protagonista que se podrían resolver en un párrafo bien escrito o cuatro gestos bien descritos, pero en general funciona bien. El psicópata, escondido entre las distintas opciones, tiene algo de El coleccionista de John Fowles (referencia presente también en la portada); la protagonista sostiene bien el relato a lo largo de sus más de 600 páginas. Toda la novela tiene capítulos muy cortos, párrafos que muchas veces no van más allá de dos líneas, pero esa sensación se acelera hacia el final, donde, además, la sucesión de protagonistas se hace también más frenética y el lector, hay que reconocerlo, avanza completamente enganchado. Los giros son los justos y típicos que se le puede pedir a una historia así. Si buscan un thriller nórdico para pasar dos tardes divertidas, este es su libro.
El valle, Bernard Minier (Salamandra, traducción de Dolors Gallart). Después de la excelente Hermanas (una precuela que nos mostraba a Martin Servaz en sus inicios policiales dentro de una trama compleja y resuelta al milímetro), el autor francés vuelve con la sexta entrega de las aventuras de este comandante que debutó hace ya años con Bajo el hielo y que ha contribuido en gran medida a convertir a su creadro en el rey del thriller en Francia. Una llamada trae a Servaz un personaje del pasado: la madre de su hijo, desaparecida hace ocho años. De la llamada solo saca en claro una localización aproximada, en la abadía de Aiguesvives, un valle pirenaico, un escenario espectacular en el que Minier encuentra la ambientación que mejor maneja: niebla, montañas apabullantes, noche, frío, bosques, aislamiento. Hasta allí se desplaza Servaz, que tiene un pequeño problema: está suspendido de empleo y tiene un expediente abierto que puede acabar con su carrera. Él es tenaz y obsesivo, pero también tiene un punto de compasión muy curioso, y se sabe rodear bien. En esta ocasión le ayuda de nuevo Irène Ziegler, capitana de la gendarmería y un personaje que merecería una serie por sí misma. Se trata de una novela que combina la rapidez natural del thriller con un sólido desarrollo de los personajes y una ambientación opresiva sin caer en los tópicos. Si no es la mejor de la las seis es porque tiene duros rivales.
El hijo olvidado, Mikel Santiago (Ediciones B). Otro thriller rápido con su carga de adrenalina y de testosterona. En este caso tenemos a Aitor Orizaola, un policía en horas bajas después de que la resolución de su último caso casi se lo llevara por delante. Está divorciado y de baja, y todavía renquea al mover su corpachón de 1,80 y 100 kilos. Han acusado a su sobrino, un chico al que apadrinó y protegió durante sus primeros años pero al que luego dejó de lado, de un robo con asesinato. Él está convencido de que es inocente, pero tiene que demostrarlo y está fuera de servicio e investigado por asuntos internos por un uso excesivo de la violencia. Una violencia de la que no prescinde en esta novela y que, desde sus inicios con La última noche en Tremore Beach, el autor vasco utiliza como pocos en el género. Para colmo, Jokin, amigo y compañero ertzaina, se ha suicidado, pero a Aitor tampoco le cuadra: un caso que se inserta en la trama principal y que se sigue con pasión. El gusto por el procedimental del autor vasco es evidente y esa parte de la narración tira muy bien del conjunto. Hay algo de humor, y de ironía del personaje consigo mismo, y ciertos coloquialismos, aspectos que podrían lastrar, pero funcionan. Está escrita después de la célebre trilogía de Illumbe, en un mundo que remite en lo esencial a aquel y que pertenece al mismo universo creativo, y pretende seguir con el éxito de público que tuvo. Mimbres para ello tiene.
- Les dejo este reportaje de los primeros pasos de Santiago en el género.
Ritual, Sandrine Destombes (Reservoir Books, traducción de José Antonio Soriano). Desde las primeras páginas y el planteamiento (siete pies cortados y atados entre sí aparecen flotando en el río Sena) hasta el final (una explicación solvente a cada hilo que se desarrolla en sus páginas) el lector sigue una investigación impecable en lo narrativo. Es curioso, porque la autora asegura que el procedimental le da igual, y puede que no sea tal cual es en la vida real, pero resulta verosímil y eso, con los giros que tiene esta novela, es complicado. En este caso seguimos a Martin (un comprometido capitán), Lucas (su segundo), Laszlo (el contrapunto veterano y reflexivo de los otros dos), Chloé (fuerte y sorprendente) y otros policías que tratan de desentrañar un crimen muy oscuro. No sabemos mucho de ellos, pero ese es el estilo Destombes: decir lo justo y seguir, administrar la información con cuentagotas, respetar al lector. Y avanzar con diálogos que imprimen ritmo. Es la mejor de las cuatro que ha publicado Reservoir Books, un thriller de altura con un punto macabro.
Pasión por la historia
El fantasma del vicario, Eric Fouassier (Principal Noir, traducción de Claudia Casanova). Segunda entrega, de nuevo en el París de 1830-31, de una serie inaugurada con La brigada de los misterios ocultos (en la misma editorial, 2023) y que está siendo todo un éxito en Francia. Tiene varias claves para ello: primero, lo bien que se integra en el híbrido de moda entre lo criminal y lo histórico (que entre los galos ha dado buenos libros de Hervé Le Corre o Olivier Barde-Cabuçon, por ejemplo); segundo, porque utiliza sin complejos todas las referencias que tiene a mano y lo hace muy bien (el protagonista, Valentin Verne, remite directamente a Sherlock Holmes en muchos aspectos; su ayudante, Isidore Lebrac, es un remedo de Watson, pero no narra); y tercero, porque se lee de maravilla, con la dosis justa de historia, cierta erudición que no traba el relato y una capacidad notable para manejarse entre dos aguas: un caso clásico a investigar (un timo, en realidad, de un espiritista a un pobre hombre desahuciado desde que murió su hija) y un tema a largo plazo, que viene ya de la primera novela, a saber: la lucha contra el archienemigo de nuestro héroe, un malvado llamado Vicario, más oscuro incluso que el Moriarty holmesiano. Verne, por cierto, es erudito y educado, tiene la vida resuelta, viste de forma elegante hasta el extremo, posee cierta tendencia a la introspección y es, también, un ser atormentado y capaz de pasar a la acción y de cruzar cuantas líneas rojas sean necesarias. Un personaje ideal para una serie larga de novelas que se devoran en una tarde. Diversión.
El primer caso de Unamuno, Luis García Jambrina (Alfaguara). También en España, el género más flexible e innovador ha encontrado en su mezcla con el histórico un nuevo filón. Pero gracias a El manuscrito de piedra, García Jambrina inició en 2008 la serie del pesquisidor Fernando de Rojas (ahora, por su sexta entrega) y se convirtió en uno de los pioneros. Con la experiencia de aquellas novelas y el mismo escenario (Salamanca) el autor zamorano inaugura una nueva serie con Miguel de Unamuno como investigador. Más allá de la curiosidad (hay también novelas recientes con Gonzalo de Berceo o Jane Austen como detectives), El primer caso de Unamuno tiene varias virtudes: sabe convertir al filósofo en un hombre de a pie, un detective creíble; nos presenta una Salamanca muy interesante, que no por ello acogedora; y es capaz dee utilizar al personaje real para alimentar al de la ficción. La trama: el cacique de un pueblo de Salamanca, Boada, es brutalmente asesinado. Se acusa y encarcela rápidamente a tres jornaleros que tenían pleitos antiguos con el señor. Les espera incluso la pena de muerte, una injusticia contra la que Unamuno se revela y empieza a investigar. Lo acompaña un abogado, Manuel Rivera, con el que forma la típica pareja holmesiana o quijotesca. La historia se enreda lo justo y sirve para llevarnos por esa Salamanca de calles que hieden, monasterios y palacios renacentistas. En medio, ese juego de la vida que se da en toda buena novela detectivesca y un personaje, una joven anarquista que los ayuda en sus investigaciones, que es una delicia. El conjunto funciona, entretiene e ilustra y se nota el oficio y el amor del autor por el género.
Jo Nesbø, maestro del ‘thriller’ nórdico
Uno de los escritores más destacados de su generación, auténtico best seller del género negro, el noruego Jo Nesbø, es el creador de nuestro amado Harry Hole, ese personaje excesivo y a veces tópico, pero también magnífico y que está en el corazón de millones de aficionados al género. Por eso BCNegra le ha reconocido con el Premio Pepe Carvalho a toda una carrera. Tiene ahora Nesbø un libro de terror recién salido del horno (La casa de la noche, Reservoir Books) pero vamos a centrarnos en la serie que le ha dado la fama mundial (y gran parte de este premio).
Para aquellos que no puedan o no quieran leer todas, elegimos unas cuantas de las 13 que forman por ahora una serie iniciada en 1997 con El murciélago, un notable debut y esencial para todos los que quieran entender los males que agobian al bueno de Hole. Saltamos después a la cuarta, Némesis, una de las mejores: empieza con un atraco narrado de manera perfecta y pasa después a una trama en la que Hole es el principal sospechoso de un asesinato. Muy buena. De ahí a El muñeco de nieve, de la que hay también una película. Es la séptima pero habría funcionado como un cierre perfecto de la serie, porque lleva al límite al protagonista y su trabajo como policía y exprime su relación con Rakel, la mujer de su vida. Y, sin embargo, le quedaron fuerzas para más: creo que Cuchillo (la undécima) está muy bien (la venganza y Rakel funcionando a tope como sustentos de la trama) y me quedé con ganas de más tras leer Eclipse, que es de lo mejor que se puede decir de una serie que lleva ya tantas entregas.
Una de juicios
El abogado del diablo, Steve Cavanagh (Rocaeditorial, traducción de Ana Momplet). Este autor se ha convertido en una cita ineludible con sus thriller judiciales, clásicos y, al mismo tiempo, con un punto de originalidad. Me gustó 13, y todavía más Cincuenta cincuenta (las dos en esta misma editorial) pero en esta da un paso más y saca a su antihéroe de Nueva York para llevarlo al sur profundo de Estados Unidos. Para quienes no lo conozcan, el protagonista es Eddie Flynn, timador retirado convertido en abogado penalista, un reverso pícaro de Atticus Finch pero con un línea roja: solo defiende inocentes. En este caso, Andy Dubois, un joven sin recursos acusado de asesinar a la joven Skylar Edwards, con la que trabajaba en un bar de carretera. Se enfrenta a la pena de muerte, porque ha tenido la desgracia de ser acusado en un condado en el que reina el fiscal Randal Korn, el rey de las ejecuciones, un malo de muchos quilates (y que huele mal). Flynn es hábil y astuto, y tiene un equipo de lo más curioso (socia eficaz, detective más eficaz todavía y asesor, un juez retirado que ejerce una influencia curiosa en el letrado y que tiene un perro encantador) pero aquí se enfrenta a las fuerzas oscuras que recorren los Estados Unidos desde su fundación. La trama es un acertado vaivén de acontecimientos, sorpresas y giros muy bien llevados. La estructura es endemoniada en su aparente sencillez. Dice el autor que la ambientación sureña se le ocurrió mientras leía las novelas policiales allí ambientadas de John Connolly o Lee Child. Y está a la altura.
Dos fuera de los márgenes
La niña de oro, Pablo Maurette (Anagrama). Silvia Rey es una secretaria de la Fiscalía a la que un crimen le da “más vergüenza que miedo”. Tiene 39 años, no le importa estar sola y es un personaje fuerte pero sin aspavientos. Sus vacaciones se han visto frustradas por el asesinato de Aníbal Doliner, un peculiar profesor de Biología. El primer sospechoso es un taxi boy, un trabajador sexual joven y albino, pero nada es tan sencillo. Los procedimientos van despacio y a buen ritmo, mezclando los interrogatorios con los diálogos de la protagonista con su anciano padre durante el desayuno, llenos de sentimiento y reflexiones inteligentes. Hay también una nutrida plana de personajes secundarios, como la viuda matapalomas, que completan muy bien la narración. La parte policial está cubierta con ese subinspector Carucci lleno de recovecos, un personaje muy especial con su soledad, sus caramelos y su atractivo indefinido. El cuadro se completa con una visión del Buenos Aires de finales de los noventa sumido en la violencia y la corrupción estructural y pinceladas de los casos que se interponen en su camino y que alejan a la investigadora de la resolución… Todo ello sostenido por una prosa sobria, que cuenta la violencia sin miedo a lo explícito pero sin abusos, uno diría que casi de manera elegante. Y con final nada complaciente, pura delicia.
GPS, Lucie Rico (AdN, traducción de Elia Maqueda). Este es el libro más extraño de la lista y, posiblemente, de los más extraños que hemos reseñado aquí. Agárrense. Ariane es una periodista de sucesos en paro. En su vida anodina interrumpe una invitación para ser la testigo de la pedida de mano de su mejor amiga, Sandrine. Una invitación y una localización compartida. Llega al lugar, la fiesta es un desastre y su amiga desaparece. No se sabe qué ha pasado, pero Ariane sigue viendo el punto rojo en su Google Maps. Empieza entonces una indagación sobre el paradero de la amiga, la soledad de Ariane, la falta de sentido de todo. Hay algo en esta breve novela contada en segunda persona que desconcierta; algo, también, que engancha. El relato se descompone al ritmo de la vida de la protagonista. El final deja un poso extraño. ¿Es un falso thriller? Puede ser, pero poco importa.
Un clásico japonés recuperado por vía doble
BCNegra tiene una idea excelente desde algunas ediciones. Recuperar a un autor y toda su obra y hablar de él con expertos y lectores. En este caso es el turno del gran Seicho Matsumoto, cuya última novela publicada por Libros del Asteroide (menuda labor están haciendo) comentábamos en Elemental. Esto será el miércoles. Les recuerdo que tienen aquí todo el programa.
Una excepción y un ensayo
Dennis Lehane no va a BCNegra, donde en 2017 recibió el prestigioso Premio Pepe Carvalho por toda su carrera, pero su nueva novela es de lo mejor de los últimos tiempos en el género y merece asomarse a esta ventana. Por otro lado, Eugenio Fuentes lleva tiempo construyendo una apuesta muy personal dentro del género, que encuentra su casa en Tusquets. Sabe mucho del asunto y lo demuestra en el ensayo del que hablamos a continuación. El sí estará en BCNegra. Vayan si pueden.
Golpe de gracia, Dennis Lehane (Salamandra, traducción de Aurora Echevarría). Lehane con la voz, la atmósfera y el Boston de Mystic River. Cualquier seguidor del autor que lea esta frase se pondrá a temblar de emoción, pero es así. El autor de Shutter Island vuelve a su ciudad natal, a sus recuerdos y lo hace con un personaje con todos los ingredientes para que al lector no le guste, incómodo, pero del que es imposible no enamorarse: Mary Pat Fennessy, madre de Southie, barrio irlandés, blanco y epicentro de la crisis racial de 1974. Una mujer fuerte, violenta, estrecha de miras, criada en un entorno lleno de odio, dueña de una vida que ha pasado por lo peor (divorcios, abandonos, la muerte de un hijo por sobredosis, pobreza extrema). Lo que no puede imaginar Mary Pat es que el drama definitivo está por venir y afectará a lo único que le queda: su hija Jules. Lo maravilloso aquí es cómo Lehane teje este drama particular, íntimo, con la historia de la ciudad, con aquel momento dramático, y todo eso en un lugar dominado por la mafia y con el crimen como alimento diario de aquella sociedad violenta, alcoholizada y sin futuro. Golpe de gracia también es una novela policial, así que hay interrogatorios e investigaciones (por la muerte de un joven negro, el suceso desencadenante, pero también contra la mafia, por ejemplo), un policía excepcional (Bobby, antiguo adicto a la heroína, personaje inolvidable) y algún otro que es escoria. Todos, también esa madre negra rota por el dolor y otros secundarios de mínima y deslumbrante aparición, están trazados con la pluma de un maestro. Y por encima, prevalece, sobrevive en la mente del lector, esa mujer, Mary Pat. Amén.
Los bajos fondos del corazón, Eugenio Fuentes (Tusquets). Escrito con un tono “a la vez crítico y reivindicativo con el género negro”, este ensayo es una pequeña muestra de conocimientos bien administrados. El creador del detective Ricardo Cupido (sus novelas son una apuesta tranquila por hacerse un sitio en el género con una escritura cuidada y buenas tramas desde 1999) apuesta por una visión nada dogmática —“no, no existe supremacía de géneros”—, abierta y desmitificadora —”lo que la literatura no da, ningún género lo presta”—. Eso, en el aspecto más teórico. Pero luego repasa de manera lúdica un montón de libros y autores en un paseo que transita de manera ágil de Arthur Conan Doyle a Arturo Pérez Reverte en unas cuantas líneas. Le cabe en esta revisión nada académica un delicioso artículo largo sobre el ciclismo y la novela negra u otro que pone en entredicho ese tópico del género como mejor herramienta para hurgar en el barro de los males sociales. Al igual que el Diccionario apasionado de novela negra de Pierre Lemaitre, aquí se puede navegar en desorden por sus páginas, saltar capítulos o buscar referencias de autores que nos interesen en el completo índice onomástico. Una gozada.
Babelia
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