Jodi Kantor, reportera que destapó el ‘caso Weinstein’: “El periodismo y las redes ya no tenemos una relación tan cómoda”
La coautora de la investigación que desveló hace ocho años los abusos del productor de Hollywood y puso en marcha el movimiento Me Too reflexiona sobre los retos a los que se enfrenta la prensa


Han pasado ocho años desde que Jodi Kantor y Megan Twohey publicaran en The New York Times la investigación que provocaría la caída de Harvey Weinstein, uno de los hombres más poderosos de Hollywood, y se iniciara el movimiento Me Too. En aquel momento, Donald Trump comenzaba su primer mandato, los dueños de las redes sociales todavía no habían permitido que la extrema derecha campara a sus anchas sin ningún tipo de filtro de verificación de sus bulos, y las mujeres encontraron el empuje suficiente como para empezar la última ola feminista. ¿Si este caso se publicara ahora, en 2025, habría tenido el mismo impacto? La propia Kantor, de visita en Barcelona, plantea la pregunta y se muestra optimista en su respuesta, pero sabe que, aunque Trump vuelve a ser el presidente de su país, las cosas han cambiado mucho, también para el periodismo. “No hay un consenso para salvar la verdad”, sentencia.
“Mi periódico es el mismo, tenemos más suscriptores y otras vías de llegar al público”, ha señalado la reportera en su intervención como invitada de honor del VII Congreso de Periodistas de Cataluña. “Las mujeres, aunque les sigue costando hablar porque el precio a pagar es alto, creo que volverían a hacerlo. También podríamos acceder a esas pocas fuentes que nos proporcionaron una información vital y de gran impacto. La diferencia creo que estaría en cómo los lectores recibirían esta información”, apunta.
Es decir, si en 2017 fue clave la montaña de datos que sustentó una investigación por la que después Kantor consiguió un Pulitzer, es posible que en 2025 ni una armadura de acero de papeles y comprobaciones les salvaría del cuestionamiento. “Hubo un consenso factual: teníamos los documentos, los nombres de las mujeres y fuentes muy fiables. Entonces solo nos preguntaron cosas como por qué se permitió que Weinstein agrediera a tantas mujeres durante tanto tiempo, por qué no le pararon, pero nunca se dudó de que lo que publicamos fuera verdad”, añade la periodista.
¿Tampoco se cuestionó la palabra de las mujeres? “En nuestro caso dieron los nombres y quienes no quisieron en un primer momento, como la actriz Gwyneth Paltrow, lo hicieron en una publicación posterior”, recuerda, y menciona las garantías constitucionales de protección de las fuentes en Estados Unidos, una diferencia con España.
El otro flanco débil que encuentra la periodista de investigación, desde hace unos años dedicada a iluminar para el público con sus informaciones una de las instituciones más opacas de Estados Unidos, el Tribunal Supremo, está en las redes sociales. “El periodismo y las redes ya no tenemos una relación tan cómoda, no sé si Twitter, ahora X, es un lugar para el encuentro para que las mujeres compartan este tipo de experiencias como pasó en 2017 con el #MeToo”, opina la periodista que ha descrito a Elon Musk como “un actor muy político e ideológico”.
Kantor recuerda que las amenazas que sufrió en 2017 no solo se concretaron en la demanda que les interpuso Weinstein, sino que el conocido como “rey de Hollywood” contrató a una empresa con extrabajadores de la inteligencia militar. Si hubieran conseguido parar la publicación de la investigación, recuerda la periodista, se hubieran llevado 400.000 dólares. No cobraron el botín, y su trabajo se plasmó en un libro, She said (editado en España por Libros del KO), y la película del mismo nombre, estrenada en España con el título Al descubierto.
En 2025 puede que esta ofensiva le hubiera salido al todopoderoso productor, en palabras de la reportera, “más barata” y se hubiera difundido de manera “rápida y masiva” a través de perfiles falsos en redes sociales y la inteligencia artificial.
La guerra contra los medios de Trump
“Tampoco creo que en estos momentos se diera una cooperación entre los medios como entonces se dio con la investigación de Weinstein”, opina. “El campo de juego es más débil, no hay tantas fuerzas intentando impulsar el periodismo en esta dirección”, describe la situación de la prensa en su país.
El segundo mandato de Trump ha traído aparejada una intensa campaña contra la prensa que, en el caso de The New York Times, se materializó en una demanda por valor de 15.000 millones de dólares (12.820 millones de euros) por difamación y libelo. Una cantidad que superaba ampliamente la capitalización bursátil del periódico tal vez el más influyente del mundo (casi 10.000 millones actualmente). Denuncia que el pasado junio tumbó un juez, pero supuso, una vez más, una llamada de atención disciplinante a los medios tradicionales en Estados Unidos.
Kantor considera que “la verdad está en peligro”. “No tengo todas las respuestas a las preguntas monumentales que se hace nuestro oficio. Lo que tengo claro es que nos preocupamos por el negocio y el problema es mayor. No tenemos un plan colectivo para salvar la verdad”. Aun así, trata de infundir la misma esperanza que, cuenta, también transmite en las charlas con estudiantes que da en su país. “No hay que rendirse con los temas más duros, los periodistas de investigación podemos lanzar un mensaje de que el servicio que ofrecemos es ir más allá de lo que se conoce”, confía. “El progreso para las mujeres, en realidad, para cualquiera, depende de tener una buena información y los hechos bien contrastados”.
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