La policía detiene a dos sospechosos por el robo en el Louvre
Los investigadores creen que los dos detenidos, con antecedentes por hurtos y que podrían haber actuado por encargo, planeaban huir a Argelia

La investigación judicial sobre el “robo del siglo” en el Louvre —el hurto de joyas invaluables de la Corona de Francia durante un fugaz asalto el 18 de octubre— ha empezado a dar frutos. El periódico Le Parisien desveló la mañana del domingo que dos sospechosos fueron detenidos la noche del sábado y puestos bajo custodia policial en el marco de la investigación abierta por “robo en banda organizada” y “asociación de malhechores con el fin de cometer un crimen”. La policía ha movilizado a 100 investigadores para intentar resolver el caso lo más rápido posible. Y podría estar cerca de concluir el proceso. Otra cosa, lamentan, es que puedan recuperarse las joyas.
Los dos hombres, de unos 30 años y originarios de Seine-Saint-Denis, un departamento al norte de París, son sospechosos de haber formado parte del comando de cuatro delincuentes que irrumpió por la fuerza en el museo más famoso de Francia, utilizando un camión equipado con una plataforma elevadora. Según una fuente policial citada por Le Figaro, los rostros de los dos hombres detenidos no son desconocidos para las fuerzas del orden. Ya estaban siendo vigilados desde hacía varios días y eran conocidos por los servicios de policía. El domingo fueron interrogados en busca de más respuestas.
Ataviados con chalecos amarillos y cascos de moto, los ladrones rompieron una ventana que daba acceso a la Galería de Apolo, el espacio del museo donde se exhiben las joyas de la Corona de Francia, y se apoderaron —usando sierras radiales— de tesoros reales que pertenecieron a varios soberanos franceses, entre ellos la emperatriz Eugenia, esposa de Napoleón III. Posteriormente, huyeron con su botín, aunque durante la fuga perdieron la corona de la emperatriz. En total, se robaron ocho joyas valoradas en unos 80 millones de euros.

La operación del sábado por la noche se desencadenó precipitadamente después de que los investigadores supieran que uno de los sospechosos planeaba huir a Argelia. De hecho, el individuo, de nacionalidad franco-argelina se encontraba ya en el aeropuerto para coger un vuelo cuando fue detenido. Poco después, un segundo sospechoso fue arrestado, este último iba a fugarse a Mali. Ambos, ya conocidos por la policía por robos anteriores, presentan perfiles de asaltantes experimentados que podrían haber actuado por encargo. Fueron trasladados a dependencias policiales, donde pueden permanecer bajo custodia hasta 96 horas. La investigación continúa para identificar al resto de los cómplices y al cerebro del grupo criminal. Y, sobre todo, para localizar las joyas, todavía en paradero desconocido.
Las pesquisas se apoyan ahora en las numerosas pistas que dejaron los ladrones en su precipitada huida: chalecos, casco de moto… Se hallaron cabellos pertenecientes a uno de los ladrones —probablemente el primero en entrar al museo— dentro del casco. Los sospechosos tampoco lograron incendiar la plataforma y el camión utilizados para acceder a la Galería de Apolo, ambos encontrados abandonados en plena vía pública. Según las primeras investigaciones, los ladrones habrían robado el elevador tras concertar una cita en la web de compraventa de objetos de segunda mano Le Bon Coin con un vendedor que deseaba deshacerse de él. Los hechos ocurrieron en la ciudad de Louvres (Val-d’Oise), pocos días antes del asalto.
No hay pistas, de momento, del paradero de las joyas ni de los otros dos cómplices del asalto. Sin embargo, el análisis de más de 150 muestras de ADN, huellas y objetos olvidados en la huida han permitido avanzar sustancialmente en la investigación.
La publicación de la información ha sido muy criticada por la fiscal de París. “Lamento profundamente la divulgación precipitada de este elemento por parte de personas informadas, sin tener en cuenta la investigación”, lamentó Beccuau en un comunicado. “Esta revelación no puede sino perjudicar los esfuerzos de investigación del centenar de agentes movilizados, tanto en la búsqueda de las joyas robadas como de todos los delincuentes implicados. Es demasiado pronto para aportar cualquier tipo de precisión”, prosigue la magistrada, indicando que comunicará la “información complementaria al término de esta fase de detención preventiva”.
El robo del Louvre ha conmocionado a Francia, que observa en el suceso un síntoma de la decadencia que atraviesa el país en los últimos tiempos. Resolver el caso de forma veloz es crucial para la imagen nacional, pero también para evitar que las joyas sean desmontadas para venderlas a piezas, como la policía sospecha que habrían planeado los delincuentes.
Un informe confidencial preliminar del Tribunal de Cuentas, la máxima institución de fiscalización de Francia, acusa al Louvre de contar con un sistema de videovigilancia insuficiente en sus tres alas, de haber aplicado fuertes recortes y retrasos en el gasto destinado a seguridad en los últimos años y de mostrar una deficiente jerarquización de prioridades. El documento, que debe publicarse oficialmente en noviembre, señala que el gasto en seguridad en 2024 fue muy inferior al de hace 20 años. En el ala Richelieu, que alberga pinturas de Poussin, Durero y Vermeer, así como las colecciones de arte persa y mesopotámico antiguo, solo el 25% de sus 182 salas están cubiertas por cámaras de vigilancia, según el informe.
La presidenta del Louvre, Laurence des Cars, pidió en la comisión del Senado en la que tuvo que comparecer el pasado miércoles que se instale una comisaría dentro del museo para evitar futuros robos. Pero el ministro del Interior, Laurent Nuñez, lo descartó este fin de semana: “Estoy en contra. Si empezamos por el Louvre, acabaremos poniéndolos por todas partes. La comisaría actual está justo al lado del Louvre. En cuanto se dio la alerta, en tres minutos los policías estaban allí”.
Las próximas horas serán clave para finalizar la operación. Pero el ministro del Interior, Laurent Nuñez, quiso ya felicitar a las fuerzas del orden “que trabajaron sin descanso, como se lo pedí, y en quienes siempre he tenido plena confianza”. El ministro, en cambio, se mostró menos optimista respecto a las joyas: “A los ladrones siempre terminamos encontrándolos. Parece ser un caso de gran criminalidad, ya veremos”, declaró, manifestando su “preocupación por las joyas” en las páginas de La Tribune Dimanche. “El botín, lamentablemente, suele ser puesto a resguardo en el extranjero. Espero que no sea el caso, sigo confiado”, añadió.
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