‘Ballerina’: la saga ‘John Wick’ encuentra la crudeza del ballet y a Ana de Armas
La actriz se ha hecho un hueco en Hollywood a golpe de esfuerzo, tesón y resistencia. Como en su personaje

El cine contemporáneo sigue sacando partido al arte del ballet clásico, pero no para mostrar su belleza, sino su crudeza, la severidad de sus ensayos, el sufrimiento físico y psicológico de sus bailarinas, y la forja, según las películas, de verdaderas máquinas de resistencia ante el dolor y las encrucijadas de la vida. Así, a títulos ambientados en su universo, pero que aprovechaban para hablar también de aspectos emocionales, personales o sociales en principio ajenos a su mundo —Cisne negro, Girl, Las niñas de cristal…—, se han unido historias que simplemente aprovechan la aspereza de su formación, y la consolidación de un modo de habitar a partir del padecimiento, para componer aguerridos personajes femeninos dispuestos para la acción y la destrucción física, e incluso para el espionaje.
A Gorrión rojo (2018), con Jennifer Lawrence pasando directamente, y a la fuerza, de los ensayos en el teatro del Bolshói a la brutalidad del entrenamiento en los servicios secretos rusos y a convertirse en una matahari del siglo XXI, sin apenas notar la diferencia, le sucede ahora Ballerina, título perteneciente a la franquicia de acción, espionaje, neonoir y artes marciales John Wick, aunque desplegada en buena parte de su historia como un spin-off, como un producto escindido de la historia original protagonizada hasta ahora por Keanu Reeves. Aquí es Ana de Armas quien lleva las riendas, proveniente de una de las tramas paralelas de John Wick 3 (la academia de danza que regentaba Anjelica Huston), aunque los admiradores de la saga no se quedarán sin la ración de empoderada inexpresividad del renacido para el estrellato Reeves.
Chad Stahelski, director de las cuatro entregas de John Wick entre 2014 y 2023, y David Leitch, codirector de la primera y productor de todas ellas, ambos procedentes de la coordinación del trabajo de los especialistas en superproducciones de Hollywood antes de pasarse a la dirección, han renovado en estos años la puesta en escena del modelo. Muchos menos cortes de montaje de los habituales, y preponderancia del plano secuencia para que se puedan admirar mejor las danzas de la muerte y la supervivencia. Además, frente a la espectacularidad exterior de Tom Cruise en su serie Misión: Imposible, tan influyente, los creadores de John Wick siempre han apostado por los fuegos artificiales de interior, por las coreografías abracadabrantes de impacto súbito, nacidas en el cine de artes marciales de Hong Kong, pero llevadas a una nueva dimensión. Ballerina, pese a que el desigual Len Wiseman, su nuevo director, no alcanza la brillantez de género de Stahelski y Leitch, mantiene el listón lo suficientemente cerca en una entrega que se antoja un tanto de transición.

¿Y de la historia qué sabemos?, se preguntarán ustedes. Que, como suele ser habitual, el relato es prácticamente nada, en un molde de historia de venganza de las de siempre. Hay sectas milenarias y mafias legendarias, espionaje y asesinos a sueldo, y ausencia de cualquier asunto que se salga de lo insustancial. No es lo importante; y tampoco lo es para sus fanáticos. Los que busquen algo de enjundia, que ni se acerquen.
Párrafo aparte merece la actriz de Armas. Si su personaje —una bailarina entrenada para aguantar el dolor físico, la alienación emocional y la disciplina extrema sin quebrarse— resulta verosímil en este universo de estilización y violencia coreografiada, es porque ella misma ha transitado un camino semejante en exigencia, aunque más silencioso y prolongado, desde sus días en La Habana hasta su desembarco en Los Ángeles. De Armas se ha hecho un hueco en Hollywood a golpe de esfuerzo, tesón y cierto sentido para elegir papeles que le permitieran crecer y desmarcarse. De la sensibilidad herida de Blonde a la frialdad letal de Ballerina, no solo demuestra una elasticidad interpretativa que muchos aún subestiman, sino una resistencia —física, mental y profesional— que, como en su personaje, nace no del artificio, sino del sacrificio.
Ballerina
Dirección: Len Wiseman.
Intérpretes: Ana de Armas, Gabriel Byrne, Anjelica Huston, Keanu Reeves.
Género: acción. EE UU, 2025.
Duración: 125 minutos.
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