‘The Alto Knights’: tantos talentos para nada
Barry Levinson dirige, Irwin Winkler produce, Nicholas Pileggi escribe, Robert De Niro encarna a dos mitos de la mafia... y nada importa ni es atractivo

Existen temáticas fijas, ancestrales y casi siempre rentables en la historia de Hollywood. Una de ellas es algo tan siniestro como la mafia. Los espectadores de cualquier época tenemos permanente hambre de ella. Y de acuerdo en que se han realizado muchas películas desechables, tópicas, previsibles, desaforadas, tontas y cutres sobre la honorable sociedad, pero igualmente le debemos incontestables obras maestras.
Es obvio afirmar que la saga de El padrino es una de las mejores cosas que le han ocurrido al cine y que por muchas veces que las veas el talento visual y narrativo de un tal Martin Scorsese te seguirá deslumbrando en Uno de los nuestros, Casino e Infiltrados. Y pocas series han sido tan inteligentes y adictivas como Los Soprano. O sea, que el retrato de esa organización tan tenebrosa a veces nos ha hecho muy felices a los mirones. Todo depende de la calidad que atesoren los que hablan de ella.
Y eso es lo que más te sorprende en esta lujosa nadería titulada The Alto Knights. Se responsabilizan de ella un productor tan serio como Irwin Winkler, alguien que hizo posible algunas películas excelentes de Scorsese; el guion lo ha escrito Nicholas Pileggi, autor de los guiones de Uno de los nuestros y Casino; la dirige Barry Levinson, que tiene películas sólidas como Sleepers y Rain Man, e incluso una tan bonita como graciosa titulada Diner. Y la protagoniza Robert De Niro, interpretando a dos personajes. Es ocioso contar que este actor superdotado acumuló sucesivamente magistrales interpretaciones en películas inolvidables como la segunda parte de El padrino, Taxi Driver, Novecento y El cazador.

Pero desde hace bastante tiempo me resulta monótono, vaya de gracioso o de dramático. La última vez que me impresionó, al igual que su compañero Al Pacino, fue en la vibrante y fatalista Heat. Nadie podrá negar el talento de ambos, aunque con frecuencia me ponen de los nervios. Hay algo muy afectado o calculado en su trabajo y en demasiadas películas olvidables. Eso sí, a su provecta edad ambos no paran de rodar. Por algo será. De alguna forma su carrera seguirá poseyendo imán para el público. Tanta acumulación de talento solo ha servido en esta ocasión para crear algo tan mediocre como tedioso, sin una sola secuencia para alterarte el ánimo, para crear alguna emoción. Tampoco personajes con un mínimo de atractivo. Eso sí, la música no para de sonar, algo que utiliza frecuentemente el cine que no tiene nada memorable que narrar.
La protagonizan dos gánsteres legendarios que acumularon enorme poder durante excesivo y lamentable tiempo. Son Frank Costello y Vito Genovese, íntimos amigos desde la infancia y enfrentados a muerte en la vejez por algo tan goloso como el liderazgo del imperio. Uno es reflexivo, maquiavélico, experto en comprar políticos para la buena marcha del negocio. El otro es visceral, y está convencido de que hay que matar a cualquiera que amenace su trono.
Esta fratricida batalla entre dos colegas y socios enamorados del poder absoluto está descrita sin la menor tensión, sin que importe ni el presente ni el destino de todos los que viven de la corrupción absoluta y de la violencia depredadora cuando las cosas amenazan con torcerse. Y el anciano Robert De Niro chupando plano todo el rato, haciendo de Costello y de Genovese. Alguien pensará que ha sido una idea brillante. A mí me dan igual el uno y el otro.
The Alto Knights
Dirección: Barry Levinson.
Intérpretes: Robert De Niro, Debra Messing, Cosmo Jarvis, Michael Rispoli, Kathrine Narducci, Wallace Langham.
Género: thriller. EE UU, 2025.
Duración: 120 minutos.
Estreno: 21 de marzo.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.