‘Blancanieves’: Disney se hace un lío artístico y ético con la nueva moral
La ‘major’ ha cambiado el título por si había suspicacias, y como se ve que contratar a siete actores con acondroplasia tampoco era lo suficientemente comercial, los ha recreado por ordenador

Ellos solos se han metido en un embrollo y no han sabido salir de él, pese a todos los trucos habidos y por haber, y no precisamente los de la Bruja frente al espejo. Para empezar, el del título: de Blancanieves y los siete enanitos, el clásico de Disney, la obra maestra de la animación y primer largometraje de la casa, a simplemente Blancanieves. Ningún otro título original, en su paso a la ola contemporánea de nuevas versiones en acción real, había sido cambiado. La razón parece obvia: de un tiempo a esta parte el término enano (o dwarf, en inglés), pese a que su sentido peyorativo siempre dependió más del tono y de las intenciones de quien lo decía que del propio concepto, no es aceptable. Se ve que Blancanieves y las siete personas con acondroplasia, o Blancanieves y las siete personas con enanismo, o Blancanieves y las siete personas de baja estatura no les parecían títulos lo suficientemente comerciales a sus ejecutivos.
Lo dejamos simplemente en Blancanieves, que para eso el cuento de los Grimm se bautizó así, y solucionado, debieron pensar. Pero entonces llegó la verdadera prueba del algodón. En todos los remakes de acción en vivo de películas animadas de Disney los seres humanos dibujados pasaron a ser actores y actrices, y los animales, de Dumbo al rey león, fueron compuestos digitalmente. No es así en Blancanieves, donde precisamente los siete enanitos han sido compuestos con CGI (imágenes generadas por ordenador), igualándolos con los pajaritos que acompañan a la bella princesa o con los cervatillos con los que se encuentra. Se ve que contratar a siete actores hombres con acondroplasia para ser los coprotagonistas del relato junto a la bruja tampoco era lo suficientemente comercial.
Pero hete aquí que para que no les acusen de esto último, han metido a una persona con enanismo en el reparto, un intérprete secundario, amigo del que en la original era el personaje del príncipe y ahora es una especie de revolucionario Robin Hood en contra de la bruja. Como los políticos, se trata de adelantarse a los problemas. Eso sí, no se vayan todavía que aún hay más: para justificar la reelaboración de los enanitos originales en versión animada digital, han cambiado la historia y los han convertido no en seres humanos sino en seres mágicos de 274 años.

Si obviamos todo lo anterior, que ya es mucho obviar, y nos centramos en lo artístico y en los cambios de fondo, esta nueva Blancanieves no está entre las peores adaptaciones a acción en vivo de sus clásicos animados. Por supuesto que la expresividad artística de la original, sus maravillosos diseños y la combinación de los ritmos e instrumentaciones de las músicas con los movimientos de las figuras en el plano resultan inigualables. Se ha fortalecido como película de género musical, siguen las más famosas tonadillas (el mítico “ay, ho”, por supuesto), aunque con reelaboraciones orquestales, y se han creado nuevas canciones, terreno en el que se luce con su poderío vocal Rachel Zegler, la chica de la West Side Story de Steven Spielberg, mientras a Gal Gadot, la bruja, aunque no cante demasiado bien, le funcionan sus ademanes de malvada.
Por lo demás, la belleza está en el interior, síntoma de los tiempos; es el pueblo el que se levanta contra la tirana, lo que da pie a diversos paralelismos; apenas hay oscuridad, no les vaya a dar demasiado miedo a los más pequeños, y, en su empeño en que todo sean enseñanzas loables (valentía, justicia, autenticidad y fortaleza son sus señas educativas de identidad), hay algún pasaje directamente de carcajada. Como cuando para justificar que el grupo de revolucionarios comandado por el antiguo príncipe del beso de amor verdadero, ahora intrépido habitante del pueblo llano, ande por ahí robando comida en el castillo para dárselo a los pobres, uno de los hombres de baja estatura dice algo así como: “En realidad son actores sociales que, provocados por la actitud de la reina, entran en un terreno que les lleva a tener comportamientos en los que su ética resulta dudosa”. Qué tiempos estos.
Blancanieves
Dirección: Marc Webb.
Intérpretes: Rachel Zegler, Gal Gadot, Andrew Burnap, Ansu Kabia.
Género: fantasía. EE UU, 2025.
Duración: 109 minutos.
Estreno: 21 de marzo.
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