_
_
_
_

Un puente artístico para unir España y Turquía

El centro Salt, en pleno corazón de Estambul, se ha convertido en un referente cultural que conecta ambos países

El antiguo Banco Otomano, sede de Salt, bajo la Torre de Gálata, en Estambul.
El antiguo Banco Otomano, sede de Salt, bajo la Torre de Gálata, en Estambul.ERDEM SAHIN (EFE)
Jorge Morla

En el vibrante paisaje cultural de Estambul, donde la innovación artística se manifiesta en iniciativas que buscan conectar a los artistas con sus comunidades y reflejar problemas actuales, este año se ha tendido un puente cultural entre España y la ciudad del Bósforo. La institución artística Salt y la Fundación BBVA han puesto en marcha un programa de becas que se centra en la investigación y producción artística de vanguardia y, al mismo tiempo, la exposición Let Us Go Back to the Beginning, de la artista vasca Itziar Barrio, explora en la sede de Salt, en Estambul, a través de instalaciones y cine, el impacto de la tecnología en la identidad humana, el trabajo y los límites de nuestra percepción. Ambas iniciativas reflejan un compromiso por explorar las complejidades del entorno cultural, un espacio de intercesión entre la historia y el futuro de Turquía.

Antes de nada, conviene responder a la pregunta de qué es Salt. “Ser un museo aquí ya es de por sí difícil. Pero ser una institución académica, educativa, un archivo de la zona… es casi imposible”, cuenta Deniz Ova, directora general de la institución, mientras camina por los imponentes pasillos de la sede de lo que una vez fue el Banco Otomano. Efectivamente, Salt pretende ser todas esas cosas, y en el camino se ha convertido en un referente del arte y la cultura contemporánea en Estambul. Creada en 2011 por el Banco Garanti (segunda entidad bancaria privada del país y que hoy pertenece al BBVA), es todo un puente artístico que une al país con la Europa occidental. Hoy funciona como “museo, centro de investigación, archivo y librería”, enumera Ova, que destaca que el objetivo de la institución es “crear conocimiento y crear diferentes narrativas que permitan percibir el presente”. En Salt se entremezclan el arte, la arquitectura o el diseño, pero también el medio ambiente (un tema crucial en Estambul), para “crear conciencia y preocupación por los temas que nos rodean”.

Una de las esculturas híbridas de Itziar castro, en la antigua cámara acorazada del banco Otomano.
Una de las esculturas híbridas de Itziar castro, en la antigua cámara acorazada del banco Otomano.Mustafa Hazneci (Salt)

Salt se ha establecido como una institución cultural líder en Turquía, “comprometida con la investigación y el desarrollo de proyectos públicos que, a través de becas y exposiciones, fomenta la investigación visual y social, proporcionando un espacio para que los artistas exploren temas complejos y relevantes”, cuenta Ova. La Fundación BBVA apoya estas iniciativas. “La gente cede sus fotografías, sus cartas, sus historias, para formar un archivo histórico del barrio y de la ciudad”. La referencia al barrio no es baladí: el barrio de Gálata, en Estambul, está al norte del llamado Cuerno de oro, donde se sitúan las imponentes Santa Sofía y la Mezquita Azul. En ese barrio, con vistas al Bósforo, coronado por la imponente Torre de Gálata y atravesado por algunas de las más empinadas y atestadas calles de la ciudad situada entre dos continentes, se localiza el majestuoso edificio del antiguo Banco Otomano, sede de Salt. “Desde el año 2000″, contextualiza Ova, “la mayor parte del interés por el arte contemporáneo se vertebra a través de iniciativas privadas, lo que confiere a propuestas como la nuestra un mérito extra.

Arte vasco en el Bósforo

“Ver el espacio de Salt y entrar en contacto con la cultura y el contexto ayudó mucho a la forma que la exposición tomó, ya que algunas piezas e intervenciones están hechas para espacios específicos del edificio, como las cajas de seguridad del antiguo banco”. Son palabras de la artista Itziar Barrio (Bilbao, 48 años), que presenta en Salt la exposición Let Us Go Back to the Beginning (Volvamos al principio), una nueva versión de la trilogía Material (auspiciada por la beca Multiverso de la Fundación BBVA), la cual, explica la artista, “analiza la intersección entre la tecnología, la materia, el trabajo y la identidad”.

Cada capítulo de la trilogía que puede verse en Salt tiene relación con diferentes estados de la materia. En el primer capítulo son los líquidos, los fluidos y el agua los que aparecen como un elemento con gran fuerza simbólica. A Demon that Slips into Your Telescopes while You’re Dead Tired and Blocks the Light (Un demonio que se cuela en tus telescopios mientras estás muerto de cansancio y bloquea la luz), película que pertenece a esa primera parte, entremezcla el lenguaje documental con el de la ficción especulativa para analizar la construcción del conocimiento científico. ROBOTA MML, la segunda parte de la trilogía, critica la creencia de que lo humano está enfrentado a la máquina, “cuando en realidad ya estamos siendo fusionados con las máquinas”, cuenta Barrio. Esta segunda aparte, enfocada en lo sólido, incluye una serie escultórica que fusiona piedra y plástico: “Cuerpos híbridos, algo entre varias cosas y fuera de lo binario: entre lo usado, lo no usado; lo industrial y lo manual; lo orgánico, la máquina, la materia…”.

Instalación acústica de Itziar Barrio, en la biblioteca de Salt.
Instalación acústica de Itziar Barrio, en la biblioteca de Salt.Mustafa Hazneci (Salt)

Particle Matter, la tercera parte, es una creación audiovisual y una investigación sobre las múltiples manifestaciones de lo microscópico. Como cuenta la artista: “En mis proyectos me interesa alumbrar la subjetividad y encontrar esos espacios inclasificables, no binarios, que se escapan al lenguaje y la racionalización”. “La colaboración con Itziar ha sido muy fructífera”, cuenta Fatma Çolakoğlu, comisaria y directora de programas de Salt, que pasea entre los rincones del antiguo banco (cámaras acorazadas, antiguas recepciones) y señala esculturas que mezclan piedra y plástico y que Barrio creó allí mismo, durante una visita. “No es la única exhibición actual de Salt”, cuenta Çolakoğlu, “pero estamos particularmente orgullosos de esta: de su calidad y de la aceptación que ha tenido entre el público”.

El rastro de la edición

Efectivamente, no es la única exhibición de Salt. En paralelo, en un segundo edificio situado unas cuantas calles al norte, se puede visitar Designer’s Note, una exposición que examina la evolución del diseño gráfico en Turquía entre los años setenta y noventa, un periodo marcado por transformaciones sociales, políticas y económicas. Este recorrido visual destaca el papel del diseñador gráfico como una figura clave en la construcción de la identidad cultural y política de Turquía. La exposición refleja una época en la que la publicación cultural cobró impulso y el libro, en particular, comenzó a ser tratado como un objeto de diseño integrado: “Los últimos 25 años del siglo XX turco estuvieron profundamente marcados por la aplicación del programa de estabilización económica en 1980 y el golpe de Estado de ese año, que pavimentaron el camino para la integración de Turquía en la economía global y generaron una transformación cultural sin precedentes”, explica Deniz Ova. Durante la década de los ochenta, el sector editorial turco experimentó una revitalización significativa, las empresas privadas comenzaron a ver el ámbito cultural como una inversión prestigiosa, y las publicaciones se convirtieron en símbolos de disidencia política.

“Turquía, y específicamente Estambul, tienen mucho que decir en el panorama del arte global”, cuenta Ova, antes de girarse en dirección al archivo de Salt para digitalizar fotografías con un siglo de antigüedad que han donado familias de la zona. “Y nosotros ponemos nuestro granito de arena”. Esas fotos, esas pequeñas historias, son otras de las muchas piezas que Salt utiliza para crear su pequeño reducto cultural: una forma de comprender mejor el arte, y de unir el presente y el pasado de la ciudad partida entre Europa y Asia.

Investigación, creación y ayudas

Salt y la Fundación BBVA también anunciaron recientemente los proyectos seleccionados para la Beca de Investigación y Producción Artística 2024-2025. Este programa, dirigido a artistas turcos que investigan cuestiones sociales contemporáneas mediante metodologías interdisciplinarias, tiene como objetivo crear un espacio dinámico para la investigación y la producción artística, fortaleciendo los lazos entre los artistas y sus comunidades. El comité de selección evaluó 193 solicitudes y seleccionó el proyecto Geothermalisms, de Aslı Uludağ, para la Beca de Investigación. La propuesta está centrada en la política material de la energía geotérmica en la región del Egeo. Para la Beca de Producción, fueron seleccionados dos proyectos: Looking at Osmanbey: Social and Spatial Entanglements of Fashion Trade, de Ali Taptık, y An Interwoven Network: Threads and Trace de Merve Mepa. Uludağ recibirá 20.000 euros, mientras que Taptık y Mepa obtendrán 10.000 cada uno. Estos proyectos se exhibirán en Salt y en la Fundación BBVA en 2025, ofreciendo a los artistas una plataforma para mostrar sus investigaciones y propuestas creativas.

Una de las imágenes de 'ROBOTA MML', de Barrio.
Una de las imágenes de 'ROBOTA MML', de Barrio.

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
Recíbelo

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Jorge Morla
Redactor de EL PAÍS que desde 2014 ha pasado por Babelia, Cultura o Internacional. Es experto en cultura digital y divulgador en radios, charlas y exposiciones. Licenciado en Periodismo por la Complutense y Máster de EL PAÍS. En 2023 publica ‘El siglo de los videojuegos’, y en 2024 recibe el premio Conetic por su labor como divulgador tecnológico.
Rellena tu nombre y apellido para comentarcompletar datos

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_