El Plan de Gestión del Centro Histórico de Córdoba soslaya el abuso de elementos católicos en la mezquita-catedral
La Unesco puede informar sobre este documento que contempla propuestas de acción para el centro histórico y el templo, declarados Patrimonio de la Humanidad en 1994
El Ayuntamiento de Córdoba aprobó el pasado jueves en una sesión extraordinaria el Plan de Gestión del Centro Histórico de la ciudad, declarado en 1994 Patrimonio de la Humanidad de la Unesco y que incluye como un todo indisoluble la mezquita-catedral y el casco histórico de la ciudad. En el documento —exigido por este organismo de Naciones Unidas para garantizar la conservación del valor universal del bien―, aunque se hace referencia a la importancia predominante del templo, no se aborda la inquietud por la preservación de su carácter andalusí, como han cuestionado expertos e intelectuales y un reciente informe de la ONG internacional World Heritage Watch (WHW), que asesora a la Unesco sobre el estado de los monumentos Patrimonio de la Humanidad. Un vacío que tiene relevancia, puesto que la Unesco solo puede informar sobre este documento, al ser el único que el Gobierno de España, como Estado parte, puede remitir al Comité de Patrimonio Mundial y sus órganos consultivos para su valoración.
Los Planes de Gestión son los instrumentos de planificación que la Unesco considera obligatorios para los bienes inscritos en la Lista de Patrimonio Mundial, destinados a la ejecución efectiva de las labores de conocimiento, preservación y difusión de sus Valores Universales Excepcionales, aunque desde el Consistorio cordobés se alegue que su elaboración es voluntaria. El documento debía haber estado listo en 2022, que es cuando se tenían que presentar los informes periódicos sobre la conservación y gestión de sitios, pero este proyecto se ha dilatado en el tiempo. La base principal se sustenta en una memoria exhaustiva que redactó la UTE Patrimonio Vivo y que se entregó este verano, al que el consistorio ha realizado aportaciones.
El documento aborda las principales amenazas a las que se enfrenta el Centro Histórico, haciendo hincapié en la movilidad, la masificación turística, sobre todo alrededor de la mezquita-catedral o el cambio climático, y propone 64 acciones que tienen al patrimonio como eje principal y que lo abordan desde distintas perspectivas. La económica y empresarial, promoviendo el fortalecimiento del sector artesanal y artístico o el impulso de la gastronomía andalusí; la medioambiental, con un plan de descontaminación y minimización de impactos visuales y sonoros; la implantación de una red de transporte público entre la mezquita y Medina Azahara (otro bien Patrimonio de la Humanidad), o la regeneración y la apertura de espacios verdes y la creación de corredores culturales metropolitanos; la administrativa, con la creación de un gemelo digital de la ciudad y el patrimonio para agilizar la toma de decisiones; o la social y urbanística con un plan de rehabilitación para habilitar vivienda para los jóvenes y revitalizar el centro histórico.
El Plan de Gestión reconoce que la mezquita-catedral “sustenta mayoritariamente la declaración de Valor Universal Excepcional, integridad y autenticidad” del sitio Patrimonio Mundial constituido por el Centro Histórico de Córdoba, subraya que es “propiedad de la Iglesia católica desde el siglo XIII” y que está “gestionada por el Cabildo Catedral” y señala que “aunque cuente con un Plan Director propio, realizado en el marco del Plan Nacional de Catedrales, el presente Plan de Gestión tiene en consideración la importancia y peso específico de este importante monumento”. Sin embargo, entre las propuestas de acción recogidas en el documento, ninguna hace referencia específica a la necesidad de garantizar y preservar la integridad y autenticidad del monumento.
Para la elaboración de la propuesta inicial del Plan de Gestión, redactada por la entidad Patrimonio Vivo, se entrevistó a técnicos en turismo, arquitectos, arqueólogos, miembros de asociaciones de vecinos, ecologistas, culturales o empresariales, profesores universitarios, miembros del Cabildo y del Ayuntamiento. Entre las respuestas que ofrecieron solo hay tres que mencionan expresamente a la mezquita-catedral para advertir de la “gestión controvertida de la mezquita-catedral”, “ocultación o desconsideración de los valores históricos y artísticos de la dimensión islámica de la mezquita-catedral frente a la dimensión cristiana” y la “excesiva concentración de turistas en el entorno de la mezquita-catedral”. Sin embargo, en las propuestas recogidas en el Plan de Gestión solo se aborda la preocupación por la aglomeración del turismo en el entorno del templo.
Una vía muerta para preservar la integridad cultural
Los expertos, así como la Plataforma Mezquita Catedral —que también participó en las entrevistas― y, recientemente, un artículo publicado en el informe anual de WHW, han apuntado al Plan Director, que establece las directrices para la gestión y conservación de la mezquita-catedral, como el documento que ampara la preeminencia de la condición católica del edificio, soslayando la importancia del legado andalusí y negando y relegando, por tanto, los valores artísticos, históricos y culturales que fueron reconocidos por la Unesco para otorgar al monumento su condición de bien Patrimonio de la Humanidad. El hecho de que sobre ese documento no pueda informar ni la Unesco ni el Icomos ―organismo asesor en temas de patrimonio de la Unesco―, por ser un informe del cabildo cuya supervisión corresponde únicamente a la Junta de Andalucía, y que, por tanto, el Gobierno de España como Estado parte no puede remitir al Comité de Patrimonio Mundial, hacía que la atención se centrara en el contenido del Plan de Gestión, sobre el que sí podría informar la Unesco.
Sin embargo, tampoco parece ser esta la vía adecuada para que la Unesco o el Icomos pueda estudiar si la colonización de imágenes y parafernalia religiosa que está impulsando el Cabildo en las últimas décadas —hasta el punto de impedir la contemplación de la quibla— supone un quebranto de las directrices que determinaron que la mezquita-catedral fuera considerada Patrimonio de la Humanidad, según explican a este diario fuentes cercanas la Icomos. El Plan de Gestión es un documento de propuestas de actuación y en tanto que propuestas, la Unesco o el Icomos no tienen una obligación de entrar a valorarlas, subrayan esas fuentes. El mecanismo para que estos organismos pudieran estudiar si es necesario iniciar un proceso de revisión es a través de denuncias, algo que ya trasladó el presidente del Icomos a la Plataforma Mezquita Catedral cuando se reunió con ellos hace unos meses.
La aprobación del Plan de Gestión en una sesión extraordinaria de la Junta de Gobierno, cuando el propio Ayuntamiento de Córdoba había suspendido todos los actos por las consecuencias de la dana, ha sorprendido al Consejo del Movimiento Ciudadano de Córdoba porque el documento no se había presentado previamente a la Mesa del Casco Histórico para que pudiera añadir sus aportaciones. “Pensamos que se iba a convocar la Mesa antes de la aprobación”, explica Juan Andrés García, el presidente del Consejo del Movimiento Ciudadano, cuya parte de sus miembros forman parte de esa mesa. Esta circunstancia hace que para ellos el texto no sea “definitivo”. “Después de meses de hablar de consideraciones previas, con la aprobación por parte del Ayuntamiento lo que entendemos es que ya tenemos un documento oficial sobre el que trabajar y hacer nuestras aportaciones”, abunda. García explica que hace unas semanas se reunieron con la delegada de Cultura del consistorio precisamente para que les diera a conocer el texto. “Mandaremos nuestras consideraciones antes de fin de año, pero lo que más nos preocupa es si el coste de las medidas está incorporado al presupuesto y quién se va a encargar de controlar que se gestionen”, indica.
Babelia
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