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Oasis vuelve a los escenarios: historia de un regreso mil veces negado

Los hermanos Gallagher anuncian una serie de conciertos en 2025 cuando se cumplen 15 años de su separación. “Las armas se han silenciado, las estrellas se han alineado y la gran espera ha terminado”, afirman

Oasis
Noel Gallagher y Liam Gallagher en el estadio Wembley, Londres, en octubre de 2008, 10 meses antes de su separación.Dave Hogan (Getty Images)
Carlos Marcos

Noel y Liam Gallagher llevan 15 años sin estar juntos en una habitación, pero el poder de ese sentimiento imbatible llamado nostalgia y la perspectiva de reventar sus cuentas corrientes han derribado el muro: Oasis vuelve. Se resistió el grupo inglés casi desde la semana después de su separación, en 2009, pero esta mañana y por medio de un mensaje en sus redes sociales, la banda que puso otra vez en las listas de ventas el rock malencarado ha anunciado que retoma la actividad. Serán 14 fechas en 2025 para actuar en Cardiff (4 y 5 de julio, Principality Stadium); Manchester (11, 12, 19 y 20 de julio, Heaton Park); Londres (25, 26 y 2 y 3 de agosto, Wembley Stadium); Edimburgo (8 y 9 de agosto, Scottish Gas Murrayfield Stadium), y Dublín (16 y 17 de agosto, Croke Park). Las entradas se venderán a partir de sábado 31 de agosto. Según un comunicado de la banda “hay planes en marcha para hacer algo más fuera de Europa”. En ese mismo escrito, el grupo justifica su decisión: “No ha habido ningún gran momento revelador que haya iniciado la reunión, solo la comprensión gradual de que es el momento adecuado. Las armas se han silenciado, las estrellas se han alineado y la gran espera ha terminado. Ven a ver a Oasis: no será televisado”. No se han confirmado los nombres que acompañarán a los Gallagher y de momento no existe la posibilidad de editar nuevo material.

Han sido 15 años de cruce de insultos, al principio divertidos y luego cansinos y patéticos (“Noel es bastante oscuro. Pero también lo fue Hitler”, llegó a decir Liam de su hermano), y múltiples mensajes en los que afirmaron que el grupo nunca volvería a subirse a un escenario, sobre todo Noel: “No tendría sentido”. Pues va a ocurrir. En esta historia solo cuentan dos personas, los hermanos Noel (Manchester, Inglaterra, 57 años, guitarrista y voz) y Liam Gallagher (Manchester, 51 años, voz principal), disfuncionales, broncas, drogotas confesos, groseros, egomaníacos… Y también autores de un puñado de temas que marcaron el rock en los noventa. El orgullo del rock británico cuando el grunge estadounidense comenzaba a flaquear: el primer disco de Oasis, el musculoso Definitely Maybe, se publicó en agosto de 1994, cuatro meses después del suicidio de Kurt Cobain, cabecilla de Nirvana.

NME y Melody Maker, los dos semanarios musicales que vendían miles de ejemplares en los noventa, salivaban con las aventuras de estos hooligans cejijuntos que siempre aparecían con una lata de cerveza en la mano. Y contaban en sus páginas cosas como en un viaje en un ferri camino de Ámsterdam coincidieron con unos aficionados del londinense West Ham. Como ellos son rudos seguidores del Manchester City, Liam comenzó a lanzarles latas vacías de las cervezas que se iba bebiendo (y fueron muchas). Los aficionados del West Ham practicaron el mismo deporte hasta que, inevitablemente, llegaron a las manos. Liam pasó dos días en un calabozo holandés. También en lugar destacado está la historia de cuando Noel se hizo “unas rayas en un baño del 10 de Downing Street” cuando fue a visitar en 1997 a Tony Blair, el jefe de Gobierno del brit-pop, aunque luego muchos de los músicos que lo apoyaron renegaran de él. Se podría completar un libro con las diabluras de los hermanos, pero acabaría siendo tedioso. Hasta la prensa inglesa encontró unos dignos rivales para sus chicos malos: Blur.

Musicalmente, Oasis ofreció un pastiche irresistible: las memorables melodías de los Beatles, la chulería boogie de T. Rex, la turbiedad de la Velvet Underground, el descaro de los Rolling Stones. Se pueden coger los éxitos del grupo y sacar parecidos ligeramente razonables con canciones de los anteriormente citados. Pero desde su rendición de fans de los clásicos del rock sonaban genuinamente a Oasis. Rock and roll Star, Live Forever, Wonderwall o Don’t Look Back In Anger son identificativas de un estilo Oasis. La voz agresiva de Liam, estirando las palabras, las guitarras gruesas de Noel. Nadie como ellos deseó tanto ser una estrella del rock. En concierto no necesitaban ni bailar ni hacer piruetas. Valía con su actitud de muchachos cerriles de clase obrera. Liam cantaba clavado al escenario, con las manos agarradas a la espalda como esperando a ser esposado, las piernas ligeramente flexionadas y con el cuello estirado con la boca apuntando al micrófono. Cuando acababa su parte vocal amarraba una pandereta y caminaba arrogante con las piernas abiertas, el colmo del manspreading, y con una mueca chusca plantada en la cara. Noel apenas se movía, manipulando sus guitarras de grandes dimensiones, y desprendía una actitud presuntuosa del que ejerce el control como compositor y jefe a la hora de tomas las decisiones. El resto del grupo adoptaba la misma pasotería: para qué, si con decir fuck entre canciones nos sobra.

En los 2000 sus discos se fueron haciendo más densos, lindando la psicodelia. Y en 2009 llegó la célebre pelea en los camerinos de un concierto en París y Noel abandonó el grupo acusando a su hermano de “un nivel intolerable de intimidación verbal y de violencia”. También se dijo que el vocalista le lanzó una guitarra a Noel, aunque algunas versiones también suman a la agresión “una ciruela”. Y comenzó el psicodrama fraternal, con profusión de salida de trapos sucios familiares e improperios. Desde entonces, los hermanos han hecho carrera en solitario, muy por debajo en calidad y, sobre todo, popularidad que la de Oasis. Liam primero como Beady Eye y luego con su propio nombre y muchas veces con exmiembros de Oasis en la formación; y el guitarrista (y en esta etapa cantante principal) con el nombre de Noel Gallagher’s High Flying Birds.

A pesar de sus denodados esfuerzos y de algunas canciones con chicha, las carreras en solitario de ambos no han despegado. Los dos han pasado con sus giras por España y se ha podido comprobar en la reacción de la gente: indiferencia y visita al bar con los temas en solitario y euforia cuando proponían el repertorio de Oasis, que fue aumentando según se sucedían las giras: en la de 2024 Noel ya ocupaba la mitad del recital con piezas de Oasis y Liam acaba de actuar en los festivales de Reading y Leeds dentro de la gira del 30 aniversario de Definitely Maybe, donde interpreta las canciones del disco de debut de Oasis. Todos los caminos conducían al mismo lugar…

Liam Gallagher actuando el pasado 25 de agosto en el festival de Reading, donde celebró el 30 aniversario del primer disco de Oasis, 'Definitely Maybe', y aprovechó para dedicar a su hermano el tema 'Half The World Away'.
Liam Gallagher actuando el pasado 25 de agosto en el festival de Reading, donde celebró el 30 aniversario del primer disco de Oasis, 'Definitely Maybe', y aprovechó para dedicar a su hermano el tema 'Half The World Away'. Simone Joyner (Getty Images)

Liam ha sido el más interesado en la reunión y ha fluctuado entre el negativismo y los brotes verdes de esperanza. En 2019, y en una entrevista con este periódico, estaba hundido: “Todo el tiempo me preguntan cuándo vuelve Oasis. No tiene buena pinta ahora mismo. Empiezo a creer que de verdad no le gusto a Noel. Siempre pensé que cuando se metía conmigo estaba bromeando, que en realidad me quería. Pero tengo la sensación de que es cierto que no le caigo bien. Es una pena. Yo le quiero. Somos hermanos. Tengo otro hermano y tampoco se habla con él. Noel está en su puto mundo ahora mismo. No sé qué pasa con ese cabrón. No es feliz haciendo cosmic pop. No es feliz siendo el líder. No es feliz teniendo todo el dinero. No es feliz con su bella novia. No es feliz con sus 80 millones de libras. No es feliz con nada. ¿Qué coño le hace feliz? Va a terminar tocando en pubs porque los fans de Oasis van a terminar hasta las narices de él”. Un año después, en 2020, Liam andaba de subidón: “Acabo de recibir una llamada de mi hermano suplicándome reunir a Oasis”, escribió en un tuit, aunque luego no se concretó. Y hace unos meses, en marzo de 2024 y también en EL PAÍS, se mostró misterioso: “Podría ser [una reunión de Oasis], pero no pasará esta semana”.

Noel, sin embargo, ha flaqueado poco y ha mantenido su negativa. Lo más esperanzador lo dijo en la BBC en enero de 2023: “Nunca deberías decir nunca. Tendrían que ser necesarias una serie de circunstancias extraordinarias. Y eso no quiere decir que esas circunstancias nunca se produzcan”. No se dieron esas circunstancias meses después, porque Liam intentó la reunión con su hermano para celebrar este 2024 las tres décadas del primer disco. Noel no aceptó, y el vocalista lleva desde junio paseando las emblemáticas canciones de aquel debut con llenos abrumadores. Otra vez el triunfo de la nostalgia. Ahora Noel también se ha rendido. Los tabloides ingleses, excitados con el material que les va a reportar la reunión, aseguran que el renacer de Oasis puede generar 400 millones de libras (472 millones de euros) y que cada uno de los Gallagher se embolsará 60 millones de euros. El periodista cultural Tim Jonze, que trabajó en NME y que hoy lo hace en The Guardian, comentaba este lunes en este periódico británico lo que significan los conciertos de Oasis en 2025 para Reino Unido: “No creo que la música de Oasis haya cambiado el mundo, pero unas cuantas noches de unidad y borrachera en un país tan dividido… A quién no le gustaría estar allí”.

Foto familiar de la familia Gallagher en los años setenta: de izquierda a derecha, Noel, Paul, Liam y su madre Peggy.
Foto familiar de la familia Gallagher en los años setenta: de izquierda a derecha, Noel, Paul, Liam y su madre Peggy. Dan Callister (Getty Images)

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Sobre la firma

Carlos Marcos
Redactor de Cultura especializado en música. Empezó trabajando en Guía del Ocio de Madrid y El País de las Tentaciones. Redactor jefe de Rolling Stone y Revista 40, coordinó cinco años la web de la revista ICON. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y Máster de Periodismo de EL PAÍS. Vive en Madrid.
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