Dos toreros a caballo
Los picadores Juan Francisco Peña y Luis Alberto Parrón ofrecieron un emocionante espectáculo ante dos toros alegres y bravos en el primer tercio
Hay muy buenos toreros con el castoreño calado, como abunda la calidad entre los de a pie; lo que sucede es que la profesión de los primeros está de capa caída, en peligro de extinción. Pero esta tarde, ante dos toros de Baltasar Ibán, con fijeza en la mirada y bravura en las entrañas, bien colocados, además, por los toreros de turno, dos picadores, Juan Francisco Peña y Luis Alberto Parrón, han ofrecido un espectáculo poco visto en las plazas: un toro que galopa con codicia desde los medios hasta el caballo, y un hombre que lo espera con la vara en alto, clava en el morrillo, aguanta al empuje furioso del animal y levanta el castigo en el momento justo, al tiempo que los tendidos estallan de emoción.
Ocurrió en la lidia del tercero, que hizo una pelea desigual y fue muy soso en los tercios siguientes; y en el quinto, Bastonito de nombre, como aquel (también del mismo hierro) con el que se consagrara en este mismo ruedo César Rincón, el 7 de junio de 1994. Galopó en las dos entradas al caballo y empujó humillado con los riñones; se paró en banderillas, y se vino arriba en la muleta.
Francisco de Manuel, su matador, que se había lucido en un quite por ceñidas chicuelinas, rematadas con una vistosa media, lo esperó de rodillas en los medios, y de tal modo trazó cuatro derechazos que cerró, ya de pie, con un elegante pase del desprecio y otro de pecho.
Bastonito perseguía la muleta, con fijeza y humillación, y De Manuel aprovechó la calidad de su oponente para ligar dos más que aceptables tandas de muletazos con la mano derecha que apuntaban a algo grande. Efectivamente, la faena subió de tono en el toreo al natural, obediente y repetidor el toro, y con buen trazo la inspiración del torero.
Cuando volvió a citarlo con la derecha, Bastonito dijo que ya lo había dado todo de sí, y que carecía de más combustible; aun así acudió al cite de unos elegantes ayudados por bajo.
No quedó muy claro si se esperaba mucho más del torero, que puede ser, o que el público había optado desde el principio por el toro; lo cierto es que De Manuel no mató bien, escuchó dos avisos, Bastonito fue despedido con una gran ovación después de que una gran parte de la plaza pidiera con insistencia la vuelta al ruedo, el presidente escuchó una sonora bronca y el torero, división de opiniones cuando salió a saludar.
Todo ello acaeció en el quinto, pero ese otro bravo y alegre toro en el caballo, el tercero, no estuvo a la altura deseada. También se paró en banderillas y se comportó con muchas sosería en la muleta. Álvaro Alarcón trató de aprovechar la oportunidad, pero no fue posible ni en este ni ante el áspero y violento sexto.
Lo de Alarcón tiene miga. Tomó la alternativa el 10 de mayo del año pasado en esta plaza, y desde entonces hasta hoy solo ha toreado una tarde más, en el pueblo toledano de Torrijos. Le falta oficio, lógicamente, y se le vio decidido, pero con escasos recursos, como no podía ser de otra manera. Los milagros no suelen suceder cuando uno los necesita. Y Alarcón necesitaba uno gordo para sacar la cabeza en el escalafón.
Tampoco pudo lucirse Francisco de Manuel ante su primero, que embestía con la cara por las nubes, ni tuvo suerte el mexicano El Calita, el más veterano y con más experiencia a sus espaldas. Le tocó el peor lote, muy deslucidos los dos toros, y ante ambos se mostró valeroso, con las ideas claras y una encomiable entrega.
Esta ha sido la primera corrida torista de las seis que se anuncian en la feria. La bravura en el caballo de los dos reseñados y el buen juego en general de los demás en el primer tercio no justifican una corrida de feo estilo, sosa y deslucida en demasía.
Ibán/El Calita, De Manuel, Alarcón
Toros de Baltasar Ibán, correctos de presentación, cumplidores en varas, deslucidos, descastados, broncos y de feo estilo; alegres el tercero y el quinto en el caballo. A este último, el de más clase en la muleta, se le pidió la vuelta al ruedo.
El Calita: casi entera caída, tres descabellos, aviso, y el toro se echa (silencio); estocada baja (silencio).
Francisco de Manuel: estocada caída, aviso, y seis descabellos (silencio); estocada perpendicular, aviso, un descabello, segundo aviso (división de opiniones).
Álvaro Alarcón: estocada trasera (silencio); estocada (silencio).
Plaza de Las Ventas. 12 de mayo. Tercera corrida de la Feria de San Isidro. Algo menos de tres cuartos de entrada (15.111 espectadores, según la empresa). Se guardó un minuto de silencio en memoria de Pedro Giraldo, matador de toros y banderillero retirado, y esposo de la fotógrafa taurina y escritora Muriel Feiner, fallecido esta madrugada en Madrid.
Babelia
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