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Beatriz Jaén, directora de escena: “Los Borbones en escena tienen gracia, en la vida real no tanto”

Dirige ‘Breve historia del ferrocarril español’, un viaje al origen del capitalismo en España y su estrecha relación con la Familia Real, donde se comprueba que en el siglo XVIII ya existía la misma corrupción

Beatriz Jaén, retratada en Madrid el pasado mes de febrero.
Beatriz Jaén, retratada en Madrid el pasado mes de febrero.Claudio Álvarez
Rocío García

Cuando la temporada pasada se estrenó en la sala pequeña del teatro María Guerrero, en Madrid, Breve historia del ferrocarril español, las entradas volaron a velocidad de vértigo. Escrita por Joan Yago y dirigida por Beatriz Jaén, la obra es un viaje que recorre la historia de España, poniendo la mirada, burlona y escandalizada, en el origen del capitalismo en nuestro país y la estrecha relación con la monarquía de los Borbones, desde el reinado de Isabel II (1833-1868) hasta ahora.

Tras el éxito conseguido, la función vuelve a los escenarios en la misma sala del 19 de abril al 26 de mayo, con las entradas ya agotadas y las dos mismas actrices, Paloma Córdoba y Esther Isla. Beatriz Jaén (Madrid, 35 años) se ha curtido como ayudante de dirección de Alfredo Sanzol, director del Centro Dramático Nacional, obtuvo por Breve historia del ferrocarril español el premio de la Asociación de Directores de Escena (ADE) a directores/as emergentes en 2022.

Pregunta. ¿Agotar entradas con tanto tiempo antes del comienzo de la representación añade presión o, por el contrario, produce alivio?

Respuesta. Las dos cosas. Por un lado, presión, porque el público viene por la recomendación de amigos o por haber leído comentarios, y estas expectativas altas de que la obra te tiene que impactar, sorprender o conmover, claro que generan presión. Pero por otro me alivia mucho el saber que las actrices van a tener todos los días público y eso para una director o directora no hay nada mejor, porque los actores necesitan público para disfrutar.

P. Las representaciones de la temporada anterior se agotaron por el boca a boca. ¿Cuál cree que fue la razón de este éxito?

R. Hay veces que ciertos ingredientes se juntan y hacen que las cosas funcionen. Yo, como ayudante de dirección, he podido vivir esto con Alfredo Sanzol y creo que el éxito de las obras se debe en parte a un texto potente y un proceso de ensayos enriquecedor, divertido, sano y generoso. Todo eso luego se ve sobre el escenario. En el caso de Breve historia del ferrocarril español, partimos de un texto muy creativo, original y que atrapa mucho al espectador. La Historia en mayúsculas y bien contada atrae a mucho público y el ejemplo está en las historias que cuenta Nieves Concostrina en la cadena SER que son magníficas. Además del texto, las actrices de esta obra son divertidas y disfrutonas y eso se percibe y se nota. Creo que esto puede explicar el éxito.

P. El texto original es un monólogo. Usted lo adaptó para ser interpretado por dos actrices ¿Cuál fue la razón?

R. Cuando lo leí no oía solamente una voz, sino más de una. Me dejo llevar por la lectura y, tras releer y releer el texto, me di cuenta de que había dos voces y, además, de mujeres. Vi siempre un tándem de actrices que investigan juntas, que juegan a ser de una reina y de otra e interpretan los propios sucesos.

Beatriz Jaén, retratada en Madrid.
Beatriz Jaén, retratada en Madrid.Claudio Álvarez

P. Y en esas lecturas, ¿Por qué tuvo claro que eran dos mujeres?

R. Lo tuve muy claro desde un principio. No solo porque el texto está dedicado a la madre de Joan, el autor, que era profesora de historia, sino porque vi claro que la obra está atravesada por dos reinas, María Cristina e Isabel, que son las pilares sobre los que se asienta la función. Son dos reinas que debían de ser interpretadas por dos grandes actrices y, además, dos grandes cómicas como son Paloma y Esther.

P. ¿Estamos ante un ejercicio de memoria histórica?

R. Sin duda. Saber de dónde venimos y como se ha construido todo el entramado ferroviario español nos habla ya no solo de los trenes, sino también de cómo se gestionan los fondos públicos, de los intereses de las obras públicas, quienes se están enriqueciendo y beneficiando con ellas. Esta función entra de lleno en el origen del capitalismo en España que coincide con el inicio de la industria ferroviaria. Vemos que en el siglo XVIII existían las mismas tramas y corrupciones que podemos ver hoy. Parece mentira cómo se repite la historia. Entonces, esas dos reinas que se iban de fiesta con los dineros públicos y hoy nuestro rey emérito exiliado por lo mismo.

P. ¿Cómo ha sido la investigación que arranca en 1830 con el nacimiento de la reina Isabel?

R. El inicio de la investigación de Joan Yago arranca con las noticias de las presuntas comisiones por la construcción del AVE en Arabia Saudí al rey Juan Carlos. Todo esto entronca con lo acontecido por las dos reinas, Isabel y María Cristina, y sus negocios con los trenes. El paralelismo entre las dos épocas y los dos reinados es escandaloso. Y metiéndose en esos escándalos Joan Yago escribió una obra de teatro maravillosa.

P. ¿Cuál ha sido el papel de los Borbones en la historia del ferrocarril en España?

R. Ha sido fundamental. María Cristina de Borbón Dos Sicilias junto a su marido Agustín Fernando Muñoz, con el que se casó en secreto, y el marqués de Salamanca fueron los que iniciaron el desarrollo del entramado ferroviario que comienza con la construcción del primer tramo entre Madrid y Aranjuez, de 1851, y desde entonces los Borbones han estado vinculados a los negocios de los trenes. Los beneficios de los Borbones con el ferrocarril han sido grandes.

Es increíble que todavía haya grietas en el sistema por el que se van colando tantas corrupciones, como el escándalo del novio de Ayuso”

P. ¿Son, entonces, los Borbones un material teatral interesante?

R. Los Borbones en escena tienen gracia, en la vida real no tanto. Hacer uso de tu posición de poder y de tu inviolabilidad para llevar a cabo tus negocietes y tus corruptelas y derroches a costa de toda una sociedad que está asfixiada por el día a día y la precariedad en la que viven muchos ciudadanos me parece un escándalo y un delirio. Es muy desesperanzador. Es increíble que todavía haya grietas en el sistema por el que se van colando tantas corrupciones. Ahí tenemos el caso de las comisiones, de las mascarillas, el escándalo del novio de Ayuso. ¿Cómo es posible que siga pasando?

P. Esta es su cuarta obra como directora. Llegar a dirigir teatro en España no debe de ser un camino fácil. ¿Cómo inicia su carrera?

R. Mis anteriores obras las produje todas yo. Con los ahorros que iba teniendo, que eran pocos. Me daban para hacer una escenografía, pagar unas salas de ensayo y a unos actores. Las obras en general dan pérdidas. No hay productoras que apoyen el trabajo de los que están empezando. Pero tú quieres mostrar tus obras y compartirlas, porque es la manera de irte haciendo tu carrera.

P. ¿Se apoya poco a los dramaturgos jóvenes?

R. Hay una red de apoyo a la dramaturgia contemporánea joven, cosa de lo que me alegro mucho, pero muy escasa a la dirección. Siento que la figura de director o directora tal cual parece poco o no es suficiente. Como si coger un texto, interpretarlo y darle forma fuese cosa sencilla. Hay una red de ayudas y becas a los dramaturgos, pero la figura del director o directora están olvidados. Yo he tenido la suerte de que Joan Yago es un dramaturgo que no dirige.

Hay una red de apoyo a la dramaturgia contemporánea joven, cosa de lo que me alegro mucho, pero muy escasa a la dirección”

P. ¿Cree que las mujeres lo tienen más difícil?

R. Claramente. Históricamente, el peso de la presencia de directores hombres ha sido mucho mayor. Se sigue viendo en las programaciones teatrales que pueden cumplir con las cuotas, pero no se ve un apoyo verdadero para hacer el cambio. Muchas veces, la aparición de las mujeres en las programaciones es a través de lecturas dramatizadas y no de producciones de una obra. Hay que abrir las puertas a las directoras apoyando sus producciones. Queremos seguir el camino de mujeres maravillosas que son las que nos han ido abriendo esas puertas, como Denise Despeyroux, Carolina África, Cris Blanco, Natalia Menéndez, Carme Portaceli y tantas otras.

P. ¿Usted ha tenido esa sensación?

R. He tenido la suerte de curtirme como ayudante de dirección con Alfredo Sanzol en muchas producciones potentes y muy interesantes. En este sentido, para mí ha sido todo fácil y sano al estar al lado de una personalidad muy creativa y que ha confiado en mí, como es Alfredo. Me siento muy afortunada de la oportunidad que me han dado de estrenarme como directora en el Centro Dramático Nacional, pero me hace gracia porque tengo 35 años y sigo siendo una emergente. Emergente en el mundo teatral, porque en la vida todo lo contrario. Con 35 años no se puede seguir siendo emergente. ¿Es por el hecho de ser mujer? No lo sé. ¿Habría llegado antes la oportunidad si hubiera sido hombre? No lo sé. Me hace gracia porque siendo emergente en el teatro, en la vida real las mujeres de mi edad están en plena carrera contra el reloj biológico, congelando óvulos. Yo, que ahora, puedo empezar a vivir de mi carrera. Es curioso que los tiempos en el arte llegan así. Da todo un poco de vértigo.

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