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Crítica | Monkey Man
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

‘Monkey Man’: Dev Patel debuta como director con una espectacular puñalada al cine de puñetazos

El actor británico de ascendencia india dirige, escribe y protagoniza una feroz película de acción y artes marciales

Dev Patel, en 'Monkey Man'.
Javier Ocaña

La mirada de Dev Patel siempre desprendió un fulgor inteligente. Desde su debut en la gran pantalla en Slumdog Millionaire hasta su precioso papel de periodista en la serie de Aaron Sorkin The Newsroom, el actor británico de ascendencia india y enormes ojos oscuros suele dar paz, sosiego e inteligencia a sus criaturas. Quizá por eso no es ninguna sorpresa que, a los 32 años, haya debutado en la dirección con una buena película en favor de los marginados sociales, que también produce, escribe en solitario y protagoniza. La sorpresa, en cambio, llega por otro lado, el de su género: Monkey Man, su ópera prima, es una feroz película de acción y artes marciales, basada en el cuerpo a cuerpo, los desmembramientos y la puñalada trapera.

Patel ha vuelto a la tierra de sus ancestros para crear una arquetípica obra de venganza que, sin embargo, se hace fuerte gracias al arsenal creativo en la confección de sus secuencias, y no solo las de combate. Aquella miseria de diseño pergeñada por Danny Boyle en la infame Slumdog Millionaire, uno de los peores Oscar a la mejor película de la historia, se convierte aquí en fango físico y moral en torno a un jefe de policía corrupto, el burdel de lujo que le sirve de hogar para el fornicio y el poder, y al joven desarrapado que busca desagraviar la muerte de su madre, a través de la más salvaje de las violencias. Con ciertos ecos de la brasileña Ciudad de dios en su creatividad, sus colores y el manejo de la cámara por los recodos de Bombay, Monkey Man se ambienta también en un tugurio de lucha y apuestas en el que el protagonista, que siempre combate con una careta de mono, se saca unas rupias a cambio de amaños, sangre y aflicción.

Imagen de la película 'Monkey man'.
Imagen de la película 'Monkey man'.Universal Pictures

Con estos mimbres, es natural que la inercia lleve a la identificación entre este filme y la saga John Wick, que en la última década ha revolucionado el cine comercial de acción y artes marciales. Patel incluso le hace un guiño en un diálogo. Pero, pese a las concomitancias, que las tiene, ambas quedan separadas por la puesta en escena y el montaje de sus espectaculares secuencias de lucha. Así, en las cuatro entregas de las películas protagonizadas por Keanu Reeves la coreografía de sus enfrentamientos se desarrolla a través de una paradójicamente armoniosa puesta en escena en continuidad, con planos generales alargados en el tiempo, acompañados de ligeros o vehementes travellings de apoyo. En ellos se visualiza la dinámica de sus contendientes y sus movimientos sin apenas cortes de montaje, casi como un musical clásico de los cincuenta en el que los bailes son sustituidos por cabriolas de destrucción física.

La acción de Monkey Man, sin embargo, nunca está compuesta en base a la continuidad, sino a la ruptura. Los cortes de montaje son incesantes y van a un ritmo desenfrenado; y los planos se suceden sin que transcurran apenas uno o dos segundos entre unos y otros. El manejo del lenguaje cinematográfico de Patel, eso sí, resulta brutal. Tiene una energía, una cadencia y una expresividad deslumbrantes para un director novato. Algo que se demuestra, sin ir más lejos, con tres de las cuatro únicas peleas en el ring del metraje, cada una basada en un sentido dinámico del espacio y la narrativa. La primera se asienta en el plano en contrapicado, con la cámara desde la cintura de los contrincantes o más abajo aún, y una mirada de apabullante cercanía. La segunda, con el plano cenital como principal exponente, ofreciendo una visión de la lucha muy distinta, más poética y exquisita. Y la tercera, con la sorpresa como principal exponente, cruda y escueta.

De texturas rugosas, colores contrastados y fotografía ocre, como el barro social en el que se desenvuelven buena parte de sus personajes, Monkey Man solo se desequilibra en la segunda mitad, cuando la deidad hindú Hanuman se apodera del halo trágico que envuelve al protagonista y, pese a que le otorgue autenticidad respecto de su linaje, la visualización se tiñe de un grandilocuente rollo mesiánico de ambiciones líricas un poco cansino.

Monkey Man

Dirección: Dev Patel.

Intérpretes: Dev Patel, Sharlto Copley, Pitobash, Sobhita Dhuliwala.  

Género: acción. EE UU, 2024.

Duración: 121 minutos

Estreno: 12 de abril.


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Sobre la firma

Javier Ocaña
Crítico de cine de EL PAÍS desde 2003. Profesor de cine para la Junta de Colegios Mayores de Madrid. Colaborador de 'Hoy por hoy', en la SER y de 'Historia de nuestro cine', en La2 de TVE. Autor de 'De Blancanieves a Kurosawa: La aventura de ver cine con los hijos'. Una vida disfrutando de las películas; media vida intentando desentrañar su arte.
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