El polvorín del Patronato García Lorca: dos dimisiones, dos años sin director
El responsable designado por el PP la semana pasada no asumirá finalmente el cargo ante el aluvión de críticas a sus comentarios contra la memoria histórica y el cese de la sobrina del poeta
El polvorín en el que se había convertido en los últimos días el Patronato Cultural Federico García Lorca, dependiente de la Diputación de Granada, por la designación de Antonio Membrilla como director de la entidad estalló el martes con dos dimisiones: la del propio Membrilla, que renunció a tomar posesión del cargo, y la de Laura García Lorca, sobrina del poeta, que horas antes había anunciado su cese como vocal del patronato, del que era miembro con voz pero sin voto. Ocurrió en pocas horas tras varios días de intensas críticas de los colectivos memorialistas, partidos políticos y figuras del mundo de la cultura por el nombramiento de Membrilla, que en 2020, en un mensaje en la red social Twitter (hoy X) se refirió a la memoria histórica como “memez histérica”.
Pero la polémica coloca además en primer plano otra circunstancia que el patronato arrastra desde hace tiempo: la institución suma ya casi dos años descabezada. El anterior director, anunciado en julio de 2022, no asumió finalmente el puesto por problemas administrativos. Un año después, tras las elecciones municipales de mayo de 2023 y sin que la anterior corporación socialista encontrara una solución, la Diputación pasó a manos del PP.
El proceso de selección que ha provocado el revuelo de estos días se abrió el 27 de octubre de 2023 con el objetivo de proveer un puesto “de libre designación”, no siguiendo el código de buenas prácticas que muchas instituciones han adoptado en los últimos años. Según algunas fuentes cercanas al proceso, se presentaron al menos seis personas y, finalmente, fue seleccionado Membrilla.
El concurso se dirigía a funcionarios, personal laboral de la Administración o profesionales del ámbito privado con más de cinco años de ejercicio profesional. Se abría el ámbito para evitar el problema del proceso anterior: en julio de 2022 se seleccionó a Reynaldo Fernández, que había dirigido la Alhambra, pero nadie se dio cuenta de que era un concurso solo para funcionarios de carrera. Fernández no lo era. Aunque se anunció que asumía el cargo, no fue posible solventar el problema administrativo y el patronato tuvo que seguir funcionando sin director. No era la primera vez que ocurría esto: entre 2011 y 2016, el entonces presidente popular de la Diputación, Sebastián Pérez, dejó vacante el puesto de director durante un quinquenio.
Tras la dimisión de Membrilla ―o su no asunción real del puesto, porque su nombramiento se hacía efectivo automáticamente tres días hábiles después de publicarse en el boletín de la provincia, lo que ocurrió el viernes pasado y ya solo había que esperar ese periodo para que el puesto fuera suyo automáticamente–, la Diputación emitió un comunicado para explicar que “continuará el proceso para designar a su responsable entre el resto de los aspirantes que se presentaron al proceso”. Ni Membrilla ni el presidente de la Diputación, Francisco Rodríguez, que lo nombró y que lo ha mantenido en el cargo estos días a pesar del huracán de quejas, han querido hacer declaraciones a este diario.
El Patronato Cultural Federico García Lorca fue creado a mediados de los ochenta del siglo pasado por la Diputación Provincial de Granada para gestionar la Casa Museo Federico García Lorca y el Centro de Estudios Lorquianos, que es en esencia la sección de investigación de la propia casa museo, más dedicada a visitas turísticas y exposiciones temporales. Casa museo y centro de estudios se encuentran en dos edificios cercanos, uno frente a otro, en la localidad de Fuente Vaqueros. El patronato tiene un par de misiones más: organizar el acto anual de El cinco a las cinco, un homenaje a Lorca que se celebra cada 5 de junio, día de su nacimiento, desde 1976, y otra actividad que se desarrolla en el parque García Lorca de Alfacar, localidad donde se cree que murió el poeta, cada 18 de agosto, día de su fusilamiento.
El patronato, por otro lado, no tiene nada que ver con el Centro Federico García Lorca, situado en el centro de Granada y que conserva el legado del poeta que se guardaba en la Residencia de Estudiantes de Madrid y desde donde llegó en junio de 2018. También lleva a cabo actividades culturales diversas y acoge a investigadores. Aunque en breve pasará a estar dirigido por una fundación creada al efecto, el último presupuesto (2023) del centro se ha completado con aportaciones de un consorcio formado por el Ministerio de Cultura, la Junta de Andalucía, la Diputación Provincial y el Ayuntamiento granadino.
Un eje sobre el que pivote la cultura de Granada
Otra cosa es la apuesta que las instituciones hacen por la figura de Lorca en su propia ciudad, que no es enorme. Atendiendo a los presupuestos, Lorca merece una inversión de algo menos de millón y medio de euros al año. El presupuesto del Centro Lorca para 2023 fue de 832.427 euros, de los que apenas 100.000 se destinaron a la programación anual. Algo menos, 574.100 euros, fue el del patronato cultural en 2022, último año que pudo aprobar presupuestos por tener director. Siete personas y, cuando lo hay, un director componen la plantilla de la casa museo de Fuente Vaqueros.
El Centro Lorca, el de la capital, cuenta con un director gerente y cuatro personas a tiempo parcial del Ayuntamiento, además de algunas personas de mantenimiento y limpieza. De esa falta de apoyo a la figura de Lorca en la provincia se queja Remedios Sánchez, poeta y profesora de la Universidad de Granada. Se lamenta de que “no se pone la lupa en lo importante, en que Federico debe trascender lo político e ideológico para convertirse en un eje sobre el que pivote la cultura de Granada. Estas cosas, siendo muy importante la memoria histórica, nos hacen desviarnos de lo esencial”.
En el ámbito político y memorialista, las protestas por la designación de Antonio Membrilla han sido inmediatas e intensas durante los últimos días. PSOE, Federación Andaluza de Memoria Democrática y otras pidieron su dimisión reiteradamente. No lo hizo el PP, que gobierna la Junta de Andalucía, que no se ha dado por aludido ni incómodo por el nombramiento. Fuentes del partido en la comunidad aseguran desconocer los detalles de la designación y señalan que no ejercen control sobre decisiones de una escala provincial inferior.
Por otro lado, la respuesta del mundo de la cultura granadina a este nombramiento finalmente fallido ha sido unánime. La mayoría lo considera, con expresiones diferentes, una burla. Luis García Montero, poeta y director del Instituto Cervantes, cree que “nombrar director del Patronato Lorca a un señor que se mofa de la Memoria Histórica es una falta de pudor” de los herederos de “los golpistas del 36″. Amparo Sánchez, del grupo Amparanoia, explica a este diario que las declaraciones de Membrilla son “una indecencia y una falta de respeto a la Ley de Memoria Democrática, que se mofa en realidad de las familias y las víctimas de la dictadura franquista”. “Como artista pienso que se ataca y persigue a quienes no opinamos como la derecha, que, asentada en el poder, no admite que sigamos luchando por la justicia y la reparación. El mundo de la cultura corre un grave peligro y espero que se tomen medidas contundentes para que la gestión del patrimonio de Lorca quede en manos de la humanidad sensible y democrática”, comenta.
La poeta Rosa Berbel, ganadora del premio Ojo Crítico de poesía en 2019, opina que “es bochornoso que se elija para ocupar un cargo que debe defender la obra y el legado de Lorca a personas que ni conocen ni defienden la figura de Lorca, un artista universal que es conocido en el mundo. Deberían mostrar más orgullo, respeto y dignidad por su figura”. El cantante Miguel Ríos, por su parte, ha declarado a EL PAÍS que “nombrar director a un señor que se ha mofado de la Ley de Memoria Histórica da la medida de la falta de respeto y sensibilidad que tiene la derecha por el legado del granadino más importante de la historia. La casa natal del poeta, que brilló como faro de cultura y reparación en la época de Juan de Loxa, se oscurece al nombrar a un señor que hace chistes con algo tan vital para la comunidad como es la memoria y la vida de uno de los creadores más importantes de la historia de España”.
Lorca y la memoria
Desde Estados Unidos, Melissa Dinverno, profesora de español en la Universidad de Indiana (EE UU) y especialista en el poeta, opina que “quien dirija el patronato lorquiano debe entender que Lorca y la memoria histórica han estado entrelazados desde 1936 y es evidente que el trabajo de memoria sigue hoy a nivel individual y colectivo. Aceptar este puesto debe implicar asumir el deber ético de estar abierto y sensible al complejo papel que Lorca juega en la política de memoria, entender que el trabajo de memoria continúa y que Lorca sigue significando algo para mucha gente. Gestionar el Patronato incluye, por tanto, reconocer que el pasado de guerra, dictadura y exilio forman parte del legado lorquiano”.
Mar Villafranca, directora de la Alhambra durante años y actual presidenta de la Asociación FortunyM Culture, opina que “ya debían saber que este señor se había mofado de la ley, por lo que estaba incapacitado de antemano. Pero, además, el nombramiento no cumplía ningún requisito ni de idoneidad ni de experiencia”. Villafranca incide en que no se ha puesto en marcha un nombramiento a partir del código de buenas prácticas “porque no se cree en la cultura y se piensa que las instituciones sirven para quedar bien con alguien o colocar a políticos. Si no se hace bien, además, las que sufren son las mismas instituciones, con lo que su gestión y futuro quedan en entredicho”. Juan Pinilla, cantaor flamenco, considera “un insulto todo lo ocurrido alrededor de este nombramiento”. Y, como otros, recuerda la labor de Juan de Loxa, el poeta que puso en pie y dio fuerza a la casa museo lorquiana, que dirigió durante casi dos décadas. Finalmente, Emilio Peral, profesor de Literatura Española en la Universidad Complutense de Madrid, especialista en Lorca y comisario de una exposición que se vio en el centro Lorca, concluye: “Hoy no tiene sentido ya cuestionar la memoria histórica, un asunto que debería situarse al margen de banderas políticas y suscitar el consenso de todos, siempre a partir de la investigación rigurosa por parte de filólogos e historiadores”.
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