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La poesía desborda Córdoba: filas interminables, encuentro de generaciones y visitas nacionales en Cosmopoética

El festival que reúne a vates del mundo cumple 20 años y ha consolidado un público de diferentes edades que excede el aforo de las sedes

El músico y escritor Rayden durante su presentación en el festival Cosmopoética de Córdoba el pasado sábado 30.
El músico y escritor Rayden durante su presentación en el festival Cosmopoética de Córdoba el pasado sábado 30.Luis Rivera
Caio Ruvenal

Falta media hora para que la vigésima edición de Cosmopoética dé el pistoletazo de salida y al menos 100 personas ya hacen filas improvisadas en la puerta del teatro Góngora, ubicado en una calle que conecta la zona monumental de Córdoba con su centro comercial. Son las 19.30 del viernes 29 de septiembre y los 34 grados prueban que el verano se niega a abandonar la región andaluza. Durante esa noche y hasta el próximo 7 de octubre harán cola cincuentones que aseguran haber estado desde la primera versión del evento, veinteañeros ávidos de poesía y niños acompañados por sus padres. Gente que ha llegado de Málaga, Sevilla, Ciudad Real o Granada. El festival internacional de poesía Cosmopoética ha convivido en 20 años con gobiernos de Izquierda Unida, del PSOE y ahora del PP, ha resistido dos grandes crisis como la recesión del 2008 y el coronavirus, y ahora se queda pequeño para acoger a tanto público.

Carmen Jiménez, de 41 años, y Lidia Romero, de 38, han estado en otras ediciones y este año quieren escuchar, entre otros, a Ida Vitale, Antonio Muñoz Molina y Rosario Villajos, quien además es amiga del instituto. Su única “queja” son las sedes, que a su juicio se están quedando pequeñas. “Si esto es una inauguración, por qué no lo han hecho en [el teatro] Axerquia, por ejemplo”, dice Jiménez. “Un sitio con entrada libre y un lugar reducido puede limitar la proyección de Cosmopoética”, agrega Romero. Tal vez sus preocupaciones se disiparon minutos después con la generosidad de Ida Vitale, quien ya abrió el festival en 2008. A la uruguaya, ganadora del Premio Cervantes en 2019 y próxima a cumplir 100 años en noviembre, no le detuvo su tos crónica para leer algunos versos de Donde vuela el camaleón, inédito en España hasta el pasado jueves, cuando se publicó en Lumen.

Hasta 600 asistentes por actividad registra el festival, cuenta el director, Antonio Agredano (Córdoba, 43 años). El Góngora llena la noche del viernes su capacidad de 576 sitios al 99% con contados asientos vacíos de personas que reservaron la entrada gratuita y no acudieron. Mientras, afuera, otros no tienen suerte intentando entrar sin boletos o llamando a amigos de la organización que puedan conseguirlos en ese momento. No es el caso de las hermanas Rocío e Inmaculada Gómez, quienes aprovecharon el fin de semana para salir de Sevilla y asistir al evento: “Viendo que cada vez hay más gente, sacamos las entradas con anticipación”, dice la mayor, Rocío, de 60 años.

El teatro Góngora —un edificio referente de la arquitectura cordobesa del siglo XX construido entre 1929 y 1932 y que pasó a ser parte del Ayuntamiento de Córdoba en 2004, después de un periodo de abandono— sirve apenas de lugar de bienvenida. Es la renacentista Sala Orive la que alberga la gran mayoría de las actividades. El techo translúcido, una grieta causada por el terremoto de Lisboa de 1775 y de la que ahora emana una iluminación y los huecos que atestiguan una construcción antigua hacen del lugar un sitio idílico que se hermana con la poesía. Sin embargo, su reducida capacidad para acoger como máximo a unas 200 personas obligó a la organización a colocar sillas y una pantalla afuera del lugar, en los jardines que conforman el conjunto del Palacio de Orive en el centro histórico de la ciudad. La situación más extrema se produjo en la edición del año pasado cuando 200 personas se quedaron fuera para escuchar al granadino Luis García Montero, poeta y director del Instituto Cervantes.

El público espera a Ida Vitale en la inauguración de Cosmopoética en el teatro Góngora el pasado viernes.
El público espera a Ida Vitale en la inauguración de Cosmopoética en el teatro Góngora el pasado viernes.Luis Rivera

El director Agredano está de acuerdo en que se nota cada vez más que los espacios se empiezan a quedar pequeños, pero asegura que no ocurre así con todas las actividades. “Vamos a ver cómo es la inercia estos años, si el cuerpo nos pide buscar un sitio un pelín más grande. No quiero ser perverso, pero a veces que haya cola para ver poesía tiene también algo de poético”, dice quien participó como un joven escritor de 23 años en la primera edición del Cosmopoética en 2004. El autor de libros como Prórroga (Belgrado 76, 2021) o En lo mudable (Libros del K.O., 2014) —obras que mezclan futbol, Córdoba y sentimientos — comanda desde hace seis años una iniciativa que tuvo entre sus fundadores al experiodista de EL PAÍS Rodolfo Serrano o el exalcalde Manuel Pérez y por la que han pasado premios Nobel de Literatura como Herta Müller, Wole Soyinka y Svetlana Alexiévich, además de escritores de la talla de Leonardo Padura, Petros Márkaris, Juan Villoro, Adonis o Rafael Cádenas, entre muchos otros.

La Sala Orive acogió el sábado a otro de los Nobel que pasaron por Córdoba: Le Clézio, uno de los nombres internacionales destacados de este año, junto a Vitale, el irlandés John Banville y el argentino Eduardo Sacheri. El autor de más de 40 libros, a quien la revista The French Literary Review nombró como el mejor escritor francés vivo en base a una encuesta de 1994, cosecha leales seguidores que viajaron a Córdoba solo para escucharlo. Es el caso de Macarena Antón, de 24 años, licenciada en literatura francófona y que viene desde Málaga. O un grupo de tres chicas estudiantes de filología francesa que decidieron acudir a Cosmopoética por primera vez para escuchar al nizardo.

Con un marcado acento francés pero nutrido de un amplio vocabulario español que, dijo, aprendió leyendo las crónicas españolas de la conquista, Le Clézio defendió la pluralidad y supervivencia de las lenguas y comentó su último libro de relatos, El amor en Francia, recientemente publicado por Lumen.

Un sitio con entrada libre y un lugar reducido puede limitar la proyección de Cosmopoética”

La nueva generación

Si con la intervención del francés la organización ya tuvo que despachar a algunos asistentes a los asientos de fuera, con el escritor y músico Rayden (Alcalá de Henares, 38 años), Orive se desbordó. La convivencia entre adultos y jóvenes se vio sustituida por una ola de jóvenes que no pasaban de los 25 años. Parejas y cuadrillas de amigos hacían una cola que llegaba hasta la calle. El ocurrente y alegre alcalaíno ha decidido que dejará la música de forma definitiva para dedicarse de lleno a la escritura.

Ganador en dos ocasiones de los campeonatos de Red Bull Pelea de Gallos y autor de seis discos que navegan entre el hip hop y el pop, Rayden es la prueba viva del alcance de Cosmopoética entre la generación más joven. Pero no es la única razón que atrae a este segmento al festival. Entre ese público está Manuel López, de 23 años, quien asegura que asistió por primera vez al evento en 2017, cuando tenía 17 años. Ahora ha venido a escuchar susurrar la guitarra del gijonés Nacho Vegas, quien cerró la inauguración.

No quiero ser perverso, pero a veces que haya cola para ver poesía tiene también algo de poético”
Antonio Agredano

Silvia Fernández (25 años) acude este año a Cosmopoética por primera vez como espectadora, después de participar en dos ocasiones anteriores en los talleres que ofrece el evento. Cursos que incluso incluyen a niños con las secciones de Cosmopeque. No en vano Agreda se afanaba: “Una de las cosas que más me emocionan como director es ver entre el público gente que ni siquiera había nacido cuando nació Cosmopoética. Estamos convenciendo, seduciendo a muchísima población, eso en un festival poético me parece algo a tener en cuenta”.

El personaje Córdoba

Esta nueva generación se alinea con sus predecesores en el orgullo de sentirse cordobés y celebrar a la ciudad como fuente de inspiración. ¿Qué hace que en Córdoba exista una tradición poética desde la antigüedad con Ibn Zaydun hasta el sustancial grupo Cántico del siglo XX, pasando por Góngora? “Hombre, pues solo tienes que darte una vuelta por el entorno”, responde un feligrés de Cosmopoética. Una vuelta por el puente romano que atraviesa el Guadalquivir, por la judería, por los floridos jardínes que toman toda la ciudad o por el sincretismo cultural y religioso que tiene su epítome en la mezquita-catedral.

“Córdoba es también el personaje de una historia. Es un personaje trágico, muy pasional, un poco áspero en algunos tramos de la narraciaón. Tiene un componente lírico que va más allá de sus creadores, algo que tiene que ver con su anatomía, con sus calles y arquitecturas, con su costumbre de escucharnos hablar de nuestros sentimientos y ambiciones”, evoca Agredano. El regocijo de su gente en los vestigios del verano que se extiende desde la plaza de las Tendillas hasta los Jardines de la Victoria parece estar lejos de la melancólica, “lejana y sola” Córdoba de la que García Lorca hablaba en el poema que bautizó con su nombre. La ciudad con más bienes patrimonio de la Humanidad inscritos en la Unesco, donde cada dos por tres se descubre un yacimiento nuevo, postula ahora, después de 20 año seguidos, a Cosmopoética como su más nuevo símbolo y emblema.

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