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De los creadores de ‘South Park’... llega a España el musical más incorrecto e irreverente de Broadway

‘The Book of Mormon’ se estrena en Madrid tras 12 años de éxito ininterrumpido en Nueva York

Pase gráfico del musical 'The Book of Mormon', dirigido por David Serrano, este jueves en el teatro Calderón de Madrid.Foto: RODRIGO JIMÉNEZ (EFE)
Raquel Vidales

Incorrecto, irreverente, lenguaraz y sacrílego, pero también brillante, ingenioso, sorprendente y extraordinariamente divertido. Son algunos de los calificativos que ha recibido el musical The Book of Mormon desde su estreno en 2011 en Broadway. No se podía esperar menos de una obra concebida por los creadores de South Park, la mordaz serie de animación que se burla de todo y de todos —especialmente de la sociedad norteamericana— y que lleva ya 26 temporadas de éxito. Sus autores, Trey Parker y Matt Stone, son definidos con frecuencia como los Monty Python de EE UU: humor negro, surrealismo y sátira desmadrada. De hecho, The Book of Mormon suele considerarse el equivalente en teatro musical de La vida de Brian, la delirante película de los Monty Python protagonizada por un judío contemporáneo de Jesucristo al que las multitudes confunden repetidamente con el Mesías. The Book of Mormon también parodia la religión, pero muchos años después y por medio de dos entusiastas misioneros mormones estadounidenses enviados a predicar a Uganda.

Después de 12 temporadas reventando la taquilla en Broadway hasta convertirse en uno de los espectáculos más longevos de la meca neoyorquina de los musicales, nueve premios Tony, varias giras por Norteamérica y numerosas réplicas en Australia y Europa (la del West End de Londres lleva 10 años ininterrumpidos en cartel y cuatro premios Olivier), The Book of Mormon está a punto de estrenarse por primera vez en español. Será el 6 de octubre en el teatro Calderón de Madrid en una nueva producción de SOM, una de las principales promotoras de musicales en España y que en la última década ha contribuido a convertir la capital en epicentro del género, con éxitos como Matilda, Mamma Mia!, Billy Elliot o West Side Story.

La traducción al español no solo constituye un acontecimiento internacional que puede impulsar nuevas producciones en este idioma en otros países, sino un verdadero refresco en la cartelera madrileña: la oferta es abundante y de calidad, pero tirando a conservadora. No hay más que echar un vistazo a los estrenos de esta temporada: El fantasma de la ópera, Chicago, The School of Rock, Una rubia muy legal, Pretty Woman o Bailo Bailo (El musical de Raffaella Carrà), que se suman a otros que se mantienen de temporadas anteriores como Mamma Mia!, Aladdin, Matilda, We Will Rock You o el incombustible El rey león. Es decir: clásicos del género que nunca fallan, adaptaciones de éxitos cinematográficos, historias tejidas en torno a hitos de Queen o Abba o espectáculos para toda la familia. No es algo específico de Madrid, también ocurre en Broadway o en el West End. Marcos Cámara, director ejecutivo de SOM, lo explica así: “Es que poner en pie un musical es carísimo y muy arriesgado. Si no tienes un reclamo claro —una película, un título conocido o lo que sea— saltas sin red y solo tienes una baza: la excelencia. Y eso no es ni barato ni fácil”, explica el productor a EL PAÍS tras un ensayo en el Calderón. La producción de The Book of Mormon ha costado tres millones de euros y tres años de trabajo.

Jan Buxaderas (izquierda) y Alejandro Mesa, en 'The Book of Mormon'.
Jan Buxaderas (izquierda) y Alejandro Mesa, en 'The Book of Mormon'.Javier Naval (SOM Produce)

Lo cierto es que si no fuera porque Trey Parker y Matt Stone ya eran famosos por South Park cuando presentaron este trabajo en Broadway —de momento el único— y que sumaron su genio al de un figurón de los musicales como el compositor Robert Lopez, autor de la partitura de Avenue Q y de las canciones de las películas Frozen y Coco, posiblemente ningún productor se habría arriesgado a estrenar The Book of Mormon. Desde la primera escena es inevitable preguntarse por qué no hay una protesta de mormones ofendidos a las puertas de cada teatro donde se representa. El primer número, calificado por la crítica especializada como uno de los mejores arranques de un musical en la historia del género, ya da pistas de lo que se avecina: sátira sin contemplaciones y una partitura sobresaliente. Un joven repeinado y hecho un pincel, camisa blanca, corbata y pantalón negros, aparece en el escenario Biblia en mano y despliega una sonrisa más blanca que la del Ken de la Barbie mientras hace sonar un timbre imaginario y canta: “¡Hola! Mi nombre es Elder Price y me gustaría compartir con ustedes el libro más increíble”. Después sale otro igualito que hace lo mismo y canta: “¡Hola! Mi nombre es Elder Grant. Es un libro sobre Estados Unidos hace mucho, mucho tiempo”. Y otro: “¡Hola! Mi nombre es Elder Green. Me gustaría compartir con ustedes este libro de Jesucristo”. Y después otro y otro más hasta formar un genial coro de timbres y “holas” de alegres misioneros mormones. Antes de que acabe el tema el público suele estar ya muerto de risa. Dos de ellos son enviados después a una remota aldea de Uganda asolada por la miseria, el sida y los señores de la guerra. El contraste entre esa realidad y el mundo naíf en tecnicolor de los mormones es explotado in crescendo hasta la hilaridad.

Pero no hay manifestaciones a las puertas del teatro. Todo lo contrario. En Broadway, los mormones aprovechan el éxito de The Book of Mormon para hacer proselitismo y pagan anuncios en las publicaciones de ocio donde se anuncian los musicales con mensajes de este tipo: “Si le gustó The Book of Mormon, el libro original siempre es mejor”. ¿Buen humor o sentido práctico? Marcos Cámara ríe: “Posiblemente ambas cosas. Pero la respuesta está también en el propio espectáculo. Es cierto que es totalmente incorrecto y de entrada puede parecer sacrílego, pero a medida que avanza la función te das cuenta de que no es un ataque a los mormones, pues de hecho los protagonistas no son caricaturas sino personajes realmente entrañables. Es más bien una invitación a reírse de cualquier cosa sin ningún tipo de tabú. Es lo que hacen los buenos cómicos. Es sobre todo una comedia desternillante con el nivel de un musical clásico”.

La reacción del público en Broadway concuerda con la definición del productor español. Durante la función a la que asistió EL PAÍS el pasado agosto en el teatro Eugene O’Neill, los espectadores no pararon de reír en las dos horas y media que dura el espectáculo. Se disfruta sin sentimiento de ofensa, más bien como una liberación a través del humor.

Escena coral del musical 'The Book of Mormon', dirigido por David Serrano.
Escena coral del musical 'The Book of Mormon', dirigido por David Serrano.JAVIER NAVAL (SOM Produce)

La versión española que está a punto de estrenarse no es una réplica exacta. El argumento, la partitura y los diálogos son idénticos, pero cambian las coreografías, los decorados y la puesta en escena. Más de un año han tardado los hermanos Alejandro y David Serrano en traducir el texto y las letras de las canciones para trasladar al español todos los golpes de humor que contienen. El segundo es también el responsable de la puesta en escena y pese a su larga experiencia en la dirección de musicales (Matilda, Billy Elliot o West Side Story, entre otros) asegura que este trabajo ha supuesto un verdadero reto: “Nunca me había enfrentado a un material cómico tan brillante. Es el más difícil todavía de los musicales: hay que cantar, bailar, actuar y ser gracioso”.

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Sobre la firma

Raquel Vidales
Jefa de sección de Cultura de EL PAÍS. Redactora especializada en artes escénicas y crítica de teatro, empezó a trabajar en este periódico en 2007 y pasó por varias secciones del diario hasta incorporarse al área de Cultura. Es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid.

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