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Muere María Jiménez, indomable voz aflamencada, a los 73 años

La cantante, que construyó una carrera colosal desde mediados de los años setenta con unas interpretaciones salvajes y un aplomo innegociable, vivió una reivindicación en los 2000 con ‘La lista de la compra’ y se convirtió en símbolo de feminismo

María Jiménez
María Jiménez, en la portada del disco ‘Desnúdame sobre mayo’ (1980).GIGI
Carlos Marcos

Pocas cantaron al despecho con tanta verdad. Otras y otros aportaron voces más dotadas, pero ella lo contaba mejor. Allí dejaba su corazón y lo relataba. “Se acabó, porque yo me lo propuse y sufrí. / Y ahora mi mundo es otro”, rugía en su canción bandera, Se acabó, hoy lema de las luchas feministas. María Jiménez ha fallecido este jueves a los 73 años en Triana (Sevilla), según ha informado su familia. “Con profunda tristeza y dolor en nuestros corazones, despedimos hoy a María Jiménez, mujer amada y respetada por su compromiso inquebrantable con su familia, amigos, y admiradores. Un espíritu indomable, una personalidad arrolladora, una mujer fuerte y valiente que luchó contra todas las adversidades más allá de lo imaginable”, ha señalado su hijo, Alejandro Jiménez, en el comunicado. La cantante había sufrido en los últimos tiempos dos cánceres, uno de pecho y otro de garganta, y en 2019 estuvo varios días en coma después de una operación intestinal.

Dominadora del escenario, impetuosa y visceral, construyó una carrera colosal desde mediados de los años setenta con una voz salvaje y un aplomo innegociable. Su primer productor, Gonzalo García Pelayo, con quien grabó su álbum de debut en 1976 (titulado María Jiménez), dijo de ella: “A María no se le ponía nada por delante. Podía con todo. Era capaz de cantar por bulerías hasta zarzuela”. Interpretó muchos géneros (coplas, rancheras, pop, baladas, bulerías...), siempre con una ejecución aflamencada y racial. Pero donde mejor se comportó fue en la rumba, interpretada con “las entrañas”, como ella decía. “Soy como Bambino pero con tetas. Me he guiado por el corazón, la cabeza está para ponerse sombrero”, afirmaba, en una de sus muchas frases gloriosas. En la primera década de los 2000 su figura se impulsó gracias a las colaboraciones y la reivindicación por parte de La Cabra Mecánica (La lista de la compra fue número uno en ventas), Estopa o Joaquín Sabina. También fue ejemplo de mujer luchadora en unos tiempos en los que era demasiado habitual que los hombres tuviesen la mano muy larga. Lo narró en sus canciones y en las entrevistas: se casó dos veces con el actor Pepe Sancho y cuando se separó lo denunció por malos tratos.

María Jiménez (Sevilla, 1950) nació en una familia con apenas recursos económicos. Vivía con sus padres y sus dos hermanos en una habitación sin baño del barrio de Triana. Salían a hacer sus necesidades a unos aseos comunitarios. Con 11 años empezó a trabajar de “sirvienta”, como se decía en los sesenta, limpiando casas de familias sevillanas de clase media. Ninguno de sus allegados tenía aptitudes musicales. La radio fue su principal fuente de conocimiento musical.

De adolescente se trasladó a Barcelona, también de empleada doméstica, y allí comenzó a trabajar en algunos tablaos flamencos. Su garra en la interpretación llamaba la atención entre turistas y locales. Al poco regresó a Sevilla e intensificó su presencia en los escenarios pequeños. Fue cuando el productor Gonzalo García Pelayo entró en contacto con ella y le propuso grabar un disco. García Pelayo había fundado el sello Gong, base de operaciones del rock andaluz: Triana, Gualberto, Lole y Manuel... Ahí encajaba también una Jiménez que con 25 años ya llevaba una década formándose en tablaos.

María Jiménez en una actuación en 1980.
María Jiménez en una actuación en 1980.Pablo Juliá

Siempre que se le pregunta a García Pelayo que elija el mejor disco que ha producido de su amplio catálogo se decanta por el primero de María Jiménez. Dos años después, en 1978, publica su segundo de larga duración, que incluye Se acabó, acaso su tema más popular y donde narra, con esa mezcla de rabia y firmeza en la que tan bien se desenvolvía, el final de una relación de malos tratos. Fue la época dorada de la rumba rock, con Los Chichos, Los Chunguitos, Las Grecas y María Jiménez como número uno en la radiofórmula y sonando en todas las ferias. La aportación de Jiménez iba más allá de lo musical: su estilo vocal era imperioso y en sus letras derrochaban un erotismo ausente de pudor. Recordemos que era una época en la que aún seguían vigentes algunos modismos del franquismo.

María Jiménez, en una actuación en la cárcel Sevilla II, en septiembre de 2005.
María Jiménez, en una actuación en la cárcel Sevilla II, en septiembre de 2005. PEREZ CABO

Jiménez siguió editando trabajos, casi a uno por año. Los ochenta y los noventa no fueron buenos para su estilo, pero ella nunca tiró la toalla y siempre ofreció actuaciones huracanadas, además de entrevistas explosivas: una mujer sin filtro y auténtica. Solo se desmoronó a mediados de los ochenta, cuando su hija de 16 años falleció en un accidente de tráfico.

Su resurrección en los 2000 fue espectacular. Primero fue El Lichis, líder de La Cabra Mecánica, el que la impulsó compartiendo La lista de la compra. Luego, en 2002, se reencontró con Gonzalo García Pelayo, que le propuso grabar un disco con versiones de Joaquín Sabina, Donde más duele (Canta por Sabina). En otra de sus frases sembradas, cuando le pedían que glosase la figura de Sabina, poniéndola a ella en segundo plano, decía: “Cuando Sabina se emborrachaba, cantaba por María Jiménez”. Ella ofreció una versión aún más poderosa de temas como 19 días y 500 noches o Calle melancolía.

Con casi 50 años de carrera musical, la cantante, bailaora y actriz deja una veintena de álbumes, además de papeles en películas (Perdóname amor, Yo, puta o Los managers) y series de televisión (Hostal Royal Manzanares o Amar en tiempos revueltos). Entre sus reconocimientos fue galardonada en el año 2022 con la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes, otorgada por el Ministerio de Cultura, y también la Medalla de la Ciudad de Sevilla, la Insignia de Oro de Chiclana, el Premio Andalucía Excelente o la distinción en los Premios Radiolé. Numerosas personalidades han querido despedir a la cantante desde primera hora de la mañana. Muchas, como la ministra de Igualdad, Irene Montero, y el ministro de Cultura, Miguel Iceta, poniendo en valor su perfil feminista. Al igual que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que ha escrito: “La obra de María Jiménez es parte de nuestra historia colectiva. Pionera en alzar la voz por la libertad, la igualdad y contra el maltrato hacia la mujer, su Se acabó fue aliento y ejemplo frente al machismo. Todo mi cariño para sus seres queridos”.

El último trabajo de María Jiménez lo publicó en 2020 y se tituló La vida a mi manera. La canción estrella es A mi manera, una versión aflamencada del tema My way que popularizó Frank Sinatra y que funciona como testamento vital de la agitada vida de María Jiménez: “Estoy mirando atrás y puedo ver mi vida entera. / Y sé que estoy en paz, pues la viví a mi manera”.


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Sobre la firma

Carlos Marcos
Redactor de Cultura especializado en música. Empezó trabajando en Guía del Ocio de Madrid y El País de las Tentaciones. Redactor jefe de Rolling Stone y Revista 40, coordinó cinco años la web de la revista ICON. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y Máster de Periodismo de EL PAÍS. Vive en Madrid.

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