'Cuando Sabina se emborrachaba, cantaba por María Jiménez'
Lleva casi 30 años dando guerra, subiendo a los escenarios su raza de artista, su voz desgarrada, sus tacones de terremoto, sus escotes generosos y su imagen de mujer temperamental, desinhibida y visceral. María Jiménez es un volcán canalla que ha hecho estragos en distintas generaciones de españoles y que en su empeño por probarlo todo, buscar su sitio y no quedarse quieta acaba de actualizar sus desgarros, su público y su dolor (perdió a su hija en un accidente) cantando por Sabina.
Donde más duele (subtitulado con la frase El no follar se va a acabar, pronunciada por Jiménez durante la grabación de su disco número 15) ha sido editado por Muxxic y producido por Gonzalo García Pelayo, y contiene 12 temas de Sabina, desde el primero (Con dos camas vacías, compuesto para el disco por el cantante, que pone también su voz) al último, una versión rockera de Ruido.
'He vuelto a hacer lo mismo de hace 25 años, con el miedo de no adelantarme otros 25'
En medio, 10 clásicos más, como Cerrado por derribo, Dieguitos y Mafaldas, Por el bulevar de los sueños rotos, Noches de boda o 19 días y 500 noches. Más El diario no hablaba de ti (con Estopa) y Medias negras (con Lichis, de La Cabra Mecánica) que Jiménez canta con su estilo poderoso, inimitable.
Como prueba de personalidad y casta, aparece en las fotos del disco vestida de pavo real, llorando, con un pitillo en una mano y un vaso de Juanito Andante de luto (así llama al Johny Walker etiqueta negra) al lado. 'Sólo falta la cajita de los porros', dice. Como remate, la cantante de Háblame en la cama se convierte en abanderada de la lucha antipiratería: el disco lleva un dispositivo anticopia y estará a la venta por seis euros durante los primeros días, del 23 al 28 de abril. 'Los piratas acaban con la música. Si un músico no vende, no graba. Y a este paso nos vais a ver sentados en la Gran Vía vendiendo discos'.
Pregunta. ¿Era amiga de Sabina?
Respuesta. No nos conocíamos. Pero sé que cuando se emborrachaba siempre cantaba por María Jiménez, y que cuando compone piensa en Bambino y en mí. Él tenía claro este disco, desde hace tres años quería que cantara sus canciones. Ahora hemos juntado la canallería de los dos y están todos locos con el disco, el productor, la casa discográfica... Las cosas pintan bonitas.
P. Parece el principio de una nueva etapa.
R. Es una etapa distinta, muy mágica. Parece que todo estuviera programado desde arriba. La locura que me dio el día que me compré ese vestido, las noches que pasé en vela escuchando las canciones, estas gafas que llevo para que no me vean llorando (me he operado las bolsas de debajo de los ojos), la separación ... Todo parece dirigido por alguien.
P. ¿O sea, que el disco ha sido una especie de terapia?
R. Los malos rollos están ahí. De alguna forma, el dolor está ahí y no aquí [se toca el pecho]. Si te duele, escríbelo.
P. ¿También escribe?
R. Hace tiempo que no. Prefiero pintar y dibujar.
P. En el disco hay dos guitarras de lujo, Enrique de Melchor y Gerardo Núñez, y palmas y jaleos. Un Sabina muy flamenco.
R. Si la historia me gusta no hay problemas con la melodía. Por bulerías y rumbas se puede meter hasta la guía de teléfonos. Melchor ha estado en todos mis discos. Y Gerardo, casualmente, en los dos más importantes, el que hice después de lo de mi hija y éste. Mi música es flamenco-rock. Ya en Háblame en la cama había guitarras eléctricas.
P. Pero ahora canta mejor.
R. Eso va cambiando sin darte cuenta. Yo siento la música, no la escucho. Y es un problema, porque el día que no la siento, no me sale nada. El duende es imprescindible.
P. ¿Cómo llevaba lo de ser un símbolo erótico?
R. Pues viéndolo ahora me parece que el país ha crecido muchísimo y ha evolucionado. Antes contaba más mi imagen que mi música. Se quedaban con la parte erótica y no entendían el mensaje. Por eso ahora me he vestido de pavo real. Para que me vean de otra forma, con las plumas. Ya no se asusta nadie de nada.
P. ¿Por qué desapareció del mapa?
R. Hubo un parón forzoso porque las cosas vinieron de otra forma. Pero no le di importancia. Pensé 'estará de Dios' y me dediqué a mi vida, mi pintura, mi jardín. Mi mundo interior fue creciendo poco a poco. Y ahora he vuelto a hacer lo mismo que hace 25 años, con el miedo de no estar adelantándome otros 25 años.
P. La colaboración con La Cabra Mecánica ha sido un regreso sonado.
R. Nos hemos ayudado mutuamente. Ahora me conoce su público y hemos refrescado la memoria del mío. Todo ha sido para bien. Los jóvenes me paran por la calle y me cantan el estribillo. Qué arte. ¿Sabes que la frase del príncipe la cambié yo? La suya decía 'un médico, un dentista'. La misma gama.
P. ¿Va a salir de gira?
R. Un día a la semana, de julio a octubre, y el resto a vivir, que son tres días.
P. ¿Y esas fotos con el whisky y las lágrimas?
R. ¿De qué sirve esconder ná si te vas a morir?
P. ¿Cómo cree que va a funcionar el disco?
R. Pues con un discman, por ejemplo. Ja, ja. Se merece funcionar bien, tiene mucho amor y el amor siempre transmite.
P. ¿Qué tal lleva lo de la prensa del corazón?
R. Lo llevo bien. Todo el mundo tiene que comer.
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