EL MULTITUDINARIO ÉXITO DEL POETA GOLFO JOAQUÍN SABINA
El cantante y compositor, presentado por Luis García Montero como 'el Baudelaire con guitarra madrileña', arrasó ayer en un recital poético en El Escorial, en el que leyó algunos de los sonetos de su libro 'Ciento volando de catorce'
Va Joaquín Sabina camino de inventar, si no lo ha hecho ya, los fans de la poesía. Una multitud de jóvenes se agolpó ayer para oír recitar al 'niño de provincias que soñaba con Madrid' algunos de los sonetos de su exitoso libro de poemas. Llegó Sabina, se quitó las gafas oscuras, se calzó las de leer y comenzó a desgranar versos con la voz cascada. El delirio. Los adolescentes y los no tanto se sentaron en el suelo cuando ya estuvieron ocupadas todas las localidades, y entre silencios de poesía, sonoros aplausos y risas se pasó un rato que se hizo corto. Entre todos ellos se encontraba el escritor Alfredo Bryce Echenique. 'Es un poeta como la copa de un pino', dijo, para presentarle al que también lo es, Luis García Montero. El poeta granadino ha prologado el libro de sonetos de Sabina, Ciento volando de catorce (Visor), y le dedicó halagos tan sentidos que al cantante se le subió la color 'como a una virgen ruborosa, con lo puta que ha sido una'. Más risas. Los cursillistas de las clases de verano de la Universidad Complutense escucharon arrobados la voz sin música de Sabina, el 'Baudelaire con guitarra madrileña', según los versos de su amigo Montero, que también rió a gusto. Y como él sabe lo que conviene a su carrera, recitó lo que más aplausos recolecta entre los fans: los versos de 'caca, pedo, culo, pis'. 'Yo lo comprendo', bromeó otra vez. Pero también se escucha entre su rima la política, los homenajes a los amigos y la rebeldía irreverente que siempre le acompaña.
Montero advirtió al público, sin embargo, que no estaban sólo ante un crápula nocturno, sino ante un poeta que ha sabido medirse en lo más difícil, el soneto. Recordó el mundo propio que envuelve los poemas del cantante desde que se iniciara con la rima mucho antes de coger la guitarra, incluso antes de su exilio en Londres, y señaló que en su obra poética 'hay de todo menos azar'.
Algo más tarde, Sabina cambió la coca-cola por la cerveza, el cigarro fingido por el humo auténtico y explicó que ha elegido hacer sonetos precisamente 'porque son los de la técnica más difícil'. 'Para defraudar a aquellos que estarían esperando versos malos: iba yo por una esquina y me pegué un chute de heroína', o cosas así. Pues no, a Sabina le gustan los clásicos y animó a la gente a comprar esa misma tarde un libro de Quevedo, por ejemplo, aunque no está seguro de que la avalancha de jóvenes que ayer devoraron con fruición su poesía (alguno incluso pretendía que sus amigos le escucharan a través del móvil desde dios sabe dónde) sea indicio de que el género renace de la siesta. 'Sin poemas, la vida sería muy gris, pero no parece que esto vaya por ese camino. Ojalá'. Sin embargo, le ha sorprendido el éxito de ventas de su libro, que esperaban que se limitara a ese sector que compra habitualmente poesía. 'No pensé que esto fuera a ser así, ni que vinieran a escucharme de esta manera, no', dijo.
Se siente 'avergonzado' por ese éxito que deja a muchas cabezas de distancia en las librerías a los grandes, como a Ángel González, o al propio Montero, citó. 'Creí que me lapidarían por adulterio, pero han estado simpáticos, creo que quieren que les invite a una copa. Estoy agradecido y sincero', confesó. Pero aclaró que vender mucho no significa ser el mejor. 'Ya veis, Julio Iglesias es el que más vende'.
Se siente cómodo con 'la banda' de poetas con la que se mueve últimamente: 'Más golfos que todos los rockeros que he conocido en mi vida. Que me están quitando la salud', exageró.
Joaquín Sabina ha querido ser escritor siempre. 'Pero la vida me llevó a ser cantante y le agradezco a la vida que lo hiciera: es más excitante gritar la poesía a la gente'. Eso ha hecho siempre que se ha subido a un escenario y ahora va a recorrer el camino al contrario. Su próximo libro, Con buena letra, será una recopilación de canciones con apuntes al margen, algunas antiguas y otras que nunca sacó del cajón. Lo editará Temas de Hoy y tendrá dibujos del autor: 'Como dibujante no soy mal escritor'.
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