Un libro escrito por ChatGPT nos cambiará la vida

La entrañable frase que habla de tener un hijo, plantar un árbol y escribir un libro lleva décadas garantizando la supremacía de la escritura sobre el resto de las habilidades humanas con desarrollo creativo. “Escribir un libro”, no pintar un cuadro o hacer una performance. Esa es una de las grandes diferencias entre la Feria de Arte Contemporáneo y la Feria del Libro de Madrid, que se inaugura este viernes. Mientras que en Ifema no abundan los lienzos ni las instalaciones site specific firmados por políticos, youtubers o famosos, las mayores colas del Retiro se las llevan ellos. Es raro, pero es coherente.

Es raro porque el ser humano aprende a dibujar antes que a escribir. También porque la tendencia dominante en Arco es el arte conceptual, es decir, el que valora la idea por encima de la ejecución física de una obra, cuyo titular bien puede no haberse ensuciado las manos para realizarla. ¿Por qué entonces tenemos un libro y no una videoinstalación de Colate o del príncipe Harry si sus memorias las han redactado, aunque no aparecen en la cubierta, Patricia Navarro y J. R. Moehringer, respectivamente?

Es coherente porque vivimos un democrático y desbordante tiempo de conciertos sin música en directo, inteligencia artificial, autotune y playback. Arthur Cravan, boxeador y poeta, anunció que llegaría un día en que para caminar por la calle habría que ir apartando a los artistas. Ha llegado ese día. Como querían los románticos, ya vivimos poéticamente. En marzo pasado el rapero Rayden anunció que dejaba la música para dedicarse a la novela. Echaremos de menos sus canciones.

En 2021 la feria de Madrid, celebrada en otoño, controló el aforo debido a la pandemia. La medida tuvo dos efectos: las librerías solo querían autores que garantizaran un mínimo de firmas, es decir, de ventas, y el público de los ídolos de masas colapsó el recinto. Por suerte, el darwinismo editorial pasó como la covid y vuelve eso que llaman bibliodiversidad. Con algún matiz: aquellos que no necesitan escribir un libro para publicarlo tienen todos los derechos, al contrario que aquellos que no solo lo han escrito sino que además se lo han pagado ellos mismos. Por reglamento, la autoedición no cabe en el Paseo de Coches. Como el audiolibro o el ebook.

No falta quien cada año se queja del intrusismo de los famosos. ¡Puristas! Lo que importa es la experiencia, como en los restaurantes de vanguardia. La experiencia y su efecto. Algún día nos cambiará la vida un poema escrito por ChatGPT. ¿Y? Los carentes de prejuicios y los nostálgicos de Sálvame pueden, por ejemplo, acercarse al primer libro de Jorge Javier Vázquez, La vida iba en serio. Publicado hace ya una década, narra la infancia y juventud del presentador en San Roque, el barrio de Badalona del que salió para firmar en el Pronto con pseudónimos como George Scott o Héctor Banderas. Patina cuando fuerza la intriga para ser “novela”, pero son unas dignas memorias con fondo de liberación homosexual, lucha de clases y relaciones familiares. Pura actualidad literaria.