Reino Unido devuelve a Australia cuatro lanzas aborígenes que se llevó el explorador James Cook
Las armas, expoliadas en 1770, se entregan cuando arrecia la polémica entre Grecia y Reino Unido por la restitución de los frisos del Partenón
Cuatro lanzas aborígenes que se llevaron el explorador británico James Cook y su tripulación cuando llegaron por primera vez a Australia en 1770 volverán a la comunidad aborigen local de Sídney y se expondrán en un nuevo centro de visitantes, según han anunciado las partes este jueves en una rueda de prensa en Bare Island (Sídney). Las armas, custodiadas por la Universidad de Cambridge, son las únicas que se conservan de las cuatro docenas que expoliaron los primeros colonialistas, según las investigaciones realizadas. La devolución se produce tras una campaña emprendida por los indígenas hace 20 años para su repatriación y mientras arrecia la polémica entre Grecia y Reino Unido por restituir los frisos del Partenón, que suponen más de la mitad del conjunto escultórico del templo y que se conservan en el Museo Británico.
El pasado diciembre, el presidente del patronato del British Museum, el exministro de Economía George Osborne, se reunió en varias ocasiones con el primer ministro griego y otros miembros de su Ejecutivo, pero ninguna de las dos partes hizo declaraciones. La disputa llevaba décadas provocando debates incendiarios en el Reino Unido y Grecia. A esto se sumó que el papa Francisco decidió devolver a Grecia los tres fragmentos de mármol del Partenón que se conservan desde hace siglos en los Museos Vaticanos en esa época.
El capitán Cook pisó por primera vez Australia en una playa de la bahía de Botany, al sur de Sídney, donde dos hombres del clan Gweagal de los pueblos Dharawal, los habitantes naturales de la tierra, desafiaron su llegada y la de su tripulación. Muchos australianos consideraron durante mucho tiempo el desembarco de Cook como un acontecimiento fundacional de la historia moderna de Australia. Sin embargo, esta opinión es cada vez más controvertida, dado que los aborígenes ya vivían en esa tierra desde hacía miles de años y fueron despojados de ellas. Además, muchos culpan a la colonización de los problemas actuales de la etnia.
Las lanzas acabaron en el Reino Unido y se donaron al Trinity College de Cambridge en 1771. Desde 1914, el Museo de Arqueología y Antropología (MAA) de la universidad se ha ocupado de ellas, salvo durante breves préstamos a museos australianos. El profesor Nicholas Thomas, director del MAA, explica en un comunicado que las lanzas eran “excepcionalmente significativas”: “Son los primeros objetos recogidos por un europeo en cualquier parte de Australia. Reflejan los inicios de una historia de incomprensión y conflicto. Su importancia se verá reforzada por su devolución a su país”.
La directora del Trinity College, Dame Sally Davies, expone en ese mismo comunicado que la universidad se había comprometido a “abordar los complejos legados del Imperio Británico” y que devolver las lanzas era “la decisión correcta”.
Ray Ingrey, presidente de la Fundación Gujaga de la comunidad, ha explicado en declaraciones a la BBC que el pueblo Gweagal tenía una profunda conexión espiritual con las lanzas de madera de múltiples puntas. “Forman parte de una historia de ensueño que nos cuenta cómo surgió nuestro pueblo. No se trata solo de que tengan más de 253 años de antigüedad, lo que nos permite conocer nuestro pasado histórico, sino también de esa conexión espiritual, que hace que sea aún más importante”, ha aclarado.
Según Ingrey, las lanzas fueron expoliadas cuando los indígenas se retiraron a la selva tras un violento encuentro con el grupo de desembarco británico en el que se dispararon mosquetes. “La tripulación empezó a recorrer su campamento, recogiendo artefactos y cualquier cosa que pudieran llevarse. Juntaron entre 40 y 50 lanzas y se subieron al Endeavour [el barco de Cook]”, ha relatado.
Ingrey ha asegurado que el momento le produce “emociones encontradas”, pues reconoce el papel desempeñado por el Trinity College en la conservación de las lanzas: “Ha pasado mucho tiempo para nosotros. Nuestros mayores, hace más de 20 años, iniciaron una campaña para devolver estos objetos culturales. Muchos ancianos, sobre todo mujeres mayores, ya no están con nosotros. Es un día de alegría, pero también de tristeza porque no están aquí para celebrarlo. También es un día para que todos los australianos, e incluso la comunidad británica, reflexionemos sobre nuestra historia”.
Babelia
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