El Obispado de Córdoba quiere priorizar “la herencia cristiana” en un centro de interpretación de la Mezquita-catedral
El proyecto de ampliación del museo diocesano alude a la necesidad de frenar “la reducción cultural tan fuerte” de la ciudad a lo islámico que “eclipsa el brillante pasado visigodo, romano y cristiano”
La ampliación del museo diocesano con la incorporación de un centro de interpretación de la Mezquita-catedral de Córdoba, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, es un empeño largamente acariciado por la diócesis de la provincia y que, aunque no tiene fecha concreta de inauguración, está muy cerca de convertirse en realidad. La iniciativa, sin embargo, no abandona la ofensiva contra la indiscutible y evidente influencia islámica de todo el conjunto monumental de la que ha hecho bandera en los últimos años su obispo, Demetrio Fernández, tal y como deja constancia el proyecto para reforma del enclave museístico en el Palacio Episcopal al que ha tenido acceso este diario.
La justificación de la reforma advierte claramente de que “la necesidad de rediseñar todo el espacio se deriva de la constatación de que Córdoba se encuentra marcada con una etiqueta cultural muy potente: la de ciudad musulmana. La reducción cultural es tan fuerte que tiene la capacidad de eclipsar el brillante pasado visigodo, romano y cristiano, rico en manifestaciones artísticas y que ha dejado huellas indelebles en la historia y en la cultura actual de la ciudad”.
El proyecto, que cuenta con el visto bueno de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía, fue reformulado por la diócesis en abril de 2018, después de que el área de urbanismo del Ayuntamiento —entonces gobernado por PSOE e IU― rechazara la apertura de una escalera por “atentar contra el patrimonio histórico” y cuestionara que las taquillas para los visitantes que se encuentran en el Patio de los Naranjos se trasladaran al Palacio Episcopal. En el nuevo documento, que sí ha aprobado el nuevo gobierno municipal, en manos de PP y Cs, se contempla que el centro de interpretación se establezca en ese edificio y no en la propia Mezquita; una decisión a la que siempre se opusieron las plataformas ciudadanas en defensa de la titularidad pública del monumento y en la que se reafirman tras conocer las justificaciones que ofrece el cabildo para su ubicación.
“No solamente impediría a los vecinos acceder al Patio de los Naranjos libremente, ya que se necesitaría comprar la entrada, sino que aboca a que todo el turismo pase necesariamente por el Palacio Episcopal y quede a expensas del contenido que la diócesis le quiera dar a ese centro de interpretación”, explica Miguel Santiago, portavoz de la Plataforma Mezquita-catedral, que ha alertado de los objetivos que persigue el proyecto de museización de la diócesis. En ese documento se especifica que entre los “objetivos científico-didácticos está el de completar la visión reduccionista de la historia de Córdoba” y “mostrar la aportación de la presencia cristiana en la matriz cultural de la ciudad”.
“Está bien que se ponga en valor y se resalte el pasado judío o cristiano de Córdoba y la Mezquita, pero no en detrimento o a costa de ocultar la parte islámica que, por otra parte, es imposible porque es la principal fuerza del monumento y el reflejo del mayor momento de esplendor de la ciudad”, explica José Miguel Puerta, catedrático de Historia del Arte de la Universidad de Granada y autor del libro publicado en árabe, La mezquita omeya de Córdoba, cúpula del islam en Al Andalus. “Hay que abordar estos aspectos desde el punto de vista del humanismo, silenciar el pasado, evidencia cierto complejo de inferioridad”, abunda.
Puerta recuerda que esta no es la primera vez en la que el obispado trata de minimizar la importancia y la influencia islámica de la Mezquita. En 2017, en una entrevista ofrecida para la Revista 17… Un análisis del estado de la cultura en Córdoba, Fernández aseguró: “En realidad, los Omeyas, los califas, no tenían arquitectos propios ni crearon un arte nuevo, no es arte musulmán. Fueron a por sus paisanos cristianos de Damasco y los trajeron a Córdoba. Pero el arte no es musulmán. Es bizantino”. Y añade: “Es cristiano bizantino. Los moros [sic] solo pusieron el dinero”. “Los musulmanes veían el islam como una continuación del cristianismo y es en Oriente Medio, de donde son originarios los Omeyas, donde están los mejores ejemplos de edificaciones en las que el arte cristiano y el musulmán conviven”, indica el profesor. E incide en que la Mezquita-catedral es un ejemplo de esa coexistencia con la presencia de capiteles romanos y visigodos.
Apelación al turismo
En el informe presentado a la Gerencia de Urbanismo del Ayuntamiento cordobés, se alude al turismo como ejemplo de “las realidades que manifiestan más claramente el reduccionismo islámico”. “A pesar de que la oferta turística cordobesa es básicamente cultural, gira exclusivamente en torno a un eje: la antigua Mezquita. Por esta razón, Córdoba tiende a convertirse en una ciudad de paso con una única visita obligada, lo que redunda en la escasa pernoctación en la ciudad. Se minimiza la visita de la sinagoga, los museos, los monumentos romanos, el Alcázar de los Reyes Cristianos y numerosas iglesias muy ricas en patrimonio”. Esta afirmación, que si bien es cierta en cuanto que la Mezquita es un punto de referencia turístico-cultural de la ciudad —es el tercer monumento más visitado de España, después de la Alhambra de Granada y la Sagrada Familia de Barcelona―, no viene sustentada por los datos ofrecidos por el Instituto Municipal de Turismo de Córdoba.
En su última encuesta referida a las estadísticas del segundo trimestre de 2022, se concluye que la media de estancia de los visitantes es de 2,9 días, un 16% más que en el mismo período de 2021. Y en cuanto al reduccionismo islámico, la sinagoga (141.845 personas) y el alcázar (122.091) se encuentran en tercera y cuarta posición, seguidos de lejos por el conjunto arquitectónico de Medina Azahara (60.145) —también declarado Patrimonio de la Humanidad―. La segunda la ocupa la Mezquita-catedral (496.830), porque, en primer lugar, casi doblando el número de visitantes, se encuentran las rutas a todos los monumentos cordobeses (873.595), lo que desmiente la tesis del Obispado de que el turista solo tiene como objetivo el templo omeya.
El Obispado ha declinado hacer declaraciones para este periódico sobre el proyecto para la ampliación del museo diocesano y la reorganización de las zonas de acogida y atención al visitante. En diciembre de 2022, su titular explicaba que lo que se pretende con el centro de interpretación es “crear un espacio de acogida de visitantes para mostrarles la riqueza de una historia vivida por esta diócesis, en la cual se encuentra como lugar sagrado singular el Conjunto Monumental Mezquita-catedral, pero no solo eso”. En ese sentido de reducir la influencia musulmana, Fernández insistió: “Antes de la mezquita hay una basílica visigótica y, después de la época musulmana, que nos dejó este precioso templo, hay una historia viva acumulada. Espero que resulte atrayente a los visitantes de nuestra ciudad”. Entonces, también afirmó que estaba pendiente de licitar la ejecución concreta del centro de interpretación, cuya fecha de inauguración tampoco ha querido precisar el Obispado a este diario.
Los últimos estudios arqueológicos cuestionan la existencia de una iglesia visigótica en los cimientos de la Mezquita, según recuerda Puerta. Lo que preocupa a la Plataforma Mezquita-catedral del informe presentado es cómo se aborde contenido de ese centro de interpretación y cómo se incluya la Mezquita dentro del objetivo principal del museo: “Proporcionar claves para entender las aportaciones de la cultura cristiana y su papel en la construcción de la ciudad” con el interés de “completar el discurso del Conjunto Mezquita Catedral y resto del patrimonio arquitectónico”. “Ellos hablan de crear un circuito explicativo de la presencia cristiana en Córdoba y la Mezquita queda diluida en ese circuito”, explica Santiago. La plataforma a la que pertenece está tratando de ponerse en contacto con el embajador de España ante la UNESCO para advertirle de esta situación. “La UNESCO no debe preocuparse de que el conjunto se preserve desde el punto de vista material, también debe hacerlo de su valor inmaterial”, advierte su portavoz.
Su organización lleva años denunciando la estrategia del Obispado de opacar la esencia musulmana de la Mezquita-catedral, que comenzó a construir el emir omeya Abderramán I en el siglo VIII, vivió sucesivas ampliaciones hasta el X y se convirtió en catedral cristiana en el siglo XIV. Más allá de la cuestionable inmatriculación por la Iglesia en 2006, en 2015 el cabildo catedralicio pasó a denominar solo catedral al conjunto monumental, describiendo como mera “intervención islámica” en el folleto explicativo a los dos siglos y medio de construcción y uso del templo por parte de los omeyas. Santiago también recuerda la retirada de una de las cuatro celosías de la Mezquita-Catedral de Córdoba que realizó el arquitecto Rafael de la Hoz en 1972 y que el Cabildo desmanteló en 2017 para que pudieran acceder los pasos de la Semana Santa.
“Cualquier tipo de proyecto debe realizarse con equilibrio y objetividad, sin utilizarlo con fines ideológicos”, advierte Puerta, que recuerda: “Sin la mezquita, la catedral de Córdoba sería una más”. El profesor llama la atención sobre lo inusual de querer minimizar el pasado islámico del templo por parte de la Iglesia. “En el extranjero llaman la atención estas tensiones religiosas que en otros lugares resultarían impensables”, abunda. Entre los cordobeses también. No en vano, muchos todavía dicen que van “a misa a la Mezquita”.
Más de 80 millones de euros de ingresos de la venta de entradas hasta 2030
“No entendemos ese interés cuando la Mezquita es su principal fuente de ingresos”, señala Miguel Santiago, portavoz de la Plataforma Mezquita-Catedrdal. De acuerdo con el nuevo Plan Director de la Mezquita-catedral, que aún no tiene el visto bueno de la Consejería andaluza de Cultura, el cabildo prevé ingresar 80,5 millones de euros entre 2021 y 2030 con la venta de entradas - 16,5 millones de euros entre 2021 y 2023: 3 millones en el 2021, 5,5 en el 2022 y 8 en el 2023-. En 2022, tras la recuperación de la pandemia, las visitas se recuperaron llegando a los más de 1,56 millones. 2019 que fue el año con mayor afluencia de turistas de su historia, 2.079.160, que dejaron unos ingresos en las arcas eclesiásticas de 15.427.000 euros, de los que un 33% se destinó a mantenimiento y conservación del conjunto y el resto a distintos conceptos sobre todo vigilancia y seguridad, personal y “labores caritativas”, según los datos publicados por el Cabildo.
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