Muere Jeff Beck, uno de los mejores guitarristas del rock, a los 78 años
El músico, innovador y crucial en la evolución del blues-rock, había contraído, “repentinamente”, una meningitis bacteriana
Fue uno de los mejores guitarristas de la historia del rock. Elegante hasta cuando utilizaba la distorsión, innovador, crucial en la evolución del blues-rock. En la lista de los mejores guitarristas de la historia elaborada por la revista Rolling Stone figura en el puesto número cinco, tan solo por detrás de Jimi Hendrix (el primero), Eric Clapton (segundo), Jimmy Page (tercero) y Keith Richards (cuarto). Tenía 78 años y, según ha comunicado su familia a través de su cuenta oficial de Twitter, el músico había contraído, “repentinamente”, una meningitis bacteriana. Falleció en un hospital cerca de su casa, una finca rural en el sur de Inglaterra. Uno de los primeros en despedirle ha sido Jimmy Page, fundador de Led Zeppelin, quien ha escrito en sus redes sociales: “El guerrero de las seis cuerdas ya no está aquí para que admiremos el hechizo que podía tejer alrededor de nuestras emociones. Jeff podía canalizar música desde lo etéreo. Su técnica única. Su imaginación ilimitada. Jeff, te echaré de menos junto con tus millones de fanáticos. Descansa en paz“.
Beck, nacido en Wallington (Inglaterra) en 1944, forjó su leyenda en la década de los sesenta y los setenta. Primero con The Yardbirds y luego con su propia banda, The Jeff Beck Group. The Yardbirds pasará a la historia como la banda que tuvo en sus filas a tres de los grandes de las seis cuerdas: Eric Clapton, Jeff Beck y Jimmy Page. Beck empezó a cantar cuando era un niño en el coro de la iglesia de su barriada y más tarde ingresó en la Escuela de Arte de Wimbledon. Paralelamente comenzó a adiestrarse con la guitarra después de escuchar a Les Paul. A principios de los sesenta Inglaterra bullía de pop y rock and roll. Un pirado por el rhythm & blues negro, Ian Stewart (pianista y sexto rolling stone), le aficionó al bullicioso y profundo estilo de Chuck Berry o Howlin’ Wolf. Una de sus primeras experiencias profesionales fue tocando para el alocado Screaming Lord Sutch.
Cuando Beck entró en The Yardbirds, en 1965 y para reemplazar a Clapton, comenzó a cimentar su personalidad como guitarrista. Un ejemplo de esa búsqueda es Shapes of Things, donde utiliza los efectos para crear una atmósfera psicodélica, bastante innovadora en esa época. Años más tarde se publicó una versión alternativa de esta canción mucho más distorsionada. Jimi Hendrix confesó que el estilo de Beck en esta pieza le había influido enormemente. Beck y Jimmy Page llegaron a coincidir en The Yardbirds. Para demostrarlo ahí está el duelo que mantienen en una escena de Blow Up, la película de 1966 dirigida por Michelangelo Antonioni. En aquella histórica filmación, Beck destroza su guitarra golpeándola contra el amplificador y luego pisoteándola de forma salvaje.
Pero lo mejor de Beck estaba por llegar. Ya fuera de The Yardbirds formó The Jeff Beck Group junto al vocalista Rod Stewart y al bajista Ronnie Wood (luego guitarrista en los Faces y los Rolling Stones). Con los dos discos editados por esta formación, Truth (1968) y Beck-Ola (1969), Beck establece las bases del blues-rock y hasta del rock duro. Page ha reconocido que Truth le cautivó y fue crucial para luego componer el primer disco de Led Zeppelin, editado en 1969. La guitarra en estos discos suena áspera y robusta en los pesados riff y sofisticada y nerviosa en los punteos. Escuchar la versión de Willie Dixon I Ain’t Superstitious es meterse en el diabólico estilo de Beck, una guitarra que sabe dejar espacio a la carnosa voz de Rod Stewart. Truth y Beck-Ola, dos obras maestras.
En 1969, sus planes de asociarse con Tim Bogert y Carmine Appice, exintegrantes de Vanilla Fudge, se vieron truncados por un accidente de coche en el que se fracturó el cráneo y que lo mantuvo inactivo por casi dos años. Más tarde consiguió formar Beck, Bogert & Appice, pero la vida fue breve y empezó a grabar álbumes en solitario. En 1975 publicó el recomendable Blow by Blow y en 1976 Wired, trabajos básicamente instrumentales. Alérgico al estancamiento, dejó el pesado blues-rock y puso su Fender Stratocaster (casi siempre utilizaba ese modelo) al servicio del jazz-fusión, el funk o lo progresivo. Son álbumes complejos, excitantes y objetos de estudio hasta hoy por las revistas de guitarra.
Beck ha continuado desde entonces publicando una decena de discos con la impresión de que ninguno ha llegado a calar. Y colaborando para gente como Tina Turner, Mick Jagger, Roger Waters, Jon Bon Jovi, Rod Stewart, Stevie Wonder o Stanley Clarke. Ganó ocho premios Grammy y era miembro del Salón de la Fama del Rock por partida doble, por su carrera en solitario y como miembro de The Yardbirds. Sin embargo, nunca tuvo un reconocimiento a la altura de Hendrix, Clapton o Page. Una de las razones es las pocas ganas que tenía de hacer carrera en su solo estilo. Prefería diversificarse, la aventura. Y el ensimismamiento: siempre tocaba para darse placer y no para adaptarse a los gustos del gran público. También le lastró que no tuvo relevancia como cantante: Page tampoco, pero mantuvo una solida carrera con una banda, Led Zeppelin, cosa que nunca consiguió Beck. Si hubiera mantenido por más años la primera formación de Jeff Beck Group (con Stewart, Wood y Nicky Hopkins), seguramente hubiera alcanzado más reconocimiento.
Aficionado a la velocidad, amasó una colección de coches antiguos. El guitarrista, que estaba casado desde 2005 con Sandra Cash, tuvo varios achaques en los últimos años. En 2014, con 69 años, se vio obligado a cancelar su gira europea con 42 conciertos por motivos de salud. Aun así, el músico había estado activo casi hasta el último momento. El año pasado publicó un disco junto al actor Johnny Depp titulado 18. Otro de los que se sumó ayer al pésame fue Rod Stewart, compañero en los sesenta, que le despidió ayer así: “Jeff Beck era un músico de otro planeta”. No le falta razón...
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