Carolina Bang: “Los productores somos los andamios de la obra”
La actriz lidera junto a su pareja, Álex de la Iglesia, la empresa Pokeepsie Films, que levanta al año cinco películas y series
Carolina Bang (Santa Cruz de Tenerife, 37 años) es actriz, pero no ejerce. También productora, y de eso sí que trabaja en Pokeepsie Films, la empresa que lidera junto a su marido, Álex de la Iglesia, al que conoció en 2008 la serie Plutón B. R. B. Nero. De ahí no solo salen las películas y las series del cineasta bilbaíno, sino también filmes de Eduardo Casanova, Ignacio Tatay, Zoe Berriatúa o Manuel Bartual.
Pregunta. ¿Qué le queda de Noruega por las venas [sus apellidos reales son Herrera Bang, y es escandinava por parte de madre]?
Respuesta. Muy poco. Mi abuelo materno era noruego y su esposa, mi abuela, alemana. Pero me gusta decirlo, me gusta que esté ahí y tengo pendiente el viaje a Noruega. Soy canaria de nacimiento, aunque vine con seis años a Madrid. Hay mucho cariño en mi corazón a Tenerife, porque voy bastante allí, me quedan amigos y me lo paso bomba en la isla.
P. ¿Y de actriz cuánto queda?
R. Pues es que no me ha vuelto a apetecer. Tengo hasta representante. Sin embargo, aquella llamada que sentí de joven, cuando necesitaba actuar [fue candidata al Goya a actriz revelación con Balada triste de trompeta], ahora me la provoca la producción. He cambiado de rumbo y siento que se me da bien.
P. El despacho de De la Iglesia es como media cancha de baloncesto repleta de lo que los aficionados al terror, al fantástico o al cómic ansiarían coleccionar; el suyo destaca por su sobriedad y por ser mucho más pequeño. Eso sí, encajado en una esquina, encima de un pedestal y a su espalda, hay un Hulk de tamaño natural furioso y chocando contra el techo. Ese Hulk, ¿no es Álex vigilándole?
R. Noooo, Álex no es tan fiero como lo pintan.
P. ¿Le divierte ser la jefa de todo esto?
R. Sí, aunque más que jefa, los productores somos los andamios de la obra, un papel fundamental en la sombra. La labor es preciosa y te involucra en todo el proceso: desde que eliges reparto hasta que el producto llega a salas o a plataformas. Lo has parido, por eso no necesitas focos —yo al menos no lo echo de menos— que subrayen tu trabajo. Eso sí, en España creo deberíamos reivindicar mucho más nuestra figura.
“Alguna vez, como productora, he tenido que oír eso de ‘¿Tú no eres la graciosa que actúas?”
P. Y entrando en esta reivindicación, está además el papel de las mujeres productoras.
R. Pues justo ahora somos muchas, y en este sector se ha notado el incremento. Hay otras profesiones del audiovisual donde existe mayor desequilibrio hombre/mujer. Intento enfocar mi vida en positivo, así que creo que vamos bien. Por supuesto, siempre hace falta más para lograr la paridad. Este año tras las grandes películas en casi todas hay una mujer en su producción. Logramos la misma calidad con mucho menos dinero. No quiero caer en el cliché de que seamos más ordenadas o fiables... Pero sí hay un elemento determinante: ponemos mucha pasión en lo que hacemos, porque nos cuesta más alcanzar la meta. Contamos con presupuestos más ajustados, no nos podemos permitir inconsciencias.
P. ¿Cuántos proyectos le llegan liderados por directoras?
R. Pues muy pocos. En estos meses es cierto que han aumentado. En el pasado festival de Sitges se notó el incremento. Hay, además, pocas cineastas que acepten encargos, una política que debemos cambiar. Ojalá todos aceptemos este proceso de industrialización. Todavía son tan pocas las directoras, que están en la lucha de vindicar el hueco, en que puedan contar nuestras historias. Llegará el momento, y será el siguiente paso, en que la industria haya directoras que acepten proyectos externos.
P. ¿Aquí quién manda?
R. Todas las decisiones se consensúan entre ambos. Los dos leemos los guiones, y tendemos a que Álex luego supervise la parte artística y yo la financiera. Si hay un guion que nos ha gustado a uno de los dos, lo compartimos leyéndolo en voz alta... En realidad, lo lee en alto Álex por su voz prodigiosa. Solemos estar bastante de acuerdo, y a veces sí disentimos cuando entiendo que es una historia demasiado grande, costosa, para la industria en la que trabajamos. Se caen más proyectos por ese lado que porque haya diferencias creativas. En realidad, el 90% de los problemas en una producción nacen de la falta de dinero. Con Álex, cada euro aparenta en pantalla el triple.
Las productoras ponemos mucha pasión en lo que hacemos, porque nos cuesta más alcanzar la meta. Contamos con presupuestos más ajustados, no nos podemos permitir inconsciencias”
P. Usted ha dicho que le ha costado más parir películas que a sus dos hijas.
R. Claro, es que es más largo, una producción dura más que un embarazo. Y en tres ocasiones se me han caído sendos proyectos a días de empezar a rodar, y es superfrustrante. Aunque ganan los momentos de felicidad, como lograr sacar adelante la serie 30 monedas, en la que aprendí muchísimo.
P. ¿Se ha encontrado alguna vez miradas displicentes ante su labor?
R. Sí, por ser mujer, por la juventud, por ser actriz convertida en productora. Alguna vez he oído eso de “¿Tú no eres la graciosa que actúas?”. Eso es un lastre español, porque en Hollywood es habitual que los actores produzcan. Aquí ya es normal que dirijan, el último es Mario Casas; sin embargo, la producción suena más raro. Ahora, en Pokeepsie, estamos enlazando un rodaje tras otro. Hoy mismo estamos filmando la película de Eva Hache [Un día malo lo tiene cualquiera], y no tengo tiempo para ir al rodaje, con lo que me gustan... Aquí estoy, haciendo hojas de Excel.
No me apetece dirigir. Con uno en casa, vale. Ni siquiera me he puesto a escribir ante una hoja en blanco”
P. ¿No le apetece dirigir?
R. No, con uno en casa, vale. Ni siquiera me he puesto a escribir ante una hoja en blanco.
P. Casi solo hacen terror.
R. Es lo que nos divierte. Y porque viaja muy bien por todo el mundo. Un susto te hace saltar aquí y en China. Sin embargo, nos gustan más géneros, como la comedia [acaba de estrenar de El cuarto pasajero, de De la Iglesia]: estamos haciendo ahora con la serie Monos con pistola; o muy personales, como las películas de Eduardo Casanova. Aquí levantamos cinco o seis proyectos al año... que ya son, ¿eh?
P. ¿Y en un futuro, qué?
R. Pues mira, algo infantil, algo que puedan ver mis hijas. En eso ando, en algo para preadolescentes.
Babelia
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