Hermosa Márcia: el valor inquebrantable de una madre brasileña

Hay un momento en la historia del cómic Escucha, hermosa Márcia (Astiberri, 2022) en el que la protagonista encuentra tirado en el suelo un disco de modinhas imperiais, un género musical de baladas sentimentales que surgió a partir de la segunda mitad del siglo XVIII y que alcanzó notable éxito en Portugal y Brasil. El descubrimiento fortuito de un tema que lleva su nombre, Márcia, proyecta en la sorprendida oyente una renovada mirada sobre ella misma y le provoca un chute de energía y autoestima para seguir luchando: “Yo ni suspirar sabía antes de conocerte, pero después de ver tus ojos, sé suspirar, sé morir”. La canción tiene el mismo título que Marcello Quintanilha (Nitéroi, Estado de Río de Janeiro, 1971) ha elegido para contar la historia de superación de una mujer brasileña que se aferra a la vida en un entorno donde la violencia es habitual. Márcia es enfermera en un gran hospital de Río y compagina ese empleo con el cuidado de una señora que sufre alzhéimer. Ambas viven en la misma ciudad, pero en mundos completamente distintos. La señora, en un gran apartamento con vistas a la playa; Márcia, en una favela donde el aire siempre está cargado y las relaciones son tensas. En casa de esa señora a la que cuida y aprecia desde hace años es donde Márcia descubre su canción.

Para Quintanilha, que vive en Barcelona desde hace más de 20 años y atiende por teléfono a las preguntas de EL PAÍS, el descubrimiento de esa pieza musical sirve de catalizador a la protagonista para recuperar el apego por la vida. “El arte tiene la capacidad de ponernos en contacto con nosotros mismos porque despierta mecanismos que nos emocionan, que desarrollan nuestra humanidad”, dice. Y añade tajante: “El arte es extremadamente importante en el momento actual”.

El libro muestra con realismo y crudeza cercanos al cine social cómo las bandas de narcotraficantes, la corrupción policial y el abandono institucional dejan a la población de las favelas desprotegida de múltiples violencias. En el caso de la protagonista, también la de su propia hija Jaqueline, con la que mantiene un pulso de enorme tensión afectiva y física. “La historia de Márcia”, cuenta Marcello Quintanilha, “es la de una mujer que debe tomar una decisión extremadamente difícil. Tiene incluso que subvertir la naturaleza de una madre en un momento dado. Ese aspecto de una persona que tiene que tragarse a sí misma me interesa mucho porque no está muy tratado en el cómic. Yo veo a Márcia como una persona que no ha tenido la oportunidad ni el derecho de vivir su propia fragilidad”.

Ese desequilibrio está bien reflejado en un trabajo con una profundidad argumental espectacular. En un tiempo donde abundan deshumanización y soledad no deseada, la historia de Márcia refleja la lucha de una mujer valiente por evitar el vacío. Quintanilha cree que esa perspectiva de superación individual es clave cuando “por fin” Bolsonaro ha abandonado la presidencia del país más grande de América Latina. El autor, que escribió y dibujó la historia durante el encierro por la pandemia intentando encontrar una “respuesta a la desconexión de la realidad” que atravesaba la sociedad, se muestra entusiasmado con los resultados de las elecciones en su país: “Lo más importante es que las fuerzas democráticas se han juntado para vencer al fascismo, y esto me enorgullece mucho como brasileño. No han sido solo las fuerzas de izquierdas, sino también algunas de derechas”. Y profundiza sobre el desafío que se abre con la victoria de Lula: “Hay que reconstruir un país que se encuentra en una situación de extrema debilidad moral. Brasil está dividido casi por la mitad. Hemos llegado hasta aquí por el fomento de una política armamentística que nunca debía haber pasado”. Esa cultura de las armas y el desprecio hacia una parte de la población fomentada por Bolsonaro ha producido una enorme brecha social. Para el autor, el reto al que se enfrenta el país carioca a partir de ahora es “crear políticas de Estado que se preocupen por la gente, este es el gran desafío”.

Escucha, hermosa Márcia cuenta la historia de un reto mayúsculo, el de una madre coraje que junto a su marido y una hija de una relación anterior lucha por sobrevivir en un contexto atravesado por la violencia cotidiana de una sociedad machista donde el feminicidio es constante. Entre marzo de 2020 y diciembre de 2021, según un estudio del Fórum Brasileño de Seguridad Pública, 100.398 niñas y mujeres fueron víctimas de violencia sexual. En 2021 cada diez minutos hubo un abuso sexual, 56.000 mujeres fueron violadas y cada siete horas fue asesinada una mujer. En total 1.319 crímenes machistas registrados en el último año. En esa atmósfera tan demoledora, la obra de Quintanilha, que comenzó su carrera como ilustrador en 1988 y acumula una diversidad interesante de trabajos en el cómic, se presenta con una variedad cromática poderosa. Los colores de la historia son una metáfora de la “desconexión” entre la gente que vive como Márcia y personajes tóxicos para la humanidad “como Trump o Bolsonaro”. El libro con un guion complejo y fascinante, muy bien traducido al castellano por Mercedes Vaquero, es un soplo de fuerza en condiciones de dureza extrema.